El susto que se llevaron los habitantes del barrio Carlos García Lozada, contiguo a la avenida Camilo Daza, en el noroccidente de la ciudad, fue mayúsculo por cuenta de un incendio que se desató promediando las 4:20 de la tarde de ayer, que consumió dos viviendas y parte de la vegetación en la ladera de este sector de Cúcuta.
El llamado urgente de la comunidad, que utilizó las redes sociales para ese propósito, fue atendido por el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Cúcuta, que se desplazaron hasta el lugar tres vehículos apagafuegos, un camión cisterna y 16 unidades bomberiles, entre hombres y mujeres, quienes se dieron a la tarea de apagar las llamas, que amenazaban con extenderse a otras edificaciones, algunas de las cuales resultaron afectadas.
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La espesa columna de humo que se divisó desde diferentes puntos de Cúcuta y las llamas que se levantaron más de cuatro metros, causaron terror entre los habitantes de este humilde sector, muchos de los cuales salieron de sus casas para ponerse a salvo en un lugar distante, donde estuvieron viendo el trabajo de los bomberos por extinguir el fuego, quienes estuvieron apoyados por personal de la Policía, así como funcionarios de la empresa Centrales Eléctricas de Norte de Santander, que acudieron a desconectar las redes de la energía que fueron alcanzadas por el incendio.
La labor de los bomberos tuvo dificultades por lo empinado del lugar, ya que los carros cisterna solo pudieron llegar hasta cierto punto del barrio, lo que obligó a extender las mangueras cerca de 200 metros para poder verter el agua suficiente para sofocar las llamas y enfriar las latas retorcidas, madera y enseres que quedaron arrasadas por la conflagración.
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El parte preliminar del Cuerpo de Bomberos fue de dos casas de techo de zinc y tablas quemadas, al igual que los enseres de las dos familias damnificadas y aves de corral que no fue posible salvar de la candela, que por fortuna no dejaron ni heridos ni víctimas que lamentar.
Marlen Sulgey Balanta Jiménez, integrante de una de las familias afectadas por la conflagración, dijo que la alarma de lo que estaba ocurriendo la dio el vecino de la casa construida más abajo, quien les gritó para que salieran y fue así que no hubo víctimas.
La mujer entre lágrimas narró que perdieron todas sus pertenencias y la casa donde vivieron 23 años, que a pesar de ser una vivienda de tablas y zinc era el hogar de siete personas, entre ellas dos menores de edad, que hoy quedaron a la intemperie, por eso clamó por ayuda a las autoridades de Cúcuta.
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