La voz de Isabela se entrecorta. La mirada se envuelve en medio de lágrimas y la tristeza no le deja otra opción que agachar la cabeza y dejarse consolar por un abrazo. Esta escena se dio ayer en la mina La Mestiza, en zona rural de El Zulia, mientras que ella esperaba noticias de su prometido.
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La esperanza que tenía de casarse con Germán Blanco Martínez, el próximo mes, cada vez se extingue más por el accidente ocurrido el lunes festivo dentro del socavón.
Seis días después del trágico hecho, las posibilidades de hallar con vida al minero, de 25 años, cada vez son menos. Sin embargo, Isabela mantiene la ilusión de que ocurra un milagro.
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La jocosidad, la alegría y las ganas de salir adelante que caracterizan a Blanco siguen latentes entre sus familiares.
"Un día él me preguntó que, qué era lo que más me gustaba de un hombre y yo le dije que la sinceridad, el respeto y la lealtad, y desde ese momento fue el mejor hombre de todos, por eso me quería casar con él", contó Isabela, mientras no puede evitar dejar recorrer las lágrimas por su rostro.
Entre las últimas promesas que Germán Blanco le hizo a su prometida fue que en el momento en que se casaran, dejaría de trabajar en la mina, para no arriesgar tanto su vida. Fue hace dos semanas.
Justamente, el fin de semana antes de que se registrara la explosión en la mina La Mestiza, que dejó a 14 mineros atrapados, Blanco lo compartió junto con su futura esposa.
Disfrutaron en su casa, ubicada en El Zulia, el domingo pasado hicieron un paseo de río y todo estuvo rodeado de risas, amor y metas. Sin embargo, la mañana del lunes festivo todo se transformó en tragedia.
La última vez que Isabela habló con él fue minutos antes de que ingresara al socavón, de donde hasta el cierre de esta edición, solo habían logrado rescatar los cuerpos de ocho mineros.
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"Siempre hablábamos antes de entrar, cuando salía a almorzar y cuando terminaba de trabajar. Estaba pendiente de mí", recordó la mujer.
El comedor del ‘casino’, donde los mineros almuerzan, se convirtió ayer en uno de los escenarios de espera lenta y tortuosa, bajo la lluvia que cayó durante varias horas y provocó que la operación de rescate fuera mucho más lenta.
De repente, el silencio fue interrumpido por la expresión de dolor y el llanto de otra familiar que aún no tiene noticias de su ser querido.
Mientras observaba detenidamente una fotografía en su celular, el dolor aumentaba, las miradas de las demás personas se fijaron en ella, presenciando cómo tomó fuerte el equipo y lo apretó contra su pecho. Un momento conmovedor.
Una familia de mineros
Euclides Ibarra, de 53 años, es el mayor de once hermanos. Su vida la ha dedicado a trabajar en minería, al igual que la mayoría de sus hermanos.
Uno de los familiares de Ibarra, que desde hace algunos años se retiró de esta labor y decidió comprar una finca para vivir más tranquilo, sigue esperando que puedan hallar el cuerpo de su ser querido.
"Hay que ser realistas y es muy difícil que él esté vivo. Lo que queremos es encontrarlo, que lo saquen para saber que lo vamos a tener en un lugar", dijo el familiar.
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Asimismo, cuestionó que actualmente se registren tantos accidentes en minas, en comparación a cuando él se dedicaba a esta arriesgada labor.
"Antes no había tanto protocolo, no se veían tantos accidentes. Uno trabajaba más tranquilo, pero pareciera que entre más tecnología hay, más hechos lamentables ocurren", dijo.
Agua y escombros
Según se conoció, desde la noche del viernes el equipo de rescate tuvo que instalar una moto bomba para extraer el agua que está en el socavón, lo que ha dificultado las labores de los encargados para sacar los cuerpos de los mineros.
Durante la mañana de ayer llovió en la vereda El Albarico, donde está la mina, lo que mantuvo un panorama de espera y de labores incansables.
Además, se pudo establecer que al interior del túnel, tras la explosión, quedaron escombros, puertas atravesadas y elementos que dificultan el ingreso de los rescatistas.
"Todo está atravesado, toca ir poco a poco buscando y abriendo camino para ingresar y buscar. El trabajo ha sido incansable, con la instalación de la ventilación, en busca de los que están abajo", les dijo una ingeniera a algunos familiares que buscaban respuestas de los avances.
"El gas metano no se ve ni se huele. Es impredecible, en un momento se puede medir y no hay rastro, a los 10 minutos todo cambia y está ahí. El contacto con algo hizo la explosión", explicaba la experta.
Los hallazgos
Algunos familiares de los mineros, que aún permanecen en las instalaciones a la espera de alguna señal, aseguraron que cada vez que rescatan un cuerpo, los encargados les dejan observar una fotografía a través de una pantalla, para que identifiquen a su ser querido.
Sin embargo, el estado de descomposición dificulta que se llegue a un reconocimiento pleno de los mineros.
Precisamente, una confusión en los rasgos de un cadáver hallado la tarde del jueves, dio paso a la equivocación en la identificación del cuerpo.
Inicialmente, la familia de Víctor Alonso Sánchez Arévalo, de 34 años, adelantó los trámites para reclamar el cuerpo de su ser querido, creyendo que era él, sin embargo, resultó siendo el de Omar Arias Arias, otro minero que había quedado en el socavón.
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"Pensaron que era él, porque es calvo, pero resultó que no era, cuando íbamos con el ataúd para retirar el cuerpo, nos informaron en la Fiscalía que no era mi hermano", dijo la familiar de Sánchez.
Por eso, ayer regresó, junto con otros familiares, a La Mestiza, a seguir esperando alguna señal de su ser querido.
¿Quién responde?
Entre algunos familiares de los mineros que siguen atrapados en el socavón hay indignación por lo ocurrido.
"La mina estaba funcionando de manera ilegal. El 12 de mayo le levantaron la sanción que tenía hace un año, cuando también ocurrió un accidente y murió un minero, pero mi familiar llevaba más de un año trabajando acá y hay personas que tenían 3 años", dijo el doliente.
Asimismo, se cuestionó por qué el municipio no le hizo un seguimiento riguroso a los propietarios de la mina, para que laboraran con las reglamentaciones adecuadas.
"Ni si quiera se sabe quién es el representante legal. Los que nos dieron la cara fueron unos contratistas, que aseguraron no conocer al dueño", dijo el familiar.
La extracción
A las 3:30 de la tarde de ayer, la tensión y los esfuerzos de las entidades involucradas en el rescate de los mineros se concentraron en la extracción de dos cadáveres.
Los preparativos fueron rigurosos y los detalles de cada movimiento fueron dirigidos por la Agencia Nacional de Minería.
Antes de las 5:00 de la tarde salió el primer cuerpo, que rápidamente fue llevado a una carpa de la Cruz Roja, donde miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios adelantaron la inspección técnica.
Los familiares rodearon el lugar a la espera de cualquier indicio. Sin embargo, todo avanzó lentamente, para lograr un acercamiento a la identidad. Al menos 40 minutos después fue extraído el segundo cadáver del socavón.
Los cuerpos están siendo traídos al Instituto de Medicina Legal, en Cúcuta, para que se haga la plena identificación.
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