Hoy se completan cinco días de labores de los organismos de socorro y de Salvamento Minero en la intensa búsqueda de los 14 obreros que quedaron atrapados dentro de un socavón de la mina La Mestiza, ubicada en zona rural de El Zulia.

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El personal que está participando en el rescate de los mineros trabaja en tres turnos sin parar, pero eso sí, con las precauciones de rigor para evitar que la tragedia sea mucho más grande.

Así como los socorristas, los familiares de las víctimas también llevan el mismo tiempo esperando a que encuentren a sus seres queridos. Algunas personas ya se resignaron a creer que están muertos, pero aún hay otras que guardan la esperanza de que Dios haga un milagro y que los hallen con vida.

En las caras de los rescatistas como en la de los familiares ya se empieza a notar el desgaste, el cansancio y la angustia de no poder dar rápidamente con los mineros y es que a medida que pasa el tiempo, la operación de ubicación y extracción de ellos presenta más obstáculos.

Primero fue la acumulación de gas metano, luego los derrumbes y ayer la lluvia volvió a poner lento el ingreso del personal, porque el túnel se comenzó a llenar de agua y los socorristas debieron tener una mayor precaución.

Y mientras los encargados del rescate siguen buscando la forma de agilizar todo, los familiares de las víctimas no se retiran de los alrededores de la salida del socavón, pues esperan a que en cualquier momento su ser querido aparezca, y esto ha llevado a que muchas de estas humildes personas decidan pasar varias horas sin comer ni dormir.

“Hola muchachos ¿cómo están?, necesito que entren ahí y saquen a mi esposo, ya saben, encuéntrenlo porque sé que está con vida. Él los está esperando, denle duro a la mina, ustedes son unos berracos”, esto fue lo que Yuli Martínez le pidió a los rescatistas para que pudiera tener alguna noticia de su esposo, Wilmer Ipuana, siendo una de las pocas personas que guarda la esperanza inquebrantable de que él está con vida.

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La mujer, minutos después de que los mineros siguieran su camino y entraran en la mina, continuó hablando de su esposo, implorando entre cada frase que fuera encontrado con vida. “Así sea tuerto, cojo, sin manos o sin un brazo, pero lo quiero volver a ver vivo”.

Pero tristemente, la realidad que se está viendo es que hasta ayer, a las 4:40 p. m., habían logrado sacar a seis mineros (tres el jueves y tres ayer), pero todos estaban muerto.

Por eso, cuando las conversaciones van encaminadas a la poca probabilidad de hallar con vida a las personas atrapadas, es evidente el desagrado que los familiares sienten ante esa hipótesis, pues deciden omitir esos detalles y continuar hablando de otro tema.

Van seis rescatados

Ayer, fue un día complejo, tedioso y sobre todo lento. La lluvia que azotó parte de la madrugada y la mañana en la vereda El Albarico, de El Zulia, donde se registró la tragedia, hizo que por algunas horas los socorristas detuvieran sus trabajos o demoraran más tiempo en salir de la mina.

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Sumado a esto, los vehículos de la Cruz Roja, Defensa Civil y la Agencia Nacional de Minería que traían alimentos, bebidas y materiales para los socorristas, tuvieron inconvenientes en la vía que va desde el ‘casino’ hasta la entrada de la mina. La ruta es muy empinada, inestable y estaba repleta de lodo, lo que afectó la movilización.

Sin embargo, a las 2:00 de la tarde comenzó a circular el rumor, entre los socorristas, que habrían encontrado otro minero y lo sacarían horas más tarde. Por eso, cuando el último grupo de brigadistas salió de la mina, se reunió con los rescatistas del próximo turno y parados en forma de círculo les dieron las indicaciones del lugar.

Momentos después, diez hombres se colocaron un traje de protección y mientras seis entraron, cuatro se quedaron en la entrada del túnel, listos para jalar el cuerpo con una cuerda y sacarlo.

A las 4:40 miembros de la Defensa Civil, Policía de Rescate y compañeros de las víctimas, sacaron el cadáver del minero, quien al igual que los cuerpos anteriores, se encontraba quemado y en alto grado de descomposición, siendo llevado a una carpa de la Cruz Roja, en donde se adelantaron las primeras inspecciones técnicas y levantamiento del cuerpo. Al cierre de esta edición se desconocía la identidad de ese hombre.

Hacia las 10 de la noche, se pudo conocer que otros dos cuerpos habían sido recuperados y el CTI los traía todos para Medicina Legal en Cúcuta.

‘Ya hay mejores condiciones para buscarlos’

Uno de los mineros que trabaja en La Mestiza confirmó que en la mina hay 300 metros de inclinación y 300 metros más en línea recta donde se van abriendo por los costados pasillos pequeños para buscar el mineral que se conocen como ‘cortes’.

“Varios de esos cortes estaban llenos de gases de metano, lo que además de intoxicar a los socorristas, les da mucho calor. Por eso digo que los ventiladores han sido de gran ayuda, ahora, ya cuando entran sienten el aire más fresco. Además se han ‘vendado’ (sellado con piedras) los cortes que son inspeccionados y solo tienen gases”, manifestó el trabajador.

También sostuvo que los únicos dos días que él entró fueron el lunes y martes, porque los socorristas necesitaban saber la distribución de la mina y él con su conocimiento sobre las rutas estuvo enseñándole con otros compañeros.

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“Esos días bajé tres y cuatro veces seguidas, ayudamos a instalar los ventiladores y quitar algunos derrumbes. Quisiera seguir entrando, pero como no tengo el curso de socorrista minero, ya no nos dejan entrar”, explicó el obrero.

En su rostro se notaba el anhelo que tenía para volver a ingresar a la mina por sus compañeros atrapados, pues observó durante todo el día con frustración cómo los grupos de brigadistas intercambiaban turnos.

"Uno de los supervisores de los grupos que conoce mi trabajo y experiencia en la mina, le dijo a la Agencia Nacional de Minería que si yo podía acompañarlos, pero no dejaron por no tener el curso, es entendible se curan en salud. Pero sé que mi conocimiento sería de gran ayuda para los que entran a buscarlos", concluyó con tristeza el hombre.

Víctor Sánchez, más de dos años en La Mestiza

A medida de que pasan los tortuosos días en la mina La Mestiza, algunas familias empiezan a padecer el sufrimiento de tener que darle el último adiós a su ser querido, tras los hallazgos del grupo de rescatistas de los cadáveres dentro del socavón.

Precisamente esto ocurrió con los familiares del minero Víctor Alfonso Sánchez Arévalo, de 34 años, quien fue una de las 14 personas que quedaron atrapadas en el accidente que se registró el lunes festivo en esta mina de carbón ubicada en El Zulia.

Ayer, los familiares de Sánchez adelantaron los trámites para reclamar el cadáver, luego de que fuera encontrado a las 5:00 de la tarde del jueves.

La jocosidad y la alegría que caracterizaban a Víctor Alfonso quedarán plasmadas para siempre en los recuerdos de sus seres queridos.

“A él le gustaba mucho las fiestas, tomarse sus cervezas y estar rodeado de mujeres. Fue trabajador y este episodio es muy doloroso”, dijeron los familiares.

Víctor Sánchez trabajó durante 17 años como minero y en La Mestiza llevaba aproximadamente 2 años y medio. Dejó tres hijos menores de edad que viven en Santa Marta.

Víctor era conocido como ‘La Popita’, ‘Robinho’ y ‘Bombillo’, por lo que entre sus compañeros de trabajo siempre sobresalía por su carisma.

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