La madrugada del 3 de diciembre de 2021, un grupo de policías y militares llegó hasta la casa de Miguel Antonio Álvarez Baquero, ubicada a unos metros de la iglesia del corregimiento La Gabarra, de Tibú, con una misión: capturarlo, porque era sindicado de acceso carnal con menor de 14 años y acto sexual abusivo.
Aunque el hombre, de 60 años, les preguntó insistentemente a los uniformados qué estaba pasando, ninguno le dijo nada, solo le leyeron los derechos legales que tiene un detenido y le ordenaron ponerse un pantalón, una camiseta y los zapatos, porque lo llevarían rápidamente a la base militar de esa población del Catatumbo, para trasladarlo en un helicóptero a Cúcuta y finalmente, sería llevado al Búnker de la Fiscalía.
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Pero antes de ser entregado a la autoridad competente, Ejército y Policía hicieron varios videos y tomaron fotografías de la operación, donde no solo capturaron a Miguel Álvarez, sino también a otro hombre que sindicaban de ser jefe del Eln y responsable de algunos ataques contra la Fuerza Pública.
Horas más tarde, cuando Álvarez Baquero estaba en la capital de Norte de Santander, justo al frente de un fiscal, se enteró de que él era acusado de haber violado sucesivamente a una niña de 11 años, dejándola embarazada, convirtiéndose en un caso aberrante.
Aunque el ente acusador les aseguró a Miguel Antonio Álvarez y a su abogado defensor que tenía todo el material probatorio para demostrar que él era el responsable de ese hecho, el hombre se mantuvo en afirmar que era inocente y por eso le pidió a su defensa que se fueran a juicio.
“Yo no voy a aceptar, ni quiero negociar o preacordar, yo soy inocente y lo voy a demostrar”, fueron las palabras que Miguel Álvarez le dijo a los dos abogados que tuvo por parte de la Defensoría del Pueblo, durante el proceso penal.
Demostró su inocencia
Pero a pesar de alegar que era inocente, la Fiscalía presentó a este hombre ante un juez y luego de las audiencias de legalización de captura, imputación de cargos y medida de aseguramiento, fue enviado a prisión, mientras se adelantaba el juicio.
A medida que pasaban las etapas del proceso penal, Miguel Antonio y su abogado defensor fueron refutando las pruebas que presentaba el ente acusador.
Tras 19 meses de estar recluido en el patio 24B, de la Penitenciaría de Cúcuta, donde permanecen todos los acusados de violación o abuso sexual, Miguel Álvarez logró demostrar que efectivamente estaba diciendo la verdad y luego un juez lo dejó en libertad, siendo absuelto de los delitos que le imputaban.
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¿Pero cómo lo hizo?
Feliz por haber demostrado que él siempre dijo la verdad, Miguel Antonio le contó a La Opinión que a pesar de haber permanecido 19 meses preso, siempre confió en la justicia y en las pruebas que presentaría para demostrar que nunca le ‘tocó ni un pelo’ a la niña y que por el contrario siempre la ayudó y hasta la protegió.
El hombre contó que es nacido en la población Sabaneta, de Córdoba (Colombia), pero en 1986 se fue a vivir al estado Zulia de Venezuela, donde se hizo pastor cristiano. Para 2017, cuando la situación económica se hizo más crítica para él y su familia, decidió irse para La Gabarra (Tibú), porque le dijeron que allá conseguiría un buen trabajo y sin importarle que esa zona es dominada por los grupos armados ilegales se radicó ahí.
“Yo en Venezuela predicaba, allá tenía un grupo de 45 niños y niñas de todas las edades, y les ayudaba con lo que pudiera, les regalaba ropa, relojes, anillos y comida que se conseguían con mi esposa, todo era para que se aprendieran bien los textos bíblicos. Jamás hubo una queja sobre mi comportamiento hacia ellos”, señaló Álvarez.
Agregó: “Por eso cuando llegué a La Gabarra seguí predicando la palabra y también monté un taller para reparar neveras y lavadoras, para así ganar algo de dinero para mí y para enviarle a mi familia en Venezuela”.
Poco a poco se ganó la confianza de la comunidad y Miguel Álvarez ya tenía un grupo de oración, donde había adultos y menores de edad. “Una muchacha que yo ayudé fue la que me presentó a la mamá de la niña que dijeron que yo había violado y embarazado. Pronto nos hicimos amigos con toda la familia y hasta los invitaba a comer a mi casa, porque ellos eran muy humildes”.
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En octubre de 2021 esa confianza se acabó y el padrastro de la pequeña de 11 años, terminó denunciando a Miguel Álvarez Baquero ante la Fiscalía, señalándolo de haber violado a la niña y dejándola embarazada.
Las autoridades de inmediato se pusieron a trabajar en ese caso tan aberrante y con el testimonio del padrastro y otras aparentes pruebas, lograron que un juez avalara la orden de captura en contra de Álvarez Baquero.
“Esa hombre le dijo a las autoridades que yo me llevaba a la niña a pescar durante varias horas y que ahí me aprovechaba de eso, siendo mentiras, jamás hice eso. Quien se iba a pescar con ella era él. Además, también era muy celoso, no permitía que ella se juntara con alguien”, señaló Miguel Antonio.
Ante esas cosas que él alcanzó a ver, fue junto con su abogado y buscaron la forma de que la infante hablara y dijera si era cierto que Miguel Álvarez la había violado y embarazado; además, pidieron que se le hiciera una prueba de ADN al bebé y fue así como demostraron que este hombre no tenía nada que ver y que el verdadero responsable de todo fue el padrastro, que hoy está siendo buscado por la justicia para que responda por lo que hizo.
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