Imbatible desde Beijing-2008
Imbatido desde Beijing-2008, el gigante del pequeño pueblo de Herradura (oeste) dio por concluida su legendaria carrera con esta rotunda victoria frente a Acosta, su amigo, discípulo y excompañero.
Acosta, cuya plata es la segunda medalla de Chile en estos Juegos, abandonó Cuba en 2015 precisamente por la falta de oportunidades que le dejaba el glorioso recorrido olímpico de Mijaín.
Tras un quinto puesto en su debut en Atenas-2004, López construyó su leyenda olímpica arrasando con los títulos de Beijing-2008, Londres-2012, Río de Janeiro-2016 y Tokio-2020.
Ese póker de oros lo colocaba en un exclusivo club junto a los nadadores Michael Phelps (200 m estilos) y Katie Ledecky (800 m libre), los atletas Carl Lewis (salto largo) y Alfred Oerter (lanzamiento de disco), todos ellos estadounidenses, el danés Paul Elvstrom (vela) y la japonesa Kaori Icho (lucha).
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Este lunes, Mijaín fundió en París su propio lugar en el olimpo de los Juegos después de asombrar una vez más con su explosiva combinación de potencia, técnico y agilidad.
Como había anunciado, la quinta corona completa y da por terminada la carrera del luchador de los 130 kilos de oro, un orgullo del decaído deporte cubano, quien en dos semanas cumplirá 42 años.
“Por encima de todos”
Esta gesta no solo era augurada por el propio Mijaín, quien le prometió el pentacampeonato a sus compatriotas, sino que sus propios rivales la consideraban casi inevitable.
Un día antes, el propio Acosta reconoció a la AFP que López “está muchos escalones por encima de todos en su nivel”.
Mijaín, advirtió su rival, “ni siquiera se esforzó tanto” en sus tres combates previos a la final, en los que tumbó al campeón mundial iraní Amin Mirzazadeh.
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Sus prodigiosas condiciones y talento le permitieron avasallar a sus cuatro contrincantes a pesar de que llevaba sin competir desde Tokio-2020 para resguardar un físico que, según su preparador Raúl Trujillo, ha sufrido cuatro hernias discales.
Símbolo de Cuba
Los éxitos de Mijaín también representan un bálsamo de ilusión para el deporte cubano, cuyos resultados olímpicos viven un declive impactados por la situación económica de la isla y la marcha de muchas de sus figuras.
A diferencia de campeones olímpicos como los boxeadores Andy Cruz o Guillermo Rigondeaux, López permaneció en la isla que lo venera y siempre defendió el legado deportivo de la Revolución Cubana.
Si en 2021 le dedicó su cuarto oro en Tokio al fallecido Fidel Castro, el lunes Mijaín recibió la llamada del actual presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, quien lo alentó para el combate decisivo.
“Yo cuando le prometo algo al pueblo de Cuba siempre lo cumplo. Siempre les he dado un alegrón cada vez que vengo a unos Juegos Olímpicos o Mundiales”, aseguró esa noche el gladiador ante la prensa.
“El martes que pongan el televisor para ver el quinto oro”, demandó López, presto a retirarse como un dios olímpico.
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