En vano han sido los esfuerzos de voceros cívicos de la región para restaurar la emblemática casona del molino utilizada para triturar el trigo, base de la economía durante la época de la Colonia en el municipio de Ocaña.
Con el paso del tiempo el inmueble ha sufrido un deterioro considerable ante la mirada indiferente de los gobernantes de turno, quienes no han querido “meterle el diente” para salvar esa reliquia del emporio comercial.
Hace 31 años el alcalde de ese entonces, Luis Eduardo Vergel Prada, mediante un decreto, declaró el bien como Patrimonio Histórico y Cultural del municipio de Ocaña con el firme propósito de canalizar recursos para la conservación.
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En las tres décadas, voceros comunales del barrio La Costa han planteado iniciativas encaminadas a reactivar una ruta turística, pero la iniciativa no ha hecho eco entre los gobernantes de turno.
El promotor cultural, Mario Castellanos Chinchilla logró incluir en el Plan de Ordenamiento Territorial el corredor que integra varios atractivos del municipio de Ocaña.
“La propuesta será presentada a las mesas técnicas de trabajo donde se analizarán los planes de desarrollo del orden municipal y departamental para lograr la asignación de los recursos”, agregó.