En tela de juicio se encuentra el papel de los alcaldes y las autoridades encargadas de la protección del patrimonio histórico y cultural en los municipios de la provincia de Ocaña.
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Los casos más relevantes se registran en aquellas poblaciones declaradas ‘Bien de interés Cultural de carácter nacional’ como la Playa de Belén y El Carmen en el año 2005, donde las viejas casonas debido a la falta de mantenimiento se caen a pedazos.
Los propietarios, al no contar con un permiso y subsidio especial por parte del Estado para la restauración de las viviendas, observan con impotencia el deterioro y en el peor de los casos venden los predios donde inversionistas proceden a romper con la línea colonial sin que exista control alguno.
Los voceros cívicos manifiestan que los Consejos Municipales de Cultura se convierten en figuras decorativas para cumplir con un requisito ya que las propuestas no hacen eco en los oídos de los gobernantes de turno, asegura Alirio Sánchez.
En Ocaña es inminente el cierre del Complejo Histórico de San Francisco, donde se desarrolló la Gran Convención de 1828, ya que los techos comenzaron a desplomarse y el Ministerio de Cultura no destina recursos, ni autoriza la intervención.
El alcalde, Samir Casadiego Sanjuán, diseña el decreto con los asesores jurídicos para el traslado de las dependencias que funcionan en ese lugar.