Temor general existe entre los ribereños de la cuenca hidrográfica del río El Tarra por una avenida torrencial que pone en riesgo los cultivos, viviendas animales de corral, carreteras de acceso y sistema de servicios públicos domiciliarios en esa región del país.
La temporada de verano con esporádicas precipitaciones deja en evidencia que la falla geológica registrada en lo alto de la cordillera está latente aguas abajo del municipio de Villa Caro, que puede quedar incomunicado vía terrestre.
“No se ha invertido un peso para remediar el deslave ocasionado por la remoción en masa en la vereda El Molino y cuando empiecen las lluvias se presentará una tragedia de grandes proporciones, con mayores devastaciones que la avalancha presentada el año anterior”, señaló el alcalde del municipio de Ábrego, Huber Darío Sánchez Ortega, quien hizo un llamado a la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y Desastres para la adopción de medidas urgentes encaminadas a prevenir un siniestro mayor.
El alcalde indicó que las alarmas están encendidas, “por lo que los habitantes están expuestos a un desastre natural apenas comience el crudo invierno. Están en mora de adoptar medidas excepcionales para conjurar la emergencia”.
Señaló que a pesar de las advertencias, la historia se podría repetir y las consecuencias podrían ser nefastas para una comunidad que lo perdió todo durante la avalancha del 31 de mayo del año pasado.
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Los campesinos ya reportan deslizamientos de tierra y deslave muy cerca de la vereda El Molino desde donde se desencadenó la emergencia el año pasado.