Después de una movida de la oposición que puso en jaque el proyecto, la reforma a la salud que impulsa el gobierno del presidente Gustavo Petro quedó en cuidados intensivos en el Congreso de la República.

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La presentación de una ponencia negativa, que propone el archivo de la iniciativa, firmada por 8 de los 14 miembros de la Comisión Séptima (votos suficientes para hundirla) ha puesto al Gobierno en una encrucijada: o convencen a los miembros de la Comisión de votar un proyecto alternativo o se resignan a empezar de cero y buscan la forma de que el nuevo proyecto finalmente sí sea bien recibido.

Expertos consultados consideran que esta puede ser una buena oportunidad para estudiar una nueva reforma, que es necesaria, pero que requiere un mayor consenso, aunque otros advierten que es probable que el Gobierno opte por hacer la reforma por su cuenta, usando las herramientas que le da la ley, como ya lo viene haciendo desde hace varias semanas.

Para Enrique Peñalosa, profesor del Instituto de Salud Pública de la Pontificia Universidad Javeriana, si el presidente quiere sacar adelante un proyecto para reestructurar el sistema de salud, que todos coinciden en que se requiere, debería establecer un diálogo abierto para encontrar alternativas de solución.

“El sistema necesita ajustes para mejorar y garantizar el derecho a la salud. Esto implica realizar cambios en el modelo de atención, especialmente en áreas rurales y en el acceso a servicios en entornos urbanos”, planteó.

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Dice que, de alguna manera, es necesario que la discusión se centre en cómo construir un modelo que reconozca la necesidad de nuevos recursos para implementar la atención primaria. Además, es importante comprender que una transición requerirá tiempo y esfuerzo, lo que significa que se requerirá establecer un proceso de adaptación de las EPS al nuevo sistema.

Por su parte, Paul Rodríguez, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, señala que la oposición tampoco la tendría fácil para lograr consensos sin el apoyo del Gobierno, por lo cual sería necesario lograr una coalición política que permita avances en la reforma de salud.

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“Es difícil que cualquier otro intento de reforma avance sin el respaldo directo del Gobierno. Por lo tanto, es probable que haya mucho estancamiento en este sector, a menos que el Gobierno opte por una estrategia más concertada, donde podría encontrar algún espacio político si logra llevar a cabo alguna acción”, expresó.

Rodríguez cree que esto implicaría un cambio completo en el rumbo, incluyendo la posibilidad de cambiar al ministro de Salud y modificar gran parte de la estrategia y del discurso.

¿Consenso o confrontación?

Una de las lecciones que le vuelve a dejar la discusión de la reforma a la salud al gobierno de Gustavo Petro es que la imposición no es el camino y que llegar a un consenso y escuchar a sus contrarios deja cada vez más de ser una opción, y se convierte casi que en un imperativo.

Al respecto, el exministro Alejandro Gaviria, en entrevista con Caracol Radio, consideró lo siguiente: “Me parece que el Gobierno tendría que empezar a hacer lo que no ha hecho desde el comienzo, que es tener flexibilidad programática. Es decir, bueno, vamos a sentarnos a ver qué es lo rescatable. Si no hay esa apertura por parte del ministro de Salud y el mismo Gobierno, será muy difícil llegar a un acuerdo razonable”.

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A pesar de esto, los antecedentes indican que el camino por el que optará el Gobierno no será el del consenso, sino todo lo contrario.

“Una vía que tiene el Gobierno es hacerlo bajo el marco legal actual y simplemente desarrollar una serie de ajustes en la operación que no implican cambios en la ley”, asegura Peñalosa.

Por otro lado, Rodríguez advirtió que el Gobierno puede culpar a la caída de la reforma de todos los problemas que tenga el sistema.

Podría ocurrir, por ejemplo, como lo advierte el exministro Gaviria, que el Gobierno use sus facultades para intervenir las EPS, lo que generaría más traumatismos en el sistema.

“Generalmente, cuando se da un proceso muy grande de intervención o liquidación de una EPS, en ese proceso inicial de traslados, no se presta la atención debida a los pacientes. Y la mortalidad incrementa; crece aproximadamente el 25%.”, agregó Gaviria.

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Precisamente, el presidente de la Nueva EPS, Aldo Cadena, advirtió ayer sobre la crisis en la que se encuentra la entidad, la que tiene el mayor número de afiliados en el país. La liquidación de una EPS, advierten los expertos, lleva a un efecto domino en el que a las EPS que asumen sus usuarios se van recargando con los problemas financieros que tenía la entidad liquidada.

Una primera pista de lo que piensa hacer el Gobierno la dio el propio presidente Petro, luego de conocerse la ponencia negativa. El jefe de Estado aseguró que “para nada” la van a retirar y advirtió que el Congreso “sabe cuál es la consecuencia de hundir la reforma a la salud”.

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