Según él, dependiendo de cómo resulte la reforma tras su paso por el Legislativo, el Gobierno tendría que recortarle eventualmente al Presupuesto al momento de liquidarlo, a pesar de no quererlo hacer tras el duro pulso con senadores y representantes esta semana.
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Se trata de un hecho casi que inédito, a tal punto que el Ejecutivo y congresistas debieron asesorarse para saber de qué forma proceder.
De acuerdo con Salazar, el único precedente reciente similar fue en el gobierno del expresidente Andrés Pastrana, cuando llegado el 15 de septiembre no hubo acuerdo sobre el monto. A pesar de esto, se siguió discutiendo y posteriormente fue demandado ante la Corte, que terminó ratificándolo.
Por su parte, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, insistió en que el Congreso nunca negó el monto de $523 billones propuesto por el Gobierno, porque para eso se necesitaba que lo hicieran las cuatro comisiones económicas (terceras y cuartas de Cámara y de Senado), algo que no pasó.
Reconoció que habría una discusión más jurídica en adelante, quedaría vigente el monto planteado por el Gobierno y la discusión seguiría. “Hasta el 20 de octubre se sabe si sale por decreto o no, antes no. Entonces todavía está el espacio para discutir cómo se revisan los distintos componentes del Presupuesto”.
Aseguró que las comisiones económicas deberán nombrar ahora ponentes para el proyecto de ley de financiamiento, que es lo que se viene.
Las voces en contra no se hicieron esperar. La senadora Angélica Lozano, por ejemplo, llamó al Gobierno a poner sobre la mesa el tema de la ejecución y hablar con cifras claras de la plata que tiene congelada.
Por su parte, el presidente del Senado, Efraín Cepeda, dijo que “el peor escenario para todos” es que el proyecto sea aprobado vía decreto.