El pasado 30 de mayo, por las calles 3, 4, 5 y 6 con avenida octava, del barrio Sevilla, el ambiente entre los habitantes estuvo lleno de miedo e incertidumbre y todo por cuenta de los grafitis que pintaron en las fachadas de por lo menos 30 casas.
Esos mensajes, que este año ya suman 81 letreros intimidatorios en viviendas de las comunas 3, 5, 6 y 7 de Cúcuta, al igual que las recientes capturas de presuntos líderes de los gaitanistas que también se han dado en la capital de Norte de Santander, es una clara muestra de las intenciones de esa banda criminal de venir a montar su imperio del terror en esta zona de frontera.
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Y es que la horripilante historia que se vivió hace 25 años en el Catatumbo y en Cúcuta con la arremetida paramilitar, pareciera que se podría repetir con la expansión que pretende hacer Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias Chiquito Malo, en esta parte del país con su organización criminal: las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc).
Esto ya lo han venido advirtiendo varias organizaciones sociales y de campesinos del Catatumbo en sus análisis sobre el avance de esta estructura ilegal desde Urabá hasta Norte de Santander, pero que ahora pretende hacerse llamar Ejército Gaitanista de Colombia (Egc).
“La ruta de 1999, en la configuración del paramilitarismo, es la misma que hoy se está dando bajo las Agc, marcando un escenario en el conflicto armado en disputas territoriales entre actores armados desde el Urabá, nordeste antioqueño y Magdalena Medio hacia Norte de Santander, siendo una grave alerta para el Gobierno nacional, ante lo que puede generar el recrudecimiento de la violencia”, es el mensaje que emitió Junior Maldonado, miembro de la junta directiva de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), por la red social X.
Precisamente, en la búsqueda de concretar que sus intenciones, Chiquito Malo hace seis meses envió a Cúcuta a tres hombres de su entera confianza: Jorge Iván Córdoba Martínez, alias el Viejo; Joaquín Antonio García, Llanero, y Gustavo Alberto Bertel Vargas, Apóstol.
Sin embargo, ese intento no fraguó porque sus emisarios no contaban con que la Policía les venía siguiendo el rastro y por eso los capturó, frenando momentáneamente ste plan de expansión.
Ya se sabía
Pero de esa expansión de las Agc se ha venido hablando desde finales de 2020, cuando se conoció que la extinta banda criminal Los Rastrojos le vendió a los gaitanistas el territorio que dominaron por más de una década, comprendido entre la zona rural de Cúcuta y Puerto Santander, para tratar de cerrarle el paso al Eln.
En ese entonces se conoció que la negociación entre las dos organizaciones criminales se inició en agosto de 2020, cuando José Gregorio López Carvajal, alias Becerro, jefe máximo de Los Rastrojos, designó a Carlos Andrés Rangel Rojas, Camaleón, para que se hiciera cargo y se reuniera con Dairo Antonio Úsuga, Otoniel. El acuerdo finalmente se firmó en los últimos días de noviembre de ese año.
Una vez sellaron esa fusión, a mediados de diciembre de 2020, alrededor de 50 integrantes de los gaitanistas partieron desde el Urabá antioqueño hacia la zona rural de Cúcuta. Su misión era muy clara: recobrar el poder y la hegemonía que Los Rastrojos tuvieron por casi 12 años en más de 20 kilómetros de la línea fronteriza con Venezuela en las poblaciones de Guaramito, Agua Clara, Buena Esperanza, Puerto León, Banco de Arena, Palmarito, Vigilancia, La Punta, La Silla, El 25 y Puerto Santander.
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Precisamente, la Defensoría del Pueblo en la Alerta Temprana 009 de marzo de 2023 advertía que en la zona rural de la capital del departamento se configuraba otra disputa territorial entre el Eln y Los Rastrojos, que a finales de 2020, fueron apoyados por las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc).
El documento observó la aparición en la región de “un nuevo actor armado que fue determinante en la perpetración de hechos relacionados como: masacres, homicidio a líderes y defensores de derechos humanos, desplazamiento masivos e individuales, desaparición forzada, restricciones a la movilidad, entre otros”.
La Defensoría del Pueblo detalló que en ese momento la “confrontación se mantuvo durante el 2021 y 2022, pues las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc) continúan en su plan de expansión por la zona como lo es el área metropolitana de Cúcuta a donde pertenece El Zulia, objeto de la presente advertencia”.
Los ‘frenazos’
Desde entonces, la Policía por medio de la operación Esparta, con el apoyo del Ejército, no le ha permitido a los gaitanistas cumplir con sus planes, pues cada vez que intentan ‘levantar cabeza’ capturan a sus líderes y combatientes, debilitando la estructura.
La Policía reportó que en los últimos cuatro años ha ejecutado 40 operaciones contra los gaitanistas en Norte de Santander.
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Según los resultados operacionales, en 2021 hubo cinco presuntos integrantes de esa organización ilegal neutralizados y 25 capturados, entre ellos Luis Bertulfo Carvajal, alias Doce, líder principal, y Nilson Manuel Bonilla Manjarrez, Fabián, jefe militar. Además les fueron incautados 43 fusiles, 2 ametralladoras, 6 pistolas y 5 granadas.
En 2022 fueron detenidos 15 miembros de ese grupo, entre ellos alias Compa, cabecilla urbano; Joyber Andrés Ravelo Suárez, Moma, líder financiero, y el Ingeniero. Además, en un combate murió Jair Alexander Muñoz Peña, Pascual, jefe principal. También les decomisaron 5 fusiles, 5 pistolas, 1 ametralladora y 1 granada.
En 2023 se capturaron 14 presuntos integrantes de esa banda, entre ellos José Alexander Garcés Mejía, alias Carepa, cabecilla militar; Mauricio José Ortiz Arenas, líder financiero, y Gris, un jefe de zona. También incautaron 4 pistolas y 1 fusil.
En 2024, se han dado 7 detenciones, entre ellas las de Jorge Iván Córdoba Martínez, alias el Viejo; Joaquín Antonio García, Llanero, y Gustavo Alberto Bertel Vargas, Apóstol, y el decomiso de cuatro pistolas.
Estas recientes capturas prendieron una vez más las alarmas entre las organizaciones defensoras de derechos humanos y las campesinas, pues según las autoridades, Córdoba Martínez tendría más de 20 años de trayectoria criminal. Él habría pertenecido al Bloque Héroes del Llano de las extintas Auc, luego hizo parte de bandas como Los Rastrojos y Clan Úsuga, y ahora estaría delinquiendo con los gaitanistas.
Entre su historial también figura que al parecer estaría a cargo de coordinar a los instructores especializados en adoctrinar a los menores de edad, para preparar a la nueva generación de criminales que servirían a las Agc, en escuelas clandestinas.
Igualmente es señalado de ser el tercer cabecilla de los gaitanistas, nacionalmente, y de haber sido enviado desde hace seis meses junto con Llanero y Apóstol para que reorganizara la estructura criminal que se encuentra en la zona rural de Cúcuta, por orden de Chiquito Malo.
“Sabemos que ellos tenían a cargo reorganizar la estructura Luis Orlando Padierna Peña, que está entre Cúcuta, El Zulia y Puerto Santander. Llanero fue nombrado como el cabecilla principal y Apóstol sería el militar”, señaló una fuente policial.
Las autoridades también saben que esta estructura criminal tendría 50 hombres armados, 30 estarían hacia el sector Agualasal, en El Zulia, y 20 en el casco urbano de Cúcuta. “La gran mayoría de esos sujetos han sido traídos desde el Urabá”, indicó otra fuente judicial.
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Pero además, la lucha territorial y de control de las economías ilegales que mantiene el grupo de las Autodefensas Gaitanistas con la guerrilla del Eln también ha frenado el avance, en una ‘guerra’ que entre 2021 y 2023 ha llevado a un crecimiento del homicidio en más del 40% en la zona rural de Cúcuta y Puerto Santander.
La arremetida
A pesar de los constantes operativos para evitar que los gaitanistas cumplan con su cometido, autoridades y organizaciones sociales y campesinas, saben que la expansión es inminente.
Y ante esto, un integrante de una organización campesina comentó que en el Catatumbo ya se comienza a hablar de que el Eln y la disidencia del Frente 33 de las Farc tendrían una alianza para frenar esa expansión que planeó las Agc.
“Hemos sabido que por El Carmen, que colinda con el sur del Cesar, el Eln y la disidencia del Frente 33 de las Farc, en cabeza de Jhon Mechas y Richard se aliaron, principalmente, para contener ese avance de los gaitanistas que vienen desde Urabá. En esa zona los ‘elenos’ son muy fuertes y no se dejarán sacar de ahí. Un enfrentamiento en ese territorio significaría algo muy aterrador, los muertos serían muchos, y lo peor de todo sería el desplazamiento y la desaparición forzada”, alertó el líder campesino.
Las autoridades también tienen claro que el Eln le pidió apoyo al frente Domingo Laín, que está en Arauca, para que les ayuden a contener esa posible arremetida de las Agc en Norte de Santander, principalmente por El Carmen.
“Muy posiblemente los gaitanistas lo que quieren es meterse a Norte de Santander por el lado de El Carmen, pues ellos en estos momentos mantienen una confrontación fuerte con el Eln y el Estado Mayor Central en el Magdalena Medio, tratando de seguir hacia acá, si lograran su objetivo buscarían llegar a Tibú, porque saben que allá están concentradas la mayoría de hectáreas cultivadas con hoja de coca, pero también están tratando de meterse por Cúcuta y Ocaña. Si llegaran a ‘coronar’, tendrían una ruta muy buena para sus rentas ilegales”, explicó otra fuente policial.
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Una de las principales preocupaciones que se tendrían en el departamento es que organizaciones como el Eln y la disidencia de las Farc estarían presionando a diferentes sectores con extorsiones y secuestros, lo que ayudaría a que las Agc lleguen con un discurso de ‘salvación’ para esa problemática, logrando captar la atención de muchos y logrando un apoyo, como lo hizo en su momento las extintas Auc.
“Lo que se puede ver en esto, es que los gaitanistas al principio llegan diciendo que acabarán con ese ‘dolor de cabeza’ y que solo buscan son aportes muy pequeños para que retorne la tranquilidad y el desarrollo a las zonas, así se ganan la confianza, pero al pasar el tiempo el yugo de ellos es peor. Esa estrategia la usó el Eln cuando se fue apoderando de los 143 kilómetros de frontera que tiene Norte de Santander con Venezuela”, sostuvo la fuente policial.
Enrique Pertuz, director de la Corporación Red Departamental de Defensores de Derechos Humanos, afirmó que en el departamento no le han querido poner atención a esto que viene pasando y “ese avance del paramilitarismo del sur de Bolívar y del Cesar hacia Norte de Santander no lo va a detener nadie. ¿Qué va a pasar cuando ellos lleguen acá? Lo mismo que pasó con las Auc, van a absorber todas esas bandas locales y el que no esté con ellos lo van es a matar”.
“Acá piensan que haciendo esos consejos de seguridad, donde van es a hablar carreta, a decir que se incrementará el pie de fuerza, que aumentan las recompensas, que instalarán más cámaras de seguridad y que trasladarán a un poco de presos de la cárcel. Nada de eso sirve. Eso es un saludo a la bandera”, alegó.
Y precisamente esas fueron las conclusiones a las que llegaron el pasado viernes 14 de junio cuando se dio un consejo de seguridad metropolitana donde además de los alcaldes, el gobernador William Villamizar y los secretarios de seguridad, entre los invitados estuvo la viceministra de Defensa, Daniela Gómez.
Lo único curioso de todo lo que se dijo fue el anuncio de incorporar 12 vehículos artillados a los 15 ya existentes en el departamento, para apoyar las labores de seguridad y defensa en la zona de frontera.
¿Qué buscan con la expansión?
“Lo que se ha podido establecer es que esta organización ya tendría controlada la minería ilegal de oro en el Urabá antioqueño y ahora intenta hacer lo mismo en el Magdalena Medio y sur del Cesar, por eso es que se está presentando una guerra muy fuerte con el Eln y el estado Mayor Central de la disidencia de las Farc”, sostuvo una fuente policial.
Un líder social también indicó que “ellos saben que ganando esos territorios ya están a un paso de Norte de Santander para tener una ruta por donde sacarían ese oro ilegal hacia Venezuela y es que allá podrían tener contacto con turcos, árabes y otras compradores de Medio Oriente, obteniendo muy buenas ganancias”.
Aunque esta organización criminal ya tendría establecida una ruta para sacar el oro al interior del país, moviendo toneladas del metal precioso, que es Colombia-Panamá-Estados Unidos-Europa.
Todo el recorrido empezaría en el Bajo Cauca antioqueño, donde existen varias minas ilegales de oro, desde ahí sale para Ayapel, Cáceres, Tarazá y Nechí. Luego sería llevado a Caucasia y Medellín, donde es fundido en lingotes, para ser enviado a Panamá, Estados Unidos y Europa.
“Pero ellos saben que teniendo la ruta por Norte de Santander le sería más rentable y menos riesgosa. Además, los clientes serían fijos porque llegarían a Medio Oriente, donde el pago por el oro es muy gratificante”, comentó la fuente policial.
A eso también se le suma que la llegada de esta estructura armada significaría una reactivación del narcotráfico en el Catatumbo, que desde hace tres años este negocio ilícito se bajó sustancialmente, pero a pesar de eso, esta región sigue estando en el primer lugar de siembra y en el segundo en producción de cocaína.
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“Ellos tienen muy buenos contactos en el exterior para la comercialización de cocaína, pues recuerde que Otoniel era el mayor narcotraficante de Colombia, pero con su captura tuvieron un golpe económico fuerte, entonces llegar a esta región de Norte de Santander le significaría volver a ese negocio y montar nuevas rutas”, manifestó otra fuente judicial.
A eso también se suma otro tipo de rentas ilegales por la frontera, como la trata de personas, el tráfico ilegal de migrantes y la comercialización de armas. “Las ganancias que dejan esos negocios ilícitos son muchas. Todo eso es muy atractivo para esa organización criminal”, explicó la fuente policial.
Otro análisis que han hecho los líderes sociales es que los gaitanistas también se están reconfigurando para entrar en un posible proceso de paz con el gobierno de Gustavo Petro y “por eso es que ahora se están haciendo llamar Ejército Gaitanista de Colombia (Egc)”.
En El Zulia y Cúcuta
Las autoridades tienen claro que al menos 50 hombres armados tienen los gaitanistas en esta zona de frontera. Treinta de ellos estarían hacia la zona rural de El Zulia que colinda con Cúcuta, no muy pegados a la frontera.
“Estos hombres estarían por ahí porque saben que si se acercan mucho a la frontera el Eln les llegaría rápido y los aniquilaría, por eso no es raro ver ese grupo moviéndose de noche por sectores como Agualasal”, comentó una fuente policial.
Los otros 20 integrantes de las Agc estarían en el casco urbano de Cúcuta, principalmente por la Comuna 6, que es una de las más grandes que tiene la ciudad.
“Ellos están por esa zona porque les he clave para moverse hacia la zona rural de Cúcuta y hacia Puerto Santander. Por eso es que la mayoría de grafitis pintados ha sido por ahí”, explicó la fuente.
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