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Ocaña se rebela ante tanto secuestro y pide ayuda
Flagelo del secuestro agobia a los habitantes de la provincia de Ocaña.
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Javier Sarabia Ascanio
Javier Sarabia
Categoría nota
Viernes, 23 de Junio de 2023

Cansados de los oleajes de violencia, extorsión, chantaje y el secuestro, habitantes de la provincia de Ocaña elevaron la voz de protesta y exigieron a las autoridades resultados concretos para desmantelar bandas delincuenciales que operan en esta zona del país.


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Los distribuidores de productos en la plaza de mercado son los más afectados y participaron de una marcha por las principales calles del municipio de Ocaña para clamar a los violentos que cesen su accionar. 
 

 

La señora Janeth Arévalo Meneses, esposa del cebollero Daniel Jaime Quintero, rechazó esa modalidad, pues afecta al núcleo familiar.  “Prácticamente estamos secuestrados todos, pues sentimos mucha tristeza, incertidumbre y dolor. No hemos tenido comunicación alguna con el grupo delincuencial. Por favor que se apiaden de él, ya que tiene quebrantos de salud”, reiteró.
 
El presidente de la Asociación de Comerciantes, Felipe Nery Meza Quintero, manifestó que están abandonados y sometidos al régimen del miedo ya que se encuentra en riesgo el patrimonio económico e, incluso, la vida, ante las exigencias de los grupos al margen de la ley.  
 
Explicó que el flagelo se sufre desde la década de los 80 cuando muchos fueron asesinados y otros desterrados de su patria chica ya que no tenían las cifras astronómicas exigidas por los extorsionistas. 


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Asegura que los últimos años han sido los más golpeados por el fenómeno. “Ante la inoperancia de las autoridades, nadie se salva, empezando por distribuidores de abarrotes, ganaderos, carpinteros, avicultores, maestros de escuela e, incluso, profesionales de las distintas ramas. Es difícil establecer datos precisos, pues existe la modalidad del secuestro exprés donde la gente no denuncia por temor a las represalias a los seres queridos”, reiteró.

 

El flagelo del secuestro tiene grandes repercusiones en los municipios de la provincia de Ocaña y zona del Catatumbo./ Foto: Cortesía.
 
Crecen las estadísticas 

 

Después de la pandemia y la crisis alimentaria ocasionada por la falta de comercialización de los cultivos ilícitos aumentó la extorsión, el secuestro y asalto a las entidades bancarias en los municipios de la provincia de Ocaña, sur del Cesar y zona del Catatumbo como mecanismo de financiación de los grupos delincuenciales.
  
Las organizaciones subversivas no tienen consideración de ninguna naturaleza y lo más triste es que el fenómeno sigue creciendo ante la indiferencia de las autoridades de turno. “El año 2018 fue más crítico con 8 comerciantes secuestrados. Tenemos el caso de Isidro Arias Garzón, cuyos familiares pagaron dos veces el rescate y llevan varios años esperándolo. Estamos azotados por las bandas delincuenciales que negocian a los secuestrados con la guerrilla”, reiteró.

De acuerdo a los datos suministrados por el Observatorio de Derechos Humanos, Violencia Social y Política de la Fundación Progresar las cifras de secuestro en el Norte de Santander van en franco aumento. 

En el año 2018 se presentaron 31 casos en el Norte de Santander y 8 en Ocaña; 2019, 21 secuestros y tres en la Hidalga Villa de Caro; 2020, 26 plagiados y 6 de las víctimas en esta zona del país; 2021 se disparó a 58 en esta sección del país y 18 en la provincia.
 
La Defensoría Regional del Pueblo hace el acompañamiento humanitario para la liberación de integrantes de la fuerza pública e incluso algunos jóvenes señalados de informantes. En el año 2022 ha sido bastante complejo consolidar una cifra, pero se tiene un estimativo de unas 15 personas secuestradas, entre los que se cuenta el comerciante Adalberto Casadiego Angarita, tío del actual alcalde de Ocaña, quien murió en cautiverio el 23 de junio del año pasado. 
 
Asimismo, el agricultor Irenio Bohórquez Contreras, víctima de ese flagelo en tres ocasiones y su hijo Mauricio Bohórquez Vega, llevados desde la finca ubicada en el corregimiento de Aguas Claras, comprensión de Ocaña.
 
En lo corrido del año se han presentado un total de 10 retenciones en esta zona del país, en su mayoría con fines económicos.

Actualmente permanecen privados de la libertad los comerciantes Daniel Jaime Quintero, secuestrado el pasado 25 de abril y Elkin Noriel Sánchez Flórez, quien completa 15 días en poder de sus captores. 


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También el abogado y ganadero ocañero Antonio Sanín Mena, de 87 años, cuando hombres armados se lo llevaron en la vereda Montecitos, departamento del Cesar.
 

El flagelo del secuestro tiene grandes repercusiones en los municipios de la provincia de Ocaña y zona del Catatumbo./ Foto: Cortesía.
 
El triángulo del terror 

 

Las cifras fluctúan de acuerdo a las características de la retención, por ejemplo, en el municipio de Convención se registraron varios casos bajo la modalidad del secuestro exprés. 

El alcalde de esa población panelera, Dimar Barbosa Riobó, recuerda que en el 2020 fueron privadas de la libertad 6 personas, en el 2021 una, el año pasado 6 y este año la pareja de Jesús Sánchez y Yudith Ibáñez, quienes regresaron al seno del hogar.
 
“Necesitamos vivir en paz, estas bandas delincuenciales nos vienen quitando la tranquilidad. Existe un triángulo entre Ocaña, Convención y González, sur del departamento del Cesar donde son llevadas las personas. Es el mismo modus operandi”, agregó el mandatario.


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Muchas de esas retenciones no demoran más de 48 horas, estas bandas criminales intimidan lo que genera el desplazamiento de las personas de bien, precisa el funcionario al hacer un llamado a las autoridades para ejercer controles sobre los corredores viales.

El flagelo del secuestro tiene grandes repercusiones en los municipios de la provincia de Ocaña y zona del Catatumbo./ Foto: Cortesía.
 
Crimen de lesa humanidad

 

Los comerciantes de la región consideran al secuestro como uno de los delitos más atroces de la humanidad y una práctica que se debe acabar, ya que afecta sicológica, emocional, social y económica a la víctima y sus seres queridos. 
 
Manifiestan que es abominable ya que destrozan al núcleo primario de la sociedad desde todas las dimensiones. “Las autoridades comienzan a congelar las cuentas, los hijos a vender propiedades para reunir las exigencias, hacen préstamos y quedan en la calle. Es traumatizante, mi amigo William Franco lo perdió todo, incluso su patria chica, ya que fue desterrado y sin un peso en el bolsillo para rehacer su vida en otra ciudad”, exclamó el presidente de la Asociación de Comerciantes de Ocaña, Felipe Nery Meza Quintero.


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Reclaman la liberación de todas las personas como verdaderos gestos de voluntad para conseguir la convivencia pacífica.
 

El flagelo del secuestro tiene grandes repercusiones en los municipios de la provincia de Ocaña y zona del Catatumbo./ Foto: Cortesía.
 
Episodios dolorosos         

 

Una de las tragedias más grandes de la provincia de Ocaña las ha padecido la familia Cabrales pues en la década de los 80 secuestraron a Pedro, pagaron rescate y nunca apareció. En los 90 fue plagiado Ramón quien sufría una enfermedad y los seres queridos plantearon un canje por Federico. En una lancha se llevaron al hermano y en la otra entregaron el cadáver, al final pagaron un millonario rescate.
 
En el año 2015, el turno le correspondió al sobrino y actual diputado de Norte de Santander Ramón José Cabrales Camacho, quien narra esa pesadilla.
 
“Mi abuelo médico adquirió una finca ganadera en el sur del departamento del Cesar y mis tíos se dedicaron a las actividades agropecuarias, menos mi papá, Manuel José “El Che” Cabrales Aicardy, quien se desempeñó como pediatra”, señala el dirigente.
 
Indica que la pesadilla inició en el año de 1988 en la hacienda Aguas Blancas del municipio de San Martín, cuando fue retenido su tío Pedro al parecer por las FARC. A pesar de pagar rescate nunca se ha sabido sobre su suerte, ni siquiera los restos para darle cristiana sepultura. 


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“A mi papá también intentaron secuestrar y se trasladó hacia la Capital de la República, pero no aguantó la nostalgia por su tierra y regresó adoptando todas las medidas de seguridad”, narra.
 
En el año 1991 secuestran a su tío Ramón quien padecía una enfermedad, poco común en los hombres llamada Lupus. Ante un inminente desenlace fatal se solicita al frente 33 de las FARC el canje por su hermano Federico. Efectivamente cuando se adelantaba el procedimiento de la marcha en una embarcación en el río Lebrija venía otra que traía el cadáver.   
 
Posteriormente fue liberado luego de pagar una suma considerable de dinero y cuando pensaban que la persecución había terminado el 3 de septiembre del año 2015 comenzó a escribir otro capítulo doloroso.
 
“Venía de la finca ubicada en la vereda Venadillo de Ocaña con mi papá y un amigo, atravesaron una camioneta, se bajaron 4 hombres fuertemente armados, se identificaron como del ELN y me internaron en la zona montañosa del Catatumbo”.

Estuvo en cautiverio hasta el 23 de marzo de 2016 recorriendo tortuosos caminos y pensando lo peor, ya que tenía la imagen de la suerte corrida por sus tíos.


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El flagelo del secuestro tiene grandes repercusiones en los municipios de la provincia de Ocaña y zona del Catatumbo./ Foto: Cortesía.
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