Vocablos de la región como truje, topar, montuno, chilingo, cambimbero, pegote, aguapanelao, insulsa, toposo, cagalitroso, diosito lindo, mucho lo lejos, entre otras, son voces y expresiones en desuso recopiladas por el médico psiquiatra Freddy Armando Trillos Vergel en el diccionario regional ‘Ocañol’.
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El profesional de la medicina lleva 40 años consignando en la libreta de apuntes aquellos términos pronunciados por los pacientes en su consultorio de la unidad mental del hospital regional Emiro Quintero Cañizares.
En el marco de los 450 años de la fundación de Ocaña, ha emprendido una quijotesca lucha para lograr la declaratoria del habla popular como ‘Patrimonio Cultural Lingüístico de Colombia.
“Así como se ha logrado con la arepa, el carriel y la empanada, nuestras palabras merecen un sitial dentro de esa riqueza inmaterial”, señala.
El primer libro salió a la luz pública en 1986, con 1.200 términos, la segunda edición con 3.000 vocablos fue lanzada en el año de 2013 y viene en camino la tercera producción con 7.000 palabras de la región.
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Manifiesta que la declaratoria tiene un valor agregado desde el punto de vista turístico, así como los paisas con su dialecto atraen a las personas a través de narraciones históricas, ese potencial artístico se puede explotar mediante vocablos nativos y la manera de contarlas.
Hidalga Villa de Caro
El trabajo semántico investigativo de hace 40 años da sus frutos en un documento de consulta donde se plasman costumbres y creencias de los municipios que integran la provincia de Ocaña.
La misión lexicográfica surgió a raíz del contacto permanente del profesional de la salud con los campesinos de la región quienes acudían a su consultorio.
A pesar de estar lejano a esos campos lingüísticos, siempre le ha llamado poderosamente la atención la manera como hablan los labriegos de la zona. A través de esas encuestas para conocer la situación psicoafectiva de los agricultores empezó a copiar esos términos populares y a indagar las distintas acepciones.
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El primer experimento salió a la luz pública en el año 1986 con mil 200 palabras, luego más de 3.000 vocablos y ahora 7.000 términos que nutre a los buenos lectores.
Médico convertido en escritor
Sin ser un experto en letras y etimología, la dedicación y constancia ha llevado al médico a conocer el origen y evolución de las palabras con los fenómenos morfo-fonémicos.
La forma particular como se habla con diminutivos: un tirito y rapidito. Los modismos como mucho lo tonto, mucho lo lejos o adverbio de afirmación “sí” cambiado por la expresión “toca”, son entre otros los descubrimientos hechos por este estudioso de la legua.
Considera que aún persisten arcaísmos aferrados a la población en las áreas rurales: Quihubo, antier, opa, centura, truje, semos, topar, misía, ración, jornal, cotiza y campero.
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Incluye, además, giros de los indígenas de la región como chilingo, múcura, Zinuga, Brotaré, Lucaical, Borra, Oroque, Tarra, Locutama, Farache, Burgama y Catatumbo.
Impresiones del investigador
Es indudable que en la provincia de Ocaña se ha conservado entre su gente una manera excepcional y única de hablar el Castellano, quizá originada en el aislamiento geográfico de la región. Es conocido que las tierras montañosas son conservadoras de la cultura de la lengua, anota el autor del libro Trillos Vergel.
El profesional asegura que vocablos y expresiones, patrimonio del idioma, muchos de ellos desaparecidos en España desde hace más de 500 años, todavía afloran en las montañas ocañeras y “se adhieren a los despeñaderos y hondonadas en un esfuerzo titánico por sobrevivir al poder avasallador y aniquilador de la radio, la televisión, medios escritos, redes sociales y el contacto con personas procedentes de otras regiones de Colombia”.
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“Cuando yo investigaba voces y expresiones típicas en zonas agrestes de nuestra provincia, me parecía estar realizando una labor de arqueología lingüística. Sólo asumo la función de transcribir lo oído de boca de las personas, respetando de modo riguroso las apócopes, las síncopas, las elisiones, las aféresis, paragoges y cuantas inflexiones me fue posible captar”, recalca el profesional ocañero.
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