El Puente Real, uno de los caminos más emblemáticos de Norte de Santander y Colombia, porque fue usado en la época colonial por el mismo Simón Bolívar en sus correrías desde Pamplona hacía Tunja, y de allí con la capital de la república, cayó derrotado en las bravas aguas del río Chitagá, tal y como se presagió que sería su destino ante el abandono oficial al que fue sometido por décadas.
Era una joya colonial de la ingeniería española y hacía parte de una cadena de pasos reales construidos en territorio nortesantandereano, en su gran mayoría abandonados a su suerte, como el puente de Mutiscua, similar al de Chitagá, que también se desplomó victima del olvido gubernamental, y el puente Caraba, en Silos, hoy, en delicado estado, construido en 1623, hace 401 años, y considerado junto a Puente Real como los primeros en Colombia en los que se cobró Pontazgo (peaje) por el paso de mercancías de la provincia al interior del país (ver foto).
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El historiador Silvano Pabón lamenta la pérdida de Puente Real, que es un Bien de Interés Cultural (BIC) de Carácter Nacional, según fue declarado, en 2005, por el Ministerio de Cultura.
Tenía una arquitectura muy especial, construido con una madera muy robusta y un entramado muy especial con techo de teja.
El de Chitagá aparecía como el más famoso -dice Pabón- porque era el camino para ir de Pamplona a Bogotá. Era el camino del rey, en ese puente fueron derrotadas las tropas patriotas al mando del general Rafael Urdaneta.
En Puente Real se libraron episodios de la historia como aquella batalla de la Guerra de los Mil Días en la que los liberales le ganaron a los conservadores, y cuyo descenlace fue fundamental en la fundación de Norte de Santander y de municipios como Durania y Rangonvalia.
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El Centro Regional de Medios, organización que tiene como propósito principal articular a las Emisoras Comunitarias del Catatumbo y colectivos audiovisuales, hizo una cruda exposición de lo que significó este paso real para los nortesantandereanos, pero también de la responsabilidad que les cabe a las autoridades nacionales, departamentales y municipales por haber sido cómplices de su destrucción.
Pabón expresa que el de Chitagá sobre el río del mismo nombre era un puente colonial que había pasado a manos de la República y de ella dependía su mantenimiento. El de Caraba, en Silos, está a punto de desplomarse y el de Mutiscua se cayó; este último era un puente muy valioso porque servía de paso de Pamplona a las minas de los páramos, describe.
Una promesa hecha por el alcalde de Chitagá, Yormán Suárez Hormaza, para intentar evitar el colapso de Puente Real no alcanzó a cumplirse porque la avalancha del pasado 3 de junio se le adelantó.
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El mandatario había planteado que la solución era una intervención que se debía hacerse hace más de doce años, pero nunca se hizo.