Comenzó la temporada de lluvias y ante la proliferación del caracol africano en varias zonas de Norte de Santander, la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor) está emitiendo recomendaciones sobre los protocolos de identificación, control y manejo de esta especie, para evitar que afecte los ecosistemas y sea propagador de parásitos en personas y animales domésticos.
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María Paloma Villamizar Corzo, bióloga de la subdirección de Recursos Naturales de Corponor, explicó que, inicialmente lo más importante es reconocer la especie, para no confundirla con especies nativas.
Por esta razón, explicó que el caracol africano se reconoce porque su concha tiene una coloración rojiza con una forma de cono de 6 a 7 espirales.
“Luego de identificarla, hay que empezar a hacer la colecta de dicha especie, ya sea en bolsas, en baldes o en sacos, utilizando elementos de protección como guantes, para evitar el contacto directo. Cuando los tengamos, los depositamos en un hoyo en tierra a una profundidad mínima de 20 centímetros”, detalló la profesional.
Añadió que hay que aplicar cal antes y después de depositar los caracoles en tierra, con el fin de crear un aislante con la superficie y, a su vez, para que la especie se deshidrate.
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Villamizar mencionó que es fundamental mantener limpios los jardines y zonas aledañas a las viviendas, libres de residuos orgánicos e inorgánicos, recoger las basuras, así como las heces de las mascotas, porque el caracol tiene la capacidad de adaptarse a diversos entornos y alimentarse de todo lo que encuentre a su alrededor.