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Sucesos
Zeus murió persiguiendo los tesoros del Magdalena Medio
Esta es la historia de cómo el exmilitar corrupto se instaló en la región para defender los negocios del Clan del Golfo.
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Colprensa
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Domingo, 6 de Octubre de 2024

Informe especial de El Colombiano*

 

Ante la incertidumbre de no saber qué había pasado con su patrón, los secuaces del Clan del Golfo llamaron a la hechicera de confianza. “¿La velita todavía sigue prendida?”, le preguntaron.

En la conversación, que fue interceptada por los organismos de Inteligencia, quedó claro que la llama simbolizaba la vida del cabecilla, de acuerdo con las creencias paganas de los criminales. “No se preocupen, que ahí está encendida”, respondió ella. La bruja mintió, o sus saberes paranormales le fallaron, porque en una vía del corregimiento Aquitania, en el municipio de San Francisco (Antioquia), yacía el cadáver abaleado del exmilitar Juan Carlos Rodríguez Agudelo, alias “Zeus”, un traidor a la patria que murió tratando de conquistar un tesoro que hoy persiguen los principales grupos armados de Colombia: el Magdalena Medio.

Se trata de una próspera región que abarca unos 30.000 k.m. en la cuenca del río Magdalena, recorre siete departamentos y alberga yacimientos petroleros y auríferos, ganadería, agricultura e importantes fuentes hídricas. A partir de los años 80 muchas mafias han querido dominarla para explotar sus recursos, desde el cartel de Medellín hasta las guerrillas y paramilitares. Hoy en día despliegan frentes en su territorio y los municipios vecinos el ELN, el Estado Mayor Central, la Segunda Marquetalia, El Mesa y el Clan del Golfo, siendo esta última organización la que tiene una mayor penetración y pie de fuerza.


En contexto: El fin de una vida de impunidad: Así fue abatido Zeus en Antioquia


Su comandancia decidió crear el bloque Magdalena Medio para administrar sus negocios allá, el cual se articula en el terreno con los frentes Gener Morales y Pacificadores de Samaná. En ese proyecto de expansión, la pieza clave era “Zeus”, por eso el Clan le había asignado un anillo de seguridad de 30 hombres con entrenamiento militar, que lo cuidaban luego de su fuga de la estación de Policía de Cúcuta, el pasado 21 de abril.

Los negocios del Clan en la zona

Fuentes judiciales que investigan a la organización explicaron que el proyecto de expansión criminal en esa zona empezó a concretarse a finales de 2021. Hasta ese entonces, el Clan tenía frentes en regiones vecinas, como el Nordeste y el Bajo Cauca antioqueño, al igual que en Barrancabermeja y Puerto Wilches, en el costado santandereano del río. A la cabeza del plan estuvo el empresario y narcotraficante Juan José Valencia Zuluaga (“Falcon” o “Andrea”), quien en ese entonces era uno de los máximos financiadores del cartel. Su interés era concretar una ruta de tráfico, que le permitiera cosechar la coca en el Bajo Cauca, luego llevarla a laboratorios de procesamiento en el Magdalena Medio, para convertirla en cocaína, y al final exportarla por los puertos de Cartagena y San Andrés.

Para organizar la logística, envió desde Bolívar a su hombre de confianza, Alexánder Simanca Cabrera (“Álex”), quien distribuyó a los combatientes y sus coordinadores en los municipios de influencia, supervisó la creación de cultivos de coca para no depender de la cosecha del Bajo Cauca e impulsó la instalación de nuevos laboratorios en las áreas rurales y fincas compradas por la organización.

En la vereda Guadualito, entre los municipios de Argelia y Nariño, forjaron una escuela de entrenamiento y adoctrinamiento ilegal, llamada “Matías Bustamante”, la cual al parecer sigue activa hoy en día.

Ahí se dictan cursos de manejo de armamento, explosivos, superviviencia en el monte y tácticas antisubversivas, entre otros. Los profesores suelen ser exmilitares corruptos que trabajan para el Clan, entre ellos “Junior”, un antiguo sargento del Ejército; y los reclutas son jóvenes provenientes de distintos departamentos.

Según los testimonios de exmiembros del cartel, conocidos por este diario, una de las fuentes de ingresos más importantes es el cobro del llamado “impuesto de gramaje” a los narcotraficantes que usan los laboratorios de procesamiento de coca ubicados en el Magdalena Medio.

“Por cada kilo de clorhidrato de cocaína que sacan de la cocina, se les cobra $120.000 pesos. Una cocina de esas puede producir de 800 a 1.000 kilos semanales”, confesó uno de los exintegrantes.

Esto implica que cada siete días el Clan gana $120 millones por cada laboratorio, y el número de estos en la región no ha sido cuantificado.

Adicionalmente, cuando dan cosecha los cultivos ilegales sembrados en la zona (San Pablo, Cantagallo, Yondó, San Francisco, Argelia, Sonsón, Cimitarra y Puerto Boyacá), la estructura les vende a los narcos un kilo de hoja de coca por $3’800.000.


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Entre los clientes más conocidos se puede contar a Juan Castro Estupiñán (“Matamba”), dado de baja por la Policía el 26 de mayo de 2022; y José Nibardo Marín (“Jota Indio”), capturado el 3 de marzo de 2023. A esto se suma la administración de plazas de vicio en las áreas urbanas y la extorsión a los mineros, especialmente en el norte de Caldas y el occidente de Boyacá.

Las autoridades calculan que el Clan del Golfo tiene por lo menos 500 hombres desplegados en el territorio. En unos documentos aportados por los exmiembros a la investigación, se establece que la nómina es de $5’000.000 mensuales para los comandantes y $2’000.000 para los patrulleros.

Para patrocinar toda esa operación, el Clan acudió a los servicios de “Zeus”, un mayor retirado del Ejército, famoso en el bajo mundo por ser un traficante de armas al mejor postor, proveedor de toda clase de material de intendencia, medios de transporte y financiación.

Uno de sus talentos más apetecidos en la esfera del crimen era corromper a integrantes del Ejército para acceder a municiones, explosivos y armamento de los batallones, para venderlo a la mafia. Su prontuario incluye haber trabajado para el cartel del Norte del Valle, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y la banda “los Machos”, así como para oficiales torcidos de las Fuerzas Armadas durante la serie de crímenes sistemáticos conocidos como “los falsos positivos”.

Su nombre figura en expedientes por homicidio, tortura, secuestro, concierto para delinquir y tráfico de armas, entre otros. Incluso se postuló a la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) y alcanzó a rendir testimonio. A la sombra, estrechaba sus vínculos con el Clan del Golfo.

Tras la capturas de “Falcon” y “Álex” en 2022, Rodríguez Agudelo pasó a tener una posición más importante en la organización, ya no de socio estratégico, sino como cabecilla logístico y financiero en el Magdalena Medio.

Forjó tal arraigo con la zona, que incluso se consiguió una novia allá, a la cual visitaba con frecuencia. La Policía lo capturó el pasado 11 de abril en Mutiscua, Norte de Santander, cuando iba en una caravana de camionetas con dos pistolas, 32 granadas de mortero, dos barras de explosivo C4 y 16.940 municiones de fusil. Los investigadores creen que transportaba ese arsenal para el frente Luis Padierna del Clan del Golfo, que delinque en el Catatumbo, cuyos integrantes lo ayudaron a escapar de la estación de Policía de Cúcuta 10 días después, en medio de un amotinamiento.

Aliados de vieja guardia

Según la investigación policial, “Zeus” forjó una alianza estratégica con una banda conocida como el Clan Oriente, que delinque en la frontera del Oriente lejano de Antioquia con el Magdalena Medio.Su presunto cabecilla es el desmovilizado Oliverio Isaza, hijo de Ramón Isaza (“el Viejo”), uno de los precursores de las autodefensas en Colombia.

Aunque de momento no tiene orden de captura vigente, los habitantes saben que controla el bajo mundo de la jurisdicción hace varios años. 


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Su defensa argumentó que ya era un hombre de bien, desligado del crimen. Incluso aportó una carta firmada por el entonces personero de Puerto Triunfo, Santiago Pareja Gómez, en la que certificaba que Oliverio Isaza era “una persona con gran compromiso social, presto a brindar ayuda a la población vulnerable con brigadas de salud, donación de paquetes alimenticios, mantenimiento preventivo de vías rurales (...)”, entre otras acciones benéficas.

La Policía y el Gobierno Nacional creen otra cosa: que el Clan Oriente se fusionó con el Clan del Golfo y que ahora “Terror” comanda el bloque Magdalena Medio.

Fue por eso que hace un mes se diseñó una operación para frenar sus intenciones. Ocho comandos de la Policía se infiltraron en el terreno y, tras quince días de estar camuflados en el monte, se toparon con el anillo de seguridad de “Zeus” en la vereda Pocitos, de San Francisco. Justo salieron de la manigua en la tarde del pasado 28 de septiembre, a una carretera destapada para moverse a otro cerro, cuando vieron la caravana de motos y camionetas. En la balacera murieron el exmilitar y siete de sus acompañantes, al igual que una civil que tuvo el infortunio de pasar por esa vía en una moto.

“Ha caído en combate alias Zeus, quien junto al hijo de Ramón Isaza trataba de conformar un bloque de 200 hombres en el Magdalena Medio”, trinó el presidente Gustavo Petro; no mencionó directamente a “Terror”, aunque a todos les quedó claro a quién se refería.

Tal vez la vela de “Zeus” se haya apagado, pero todavía sigue encendida la de la ambición de la mafia por conquistar los tesoros del Magdalena Medio.

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