El envejecimiento es un proceso natural que trae consigo una disminución en las capacidades físicas y cognitivas. De la estimulación y la actividad recurrente de la mente dependen dos escenarios posibles: tener un envejecimiento cognitivo saludable que implica mantener habilidades como la memoria y el lenguaje. Y, por otro lado, presentar enfermedades neurodegenerativas asociadas con alteraciones en el tejido nervioso.
Una de ellas, y de las más comunes, es el Alzheimer. Esta patología, que hoy padecen cerca de 260.000 colombianos, causa un deterioro progresivo en la memoria, el pensamiento y la conducta, provocando cambios en la personalidad, irritabilidad e, incluso, el abandono del cuidado personal. Asimismo, según un estudio de la Universidad Nacional, se estima que en Colombia hay 300.000 personas con Parkinson, un tipo de trastorno del movimiento que provoca temblores, rigidez muscular y dificultad para moverse tras la pérdida de células dopaminérgicas.
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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente, hay más de 55 millones de personas con algún trastorno neurocognitivo mayor en todo el mundo, de las cuales más del 60 % viven en países de ingreso mediano y bajo. De hecho, cada año, hay casi 10 millones de casos nuevos, siendo el Alzheimer la patología más común. Estos trastornos son la séptima causa de defunción y una de las principales causas de discapacidad y dependencia en las personas mayores del mundo.
¿Cómo prevenirlas o tratarlas?
Para prevenir estas enfermedades, Andrea Romero, Coordinadora de Recreación en Compensar menciona que la estimulación cognitiva es fundamental. Para ello, la lectura, la actividad física, las labores ocupacionales, el aprendizaje de un nuevo idioma o instrumento, el relacionamiento social, así como los ejercicios de listar palabras, hacer juegos de memoria con tarjetas o imágenes, desarrollar actividades de entretenimiento como rompecabezas o crucigramas y estimular el aprendizaje de nuevas habilidades, se convierten en prácticas integrales en la prevención y en el proceso normal durante el envejecimiento.
“El objetivo principal de estas actividades consiste en retrasar el deterioro de las capacidades cognitivas el máximo tiempo posible, a través de la realización de prácticas concretas que ayudan al razonamiento, la memoria, el lenguaje, los procesos de orientación, entre otras cosas”. Así mismo, cuando ya se tiene un diagnóstico médico de deterioro cognitivo, estas actividades ayudan a ralentizar en cierto grado el avance progresivo de estas patologías.
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Adicionalmente, está la estimulación sensorial en la que toman parte los sonidos, las luces, los colores, los olores y las experiencias táctiles y propioceptivas, motivando a las personas a relacionarse con su entorno y a ser conscientes de su propio cuerpo. Sus beneficios son múltiples e incluyen la disminución de emociones como el estrés, y la ansiedad, aumentan su capacidad de elección, mejoran el estado de ánimo promueven el autocontrol y el fortalecimiento de la concentración.
Asimismo, Andrea Romero, Coordinadora de Recreación en Compensar recomienda la terapia ocupacional y las técnicas de reminiscencia en las cuales se emplean materiales como fotografías y objetos para recordar situaciones vividas o hechos históricos, así como el entrenamiento en las actividades de la vida diaria mediante ayudas verbales o físicas, según la dependencia, la persona podrá hacer uso de algún elemento de apoyo para mantener la mayor autonomía o independencia posible en la actividad, influyendo directamente la persona y su entorno familiar.
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