Raquel desapareció un día de noviembre de 2011 y nadie supo qué pasó, ni a dónde fue a parar. Era la hermana más querida de varios que nacieron y se criaron en una finca en la zona rural de Concepción, Santander. Nadie la estaba buscando cuando a los suyos volvió. Sus restos estaban al cuidado del Estado y, gracias a la estrategia de “Búsqueda a la Inversa” de la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD), encontró el camino a casa.

Las causas de su muerte son aún inciertas, así como sus responsables. Su cadáver apareció en una bóveda durante diligencias de exhumación llevadas a cabo por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en el departamento de Santander, de donde era oriunda.

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Yacía en una tumba sin nombre, por lo que sus restos fueron depositados como NN (no nombre) por establecer. Posteriormente, Medicina Legal llevó a cabo su plena identificación. El cotejo arrojó nombre, posible lugar de desaparición, fecha de nacimiento y una imagen de su rostro, la que después reconocieron los suyos. “Ella es”, dijo su sobrino al ver su fotografía.

A ellos volvió gracias a esa nueva estrategia de la UBPD, que invierte el enfoque tradicional al empezar no por las denuncias de desaparición, sino por la identificación de cuerpos no reclamados en cementerios y sitios donde se presume que fueron inhumados de forma clandestina. Posteriormente, los investigadores intentan vincular esos restos con las familias que buscan a sus seres queridos, utilizando bases de datos, testimonios y herramientas forenses avanzadas.

Con esa información, los restos emprenden el camino a casa y, con el apoyo de la UBPD, tocan a la puerta para consumar el reencuentro, aunque de manera simbólica. Como pasó con Raquel. Casualmente, su sobrino escuchó por la radio una campaña de la Unidad donde mencionaron uno a uno los nombres de las personas que tenían bajo su cuidado, entre ellos, su tía. Entonces, corrió hasta donde su mamá, hermana de Raquel, para que juntos fueran a la Alcaldía de Concepción, donde estaban los funcionarios de la Unidad.

Un alivio

Allí, la mujer pudo confirmar que se trataba de su hermana desaparecida.

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“Yo ni salgo de mi casa, pero me llamó mi hijo y me dijo: ‘Mamá, ¿dónde está? (...) Necesito que nos vayamos ligero para la Alcaldía’. Me vine y me encontré con que me decían que se habían topado a mi hermana”, expresó Isabel Torres después de recibir la información acerca de la identificación y ubicación del cuerpo de Raquel.

“Con ella fuimos las mejores hermanas, pero llegó el día de la desaparición y no tuvimos más oportunidades de encontrarnos. Hoy me siento feliz porque sé que voy a darle una cristiana sepultura”, agregó Isabel. Para esta familia, el suplicio terminó. Bien dicen que no hay condena más severa que la desaparición de un ser amado.

“Cuando a uno le desaparece su gente es triste, pero ya sabe qué pasó y hace su duelo. Pero cuando es un desaparecido es más trágico porque es vivir con la esperanza y el dolor al mismo tiempo, creyendo que en cualquier momento puede aparecer, o con el dolor de pensar en todas las formas en que pudo haber muerto”, cuenta una mujer cuyo hijo fue desaparecido hace 30 años, cuando él apenas tenía 15.

Los restos de Raquel ya dejaron de buscar, porque en su rostro siempre tuvo trazado el camino a casa, y ahora ella y los suyos pudieron descansar. No es lo mismo para los 63 cuerpos identificados que actualmente tiene la UBPD. Estos siguen buscando a su familia en un largo camino. Algunos casos son tan antiguos que los investigadores no pudieron encontrar rostro, apenas el nombre.

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“Este enfoque no solo se concentra en la búsqueda de una persona en particular, sino que aborda la problemática de manera más amplia, revisando lugares específicos donde se han dado entierros ilegales. Hasta ahora, hemos logrado recuperar muchísimos cuerpos y continuamos con la identificación de muchos más”, reconocen desde la UBPD.

Aunque la “Búsqueda a la Inversa” ha mostrado resultados alentadores, los retos siguen siendo enormes. La UBPD advierte que muchos cuerpos recuperados pertenecen a víctimas de hace varias décadas, lo que hace que el proceso de identificación sea lento y complejo. Además, la persistencia de grupos armados ilegales en algunas zonas del país dificulta el acceso a ciertas áreas donde se presume que hay más fosas clandestinas. “Busquen a todas las personas; puede ser que también las puedan encontrar con vida o sin vida”, aconseja Isabel, la hermana de Raquel.

El drama de la desaparición

En Colombia, al menos 100.000 personas han sido víctimas de desaparición forzada, un crimen cometido por todos los actores armados del país, que ha desgarrado los lazos familiares y sociales de comunidades en gran parte del territorio. En medio de ese drama, las instituciones estatales avanzan en la tarea de dar con el paradero de los desaparecidos y de sus familias. En ese contexto, recientemente la Unidad de Víctimas informó que, aproximadamente, de todos los desaparecidos de los que se tiene registro hasta el 2023, 929 cuerpos han sido reencontrados y 16 personas han sido halladas con vida.

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