El Tren de Aragua, megabanda criminal que el gobierno del presidente Nicolás Maduro quiere ocultar, tiene casi seis años infundiendo terror en la zona fronteriza entre Colombia y Venezuela.
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Los primeros registros de esta organización en el área metropolitana de Cúcuta se remontan a finales de 2018, específicamente en Villa del Rosario.
Para ese entonces, de acuerdo con los registros de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) y las investigaciones judiciales de La Opinión y Q´hubo, alias el Niño Guerrero, líder de esta banda, habría enviado a José Luis Zarramera Franco a insertar las células de la organización en Villa del Rosario.
De acuerdo con la Fiscalía General de la Nación, hasta mayo del 2023 en Norte de Santander se había judicializado a 53 personas entre los años 2020 y 2023 que tendrían nexos con esta estructura criminal.
Según información que logró obtener este medio de comunicación, desde 2019 hasta la fecha la Mecuc ha ejecutado 115 operaciones especiales en las que ha logrado capturar a 1.007 personas entre cabecillas e integrantes que, como lo afirmó la fuente judicial, están relacionadas con las “bandas multicrimen de la ciudad”, entre las que destaca el Tren de Aragua.
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El poder de esta organización criminal en la región fue creciendo tanto, hasta el punto en que los tentáculos de la corrupción alcanzaron a tres agentes de tránsito del municipio histórico que, según la Fiscalía, eran los encargados de cobrar las extorsiones.
El surgimiento de la banda
Desde el estado Aragua, en la cárcel de Tocorón, un centro penitenciario de Venezuela liderado por los pranes -nombre que reciben los líderes criminales de las cárceles venezolanas- bajo la impunidad del régimen de Nicolás Maduro, Héctor Rusthenford Guerrero Flores, alias el Niño Guerrero y líder del Tren de Aragua, ordenó la instalación de su organización en Villa del Rosario.
Esa labor le fue encomendada a José Luis Zarramera Franco, alias Iyabó, quien después fuera asesinado, en 2019, en esa localidad, por orden del mismo Niño Guerrero.
Versiones de la Policía de Cúcuta indican que se trató de un ajuste de cuentas porque Iyabó no estaría entregando los balances claros de las economías ilegales de la organización en esta parte de la frontera entre Norte de Santander y Táchira.
La trocha de Los Mangos, en el barrio La Parada, fue una de las primeras que dominó el Tren de Aragua, convirtiéndola en el epicentro y base de sus operaciones delincuenciales.
Desde entonces, los tentáculos de la banda se extendieron no solo en el área metropolitana de Cúcuta, sino que se expandieron hacia varias ciudades de Colombia hasta traspasar múltiples fronteras de países latinoamericanos y Estados Unidos.
¿Cómo fueron detectados?
La Opinión conversó con el excomandante de la Mecuc, coronel (R) José Palomino, el cual fue el primero en confirmar la presencia de esta organización.
Palomino recuerda que la señal de alerta que invitó a pensar que una nueva estructura criminal se había asentado en territorio colombiano fue la aparición de una macabra modalidad para cometer los asesinatos.
Para el excomandante de la Mecuc en la zona, que ya estaba sumida en altos índices de delincuencia, no era común encontrarse con descuartizamientos.
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“En algún momento aparecen tres personas muertas violentamente con letreros en el pecho. Eso no se había visto recurrentemente en Cúcuta. Entonces ya generaba una alarma sobre una estructura delincuencial que estaba generando homicidios y que de una u otra forma lanzaba un mensaje de terror y miedo”, explica Palomino.
Las investigaciones de la Mecuc en ese entonces habían arrojado que los autores de esos homicidios fueron perpetrados por antiguos reclusos de Tocorón, que recobraron la libertad por las políticas desarrolladas en ese momento por la ministra de Asuntos Penitenciarios del país vecino, Iris Varela.
“Identificamos que eran sujetos que habían sido liberados de la cárcel de Tocorón con procesos liderados por Iris Varela. Empezamos a investigar cómo es que las armas que tenía la Policía Metropolitana de Caracas llegan al Tren de Aragua. Esto lo lográbamos porque en cada caso de homicidio centrábamos esfuerzos entre la Policía Judicial y todo el componente disponible para hacer investigación”, precisa Palomino.
Economía de la banda en Cúcuta
Gracias a la contracción económica en Venezuela, que se tradujo en la caída del Producto Interno Bruto superior al 70% en el país vecino durante 2013 a 2019, millones de venezolanos tuvieron que escapar para tratar de encontrar mejores oportunidades.
Y la frontera colombo-venezolana entre el estado Táchira y Norte de Santander fue la principal vía de escape para estos migrantes.
Esa situación fue aprovechada por la banda criminal del Tren de Aragua, quien comenzó su accionar en la zona con el tráfico y extorsión de migrantes de la diáspora.
De acuerdo con Insight Crime la economía de esta organización, una vez consolidada en las ciudades, pasaba por la extorsión a comerciantes, microtráfico de drogas, trata de personas con fines de explotación sexual, gota a gota y secuestro.
Según datos suministrados por una fuente judicial, en Cúcuta pretenden monopolizar las diversas economías ilícitas que convergen sobre esta zona del país. Incluso, han sido notorios los enfrentamientos con la guerrilla del Eln por el control de los territorios fronterizos, entre ellas una balacera en plena Autopista Internacional a San Antonio.
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En este momento, la principal fuente de ingresos crminiales, según la fuente judicial, está asociado al narcotráfico y tráfico local de estupefacientes.
“A nivel urbano la criminalidad utiliza hoteles o residencias de pasos, para pernotar y así crear confusión y evadir los controles de las autoridades”, expresó la fuente sobre el modus operandi de esta estructura.
Usar el nombre del “Tren” para intimidar no es nuevo
Desde 2019 la Mecuc ha venido reportando que distintos criminales de la zona han usado el nombre del Tren de Aragua para intimidar y cobrar extorsiones.
Uno de los hechos más recientes lo informó la Fiscalía el pasado 28 de febrero y se trataba de una mujer que se hizo pasar por integrante de la banda y exigió a una comerciante cincunta millones de pesos a cambio de no atentar contra su vida y la de su familia.
“La banda que revolucionó el crimen organizado”
La periodista de investigación venezonala y autora del libro “El Tren de Aragua: la banda que revolucionó el crimen organizado en América Latina”, Ronna Rísquez, habló con La Opinión y explicó los resultados de su investigación sobre esta estructura criminal.
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“Tiene muchas particularidades que son o que van a ser cada vez más características en los grupos armados del siglo XXI. Ya no son esa ese ejército militar que demostraba fuerza y armas como lo hacían los carteles mexicanos o las guerrillas colombianas. Son unos grupos más líquidos que se van metiendo como células pequeñas que logran tener una capacidad de operación muy grande a pesar de no tener un ejército armado en cada territorio donde tienen presencia”, afirma Rísquez.
Esta periodista reveló los lujos tras las rejas de una cárcel que dejó de ser cárcel y se convirtió en un ostentoso centro de operaciones criminales.
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