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Cúcuta
Las dos caras en el barrio Cuberos Niño de Cúcuta
La comunidad del barrio solicita un CAI con urgencia en el parque principal.
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Nicolás Mojica
Nicolás Mojica
Jueves, 12 de Septiembre de 2024

En 1948, al suroccidente de Cúcuta, Leandro Cuberos Niño, militar y político nacido en Chinácota, donó unos terrenos muy cerca del barrio Santo Domingo, pero no sabía que aquellos lotes darían paso a uno de los barrios más importantes de la Comuna 10.

Inicialmente, este terreno era llamado por los primeros habitantes como  ‘Goajira’ o ‘Patio de Brujas’, pero con el tiempo fue cambiado en honor a la persona que donó aquellos lotes: Cuberos Niño.

Poco a poco, al barrio fueron llegando personas de estratos 1 y 2, provenientes de otros departamentos como el Cesar, Santander, Antioquia e, incluso, de Venezuela, que fueron aportando su ‘granito de arena’ para el crecimiento del sector, el cual limita con Santo Domingo, Alfonso López y la parte alta de San Rafael.

Para fortuna de la comunidad, la administración municipal de ese tiempo instaló varios tanques de agua potable con el fin de abastecer a estos tres sectores, “y la gente iba con su balde o lo que fuera a conseguir el vital líquido”, mencionó un vecino del barrio.

Crearon su parroquia

Gracias a la gestión de varios presidentes comunales como Marco Reyes, Roque Julio Tarazona, Marcos Vera, Vicente Carrillo y Gonzalo Alarcón, se pudo levantar de los cimientos del principal monumento con el que cuenta Cuberos Niño: la Parroquia San Juan María Vianney.

La iglesia atiende a los habitantes de Cuberos Niño, Santo Domingo y Alfonso López.

Con la necesidad de los residentes católicos de estos tres barrios por tener un lugar donde celebrar las eucaristías, y bajo la dirección del párroco Martín Parada, se empezó la construcción de la iglesia a mediados de 1959.

Bastaron solo siete años para que, el 26 de mayo de 1966, la infraestructura de la parroquia estuviera completamente lista para el uso de dichas comunidades, motivo de alegría para estas.

El templo religioso se encuentra ubicado sobre la calle 22  con avenida 9 de Cuberos Niño, y rinde homenaje al santo francés Juan Bautista María Vianney, patrono de todos los párrocos del mundo.

La iglesia, a la fecha, es considerada entre la Diócesis de Cúcuta como una de las más bellas y más antiguas, que conserva el patrimonio cultural entre un trabajo mancomunado entre la comunidad y la religión.

Con colegio incluido

Para Hermes Javier Pedraza, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC), otro punto a destacar en Cuberos Niño es la sede José Eusebio Caro Número 6 del colegio Santo Ángel, que se encuentra a un lado de la iglesia.


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Desde 2021, la institución educativa se convirtió en la segunda casa para los niños de Cuberos Niño y sus barrios aledaños, debido a un mantenimiento significativo en su infraestructura, durante la administración del exalcalde Jairo Yáñez.

El colegio fue entregado durante la pandemia.

Por desgracia, son varios los retos y desafíos que enfrenta en el día a día la comunidad de ese barrio de la Comuna 10, los cuales reducen la calidad de vida de los habitantes y en algunos casos infunden el miedo entre ellos.

El más significativo, la desmedida inseguridad que se presenta en las calles del barrio, a causa los habitantes de calle, el consumo de droga y los hechos de intolerancia que, con el pasar del tiempo, se volvieron habituales en la zona.

Quieren un CAI

Según la opinión del líder comunal, uno de los deseos de la comunidad, “es instalar nuestro propio Comando de Atención Inmediata (CAI), para impedir los hechos delictivos en nuestro barrio”.

Lo anterior, en vista de que cuando ocurren estos sucesos, el CAI más cercano es el de San Rafael o Alfonso López, que también atiende las necesidades de dichos barrios y los otros de esta comuna.


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“Se ha presentado en varios casos de que hemos llamado al CAI, pero los policías están ocupados en otros barrios, y cuando llegan los hechos delictivos ya acabaron”, destacó un residente.

Hace un tiempo había un CAI móvil ubicado en el parque principal de Cuberos Niño, pero debido al deterioro del mismo, la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) no tuvo más remedio que quitar el CAI, dejando al barrio a merced de la inseguridad.

Se han presentado algunos incendios en las casas abandonadas

Otro dinamizador de inseguridad son algunas viviendas que están abandonadas y se convirtieron en refugio para los habitantes de calle, quienes acuden a las casas para consumir sustancias alucinógenas, tener relaciones sexuales, dormir y hacer sus necesidades fisiológicas.

Esta situación ha generado zozobra en  comunidad, y acorde a lo señalado por uno de ellos, la viviendas llevan muchos años en deterioro y abandonadas completamente, afectando sobre todo a los vecinos que viven al lado de estas.

Acorde a lo expresado por el líder comunal, fueron cuatro meses en los que el barrio se vio inmerso en la llegada de personas en indigencia a estas casas, pero la situación fue disminuyendo aunque todavía persiste.

Carlos David Flórez, residente del barrio, mencionó que, “las personas en indigencia han ocasionado incendios en la viviendas, y otras por otra parte se han deteriorado por el paso del tiempo”. 

En aras de mitigar la problemática, los habitantes han buscado la forma de contactarse con los dueños de los terrenos, pero no ha sido posible tener comunicación con estos, dando paso a que cada día lleguen más habitantes de calle. 

Durante el día, los vecinos tratan de ahuyentar a estas personas, pero cuando cae la noche las viviendas quedan desprotegidas, y solo hasta el día siguiente los habitantes se dan cuenta si se metieron personas a dormir allí.


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