En julio del año pasado el cucuteño Andrés Felipe Zafra acaparaba los principales titulares de las noticias deportivas del país, pues a sus 19 años se convertía en el primer colombiano en ser contratado por un club de rugby para jugar en Francia.

Zafra llegó al club Givors, que juega en la tercera división francesa (Federal 3), por recomendación de los exjugadores y entrenadores Francis Ntamack y Cédric Desbrosse, que lo conocieron en Cúcuta, en marzo del año pasado, cuando estuvieron dirigiendo unas capacitaciones a entrenadores y jugadores de la Liga Nortesantandereana de Rugby, como parte de un convenio entre la liga y la Cancillería de la República.

Después de un periodo de adaptación más que exitoso, las destrezas y el gran desempeño deportivo de Andrés no pasaron inadvertidas en los equipos de la principal liga de Francia, conocida como el Top 14, y varios clubes de importante trayectoria quisieron contratarlo.

Con Givors jugó siete partidos en toda la temporada y anotó tries en varios de esos compromisos. Se acopló a la perfección a las pretensiones del equipo, y se ganó el cariño de la gente de la ciudad que ya lo referenciaba como uno de los jugadores más importantes.

“La gente quedó muy contenta conmigo, las personas me quieren mucho. A veces paso por allá a ver los partidos del equipo. Givors fue una gran experiencia para mí, me ayudaron demasiado”, sostiene el cucuteño, que se formó en el club Carboneros de la capital nortesantandereana, uno de los más representativos de la ciudad.

Un cambio del cielo a la tierra

El último mes que estuvo en Givors, Andrés hizo pruebas en varios equipos de primer nivel. Pasó por los campos de entrenamiento de Lyon, Toulouse, París, Bordeaux y Olionats. Todos estaban interesados en tener al colombiano en sus filas, pues con lo poco que había mostrado hasta el momento bastaba para asegurarse que sería un interesante refuerzo, pensando en el futuro.

“Cuando me fui tenía tres propuestas de equipos que querían contratarme. Con la persona que me trajo acá (Francia) y que me ha aconsejado y me ha apoyado, tomamos la decisión de venir a Lyon”, afirma desde su nuevo hogar, mientras vive una transición que para él ha sido un cambio “del cielo a la tierra”.

Pasar de vivir en Givors, una ciudad pequeña de aproximadamente 19.000 pobladores, a Lyon, que es la tercera ciudad más poblada del país con cerca de 600.000 habitantes, no ha sido un cambio fácil para Andrés.

“De Lyon me atrajo que queda muy cerca de Givors y voy a poder estar cerca de las personas que me apoyaron cuando llegué, que me ayudaron mucho. También me atrajo la parte académica, pues me ofrecían más facilidades para estudiar; finalmente, porque Lyon es un club que está en construcción y por ende hay más oportunidades de jugar con los profesionales, eso es mucho mejor para nosotros los jóvenes”, asegura.

Pero además de la parte deportiva, de conocer sus nuevos compañeros y acostumbrarse al alto nivel de competencia que tiene en su nuevo club, Andrés Zafra ha tenido que comenzar una nueva adaptación, la de vivir en una urbe como Lyon. El frío y el idioma son ahora los rivales que tendrá que superar fuera del campo de juego, pero con seguridad y mucha disciplina, cada vez se acopla más a la vida en Europa.

Vive en un apartamento con otro compañero de equipo, de nacionalidad francesa, y el club se hace cargo de la alimentación, el hospedaje y todos los servicios básicos para que vivan con total comodidad.

“La transición fue un cambio grandísimo. Uno percibe la magnitud estructural, económica, de entrenadores y de compañeros. Es un cambio muy grande de un club a otro. Acá nos dan todo lo que se nos ocurra para que podamos jugar de la mejor manera. Nos aportan todas las cosas básicas en entrenamiento y en la vida diaria para que cumplamos el día del partido”.

Cuando llegó a Lyon empezó entrenando únicamente con el equipo juvenil, conformado por jugadores menores de 23 años, pero fue invitado a un entrenamiento con el plantel profesional en plena pretemporada, y ahí se quedó.

Esa práctica fue suficiente para que el cuerpo técnico del primer equipo decidiera dejarlo durante toda la pretemporada con los profesionales, y ahora divide la semana para entrenar tres días con los mayores y dos con los juveniles. 

“Con los juveniles he jugado todos los partidos de la temporada, solo falté a uno porque estaba lesionado, de resto he jugado bastante. Con los profesionales jugué un amistoso en inicio de temporada y unos minutos de la Copa de Europa, en Inglaterra”, sostiene Andrés, que de niño soñaba con convertirse en futbolista profesional.

Lunes, martes y miércoles entrena de 8:00 de la mañana a 3:00 de la tarde con el equipo profesional, y el resto del día se lo dedica a la universidad. Jueves y viernes estudia en las mañanas y en la tarde entrena con los juveniles.

Estudia una tecnología en ingeniería industrial y mantenimiento en la Université Claude Bernard Lyon 1.

“El tema del idioma ha sido un proceso un poco duro. Me ha ido bien, entiendo mucho de lo que me hablan, un 90 por ciento de lo que me dicen, por ese lado me ha ido bien en los entrenamientos. En la universidad sí ha sido más difícil porque uno se tiene que expresar, hablar, dar opiniones, y hay muchos temas que yo no he visto y que ellos ya vieron cuando estuvieron en bachillerato, entonces en ese aspecto ha sido más difícil la adaptación”.

El equipo juvenil de Lyon ocupa el segundo lugar del campeonato para menores de 23 años, y el profesional está en la duodécima posición del Top 14. 

Las expectativas de Andrés Zafra crecen conforme avanza la temporada en Francia. Espera aprender mejor el idioma, pelear el título del campeonato juvenil con Lyon, sumar más minutos con los profesionales, y sobretodo seguir labrando el camino para que más jóvenes colombianos persigan con anhelo el sueño de convertirse en jugadores profesionales de rugby.