Me llamó poderosamente la atención la declaración de 23 páginas suscrita por los jefes de Estado de los países amazónicos, hace pocos días, en la ciudad de Belém, Brasil.
La idea aquí no es amplificar la controversia que surgió entre los protagonistas en torno a si se debería o no autorizar la exploración de hidrocarburos en la Amazonía –controversia, por cierto, condimentada esta semana por las declaraciones del presidente de Petrobras, sugiriendo que la posición de su país había sido antagónica a la del Gobierno colombiano–.
Lo que me pareció sorprendente es que en la extensa lista de buenas intenciones brilla por su ausencia cualquier mención a los instrumentos con los cuales países como Colombia pueden aprovechar el enorme potencial económico que tiene la Amazonía.
Lea además: Estas son las empresas más innovadoras de Colombia en 2023
Hace 100 años, cuando el país comenzaba a consolidar el que sería su mayor éxito exportador, se creó la Federación Nacional de Cafeteros. El objetivo era claro: aprovechar un enorme potencial y traducirlo en beneficios para toda la base cafetera.
Los tiempos actuales sugieren que se necesita una nueva federación que, siguiendo ese ejemplo, se encargue de apalancar el desarrollo del país en los próximos 100 años, a partir de nuestra riqueza ambiental. La preservación de nuestros bosques y selvas, y la recuperación de millones de hectáreas destruidas por la deforestación involucra a cientos de miles de campesinos, comunidades indígenas y habitantes de las zonas a proteger. Se trata de una tarea enorme, que requiere una efectiva coordinación.
Una federación permitiría, en primer lugar, negociar en los mejores términos para el país la venta de créditos de carbono –es decir, la venta de compensaciones por el papel que juegan estas zonas en la captura de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. El mercado global es todavía incipiente, pero podría pasar de 2.000 a 50.000 millones de dólares si se cumplen las metas de reducción de emisiones globales.
Le puede interesar: Las motocicletas movilizan la economía del país: Grupo UMA
Una federación se encargaría de asegurar el máximo precio de nuestros créditos de carbono.
Cada integrante de esa federación debe tener acceso a las mejores prácticas para maximizar la captura de CO2 y, al mismo tiempo, conservar la biodiversidad.
Además de socializar las tecnologías y el conocimiento, será necesario poder verificar el cumplimiento de los compromisos de conservación, preservación y resiembra. Esto demanda el uso de imágenes satelitales con un gran nivel de granularidad, para hacer seguimiento a predios aún más pequeños que los minifundios cafeteros. El costo de acceder a esa tecnología solo podría ser asumido por una institución que la preste de manera generalizada a todos su afiliados.
También se requiere una federación para que parte de los beneficios producto de la venta de créditos de carbono, irrigue a las poblaciones con bienes públicos. Es clave llevar desarrollo y bienestar a regiones del país en las que hoy predomina la ilegalidad.
Una federación también permitiría garantizar altos estándares de calidad para que cuando se venda un crédito de carbono, realmente evite emisiones y adicione a los bosques y reservas que ya tenemos hoy en día.
Lea también: Alianza entre constructoras e industria forestal, clave para desarrollar la red forestal y de maderas
Al igual que ocurrió con el café, es necesario desarrollar un mercado interno de créditos de carbono.
Como debemos evitar los problemas del pasado respecto a una excesiva dependencia de una sola fuente de ingreso, esta federación se podría encargar de financiar las actividades científicas para desarrollar nuevos productos a partir de la biodiversidad, empezando por el ecoturismo.
El país necesita una nueva federación, no acabar la Federación de Cafeteros, a la cual el Gobierno ha puesto en la mira. Más que generar nuevos frentes de tensión, el Gobierno debería centrarse en crear verdaderas soluciones y plantear nuevas apuestas para el desarrollo de los próximos 100 años.
Aprender de la experiencia exitosa para afrontar los nuevos desafíos. Esa es la estrategia apropiada. Esto es lo opuesto a generar conflictos donde no los hay.
www.mauriciocardenas.co
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion