La muerte de Juan Carlos Rodríguez Agudelo, alias Zeus, durante la operación Agamenón en Antioquia, podría ser una noticia que algunos celebran en silencio.

La caída de un hombre que durante años había acumulado enemigos, tanto dentro como fuera del mundo criminal, deja una sombra de duda: ¿fue realmente un golpe estratégico de las autoridades o alguien más tenía interés en que Zeus no hablara más?

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Lo cierto es que, en la mañana de ayer, en la vereda Pocitos, entre Aquitania y San Francisco, este criminal, que alguna vez estuvo entre los más temidos del Clan del Golfo, fue abatido. El interrogante sobre si fue una simple casualidad o algo más profundo queda en el aire.

Según confirmó la Policía Nacional, la operación fue el resultado de un trabajo coordinado entre distintas fuerzas. La Fiscalía Especializada Número 71 contra el Crimen Organizado, el Ejército Nacional y la Fuerza Aérea Colombiana estuvieron involucrados en este operativo que iba en contra de los intereses del Bloque Magdalena Medio del Clan del Golfo, un grupo criminal que durante años ha sembrado el terror en varias regiones del país.

El general William René Salamanca, director de la Policía Nacional, fue el encargado de informar que, además de alias Zeus, otras siete personas fueron abatidas en la operación. Asimismo, Salamanca lamentó la muerte de una mujer que, mientras se movilizaba en motocicleta por la zona, fue alcanzada por el fuego cruzado. Su acompañante, quien también iba en la moto, resultó herido, pero logró ser atendido por las tropas en el área.

El operativo dejó además un arsenal incautado: 11 armas de fuego, munición y equipos de intendencia y comunicación que eran utilizados por los criminales abatidos.

Una extensa trayectoria criminal

Ahora bien, la figura de Zeus no era una cualquiera en el mundo del crimen organizado. Su historia comenzó en 1997, cuando se unió a los exjefes paramilitares alias ‘00’ y David Hernández ‘39’ en Urabá, Antioquia, para formar parte del plan de expansión de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Con el tiempo, su carrera delictiva lo llevó a infiltrarse en las filas del Ejército Nacional, donde fue asignado al Batallón Vargas en Meta. Durante ese tiempo, Zeus, cuyo nombre verdadero era Juan Carlos Rodríguez Agudelo, se involucró en varios episodios oscuros, incluyendo los falsos positivos, una práctica que consistía en presentar civiles inocentes como guerrilleros abatidos en combate para obtener beneficios.

Sin embargo, lo que muchos no sabían era que fue en ese mismo batallón donde conoció a Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, otro de los hombres más buscados de Colombia.

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Este vínculo sería clave para la carrera de Zeus en el mundo del crimen organizado, ya que su participación en operaciones en el Magdalena Medio, Caquetá y Guaviare le permitió escalar dentro de las redes de narcotráfico y violencia. Su participación en la masacre de Cajamarca fue uno de los puntos más oscuros de su historial.

El Ejército Nacional lo retiró en 2005, y tres años después fue capturado con 200 kilos de cocaína y 30 millones de pesos en efectivo, lo que dejó en evidencia su participación en el narcotráfico.

Fue condenado a 15 años de prisión por delitos como tortura, desaparición forzada y homicidio, pero esto no frenó su carrera criminal.

Durante su estancia en prisión, alias Zeus mantuvo sus vínculos con grupos armados ilegales y narcotraficantes como el cartel del Norte del Valle y Diego Montoya, alias Don Diego.

En 2021, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) le otorgó libertad condicional. Durante su proceso de colaboración, participó en al menos diez sesiones donde reconoció su responsabilidad en ejecuciones extrajudiciales y en el asesinato de militantes de la Unión Patriótica. Sin embargo, su libertad no fue tranquila. En 2022, fue sorprendido portando un arma de fuego, lo que motivó a la JEP a abrir un incidente de incumplimiento, aunque el caso fue archivado en marzo de 2023 al no encontrarse pruebas suficientes.

La planeada escapada

El punto más impactante de su vida reciente fue su fuga de una estación de Policía en Cúcuta, en abril de 2024. En esa madrugada, junto a otros 21 reclusos, logró escapar aprovechando una simulación de emergencia médica dentro de las celdas.

El 21 de abril, a las 11:00 de la noche, cuando llovía en Cúcuta, uno de los detenidos se hizo el enfermo para captar la atención y mientras era atendido por uno de los custodios, aprovecharon para salir de la estación, tumbando la reja de la entrada.

Según se pudo conocer, el escape habría sido orquestado por un pequeño grupo de criminales que harían parte de las bandas ‘Los AK47’ y ‘Familia P’, pero, aunque tenían todo listo, la llegada de Zeus permitió la financiación del mismo, que habría costado más de $100 millones.

En total se iban a escapar 49 detenidos, pero por la rápida acción de algunos uniformados que se encontraban en el lugar, solo lo hicieron 23, entre ellos estaba Zeus, por quien ofrecían hasta $50 millones de recompensa.

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Tiempo después, el hombre reapareció con una  carta dirigida a la JEP en donde describió el caos y el miedo que sintió esa noche: “Sentí pavor, temor de ser asesinado y corrí. Realmente no sé qué fue, si una fuga masiva o un plan para matarme, solo sé que me dispararon como en cinco oportunidades a la cabeza”. Sus palabras dejaron más preguntas que respuestas sobre lo que realmente sucedió.

Por esta fuga, tres policías fueron capturados y acusados de negligencia en la custodia de los reclusos. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha esclarecido del todo cómo ocurrió la fuga ni si hubo complicidad interna.

La operación Agamenón, que finalmente dio con la ubicación de Zeus, podría considerarse un golpe certero para las autoridades colombianas en su lucha contra el crimen organizado, pero también deja abiertas las dudas sobre qué motivó realmente su muerte. ¿Fue un simple enfrentamiento, o había más en juego? Alias Zeus, con todo el conocimiento que acumulaba sobre el narcotráfico, las AUC y los vínculos con el Clan del Golfo, podía ser una pieza clave en futuros procesos judiciales. Con su muerte, se cierra un capítulo, pero se abren otros interrogantes que podrían no tener respuesta.

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