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Mari Leivis y Yeison López, la historia de sacrificios de dos medallistas que le dieron un día plateado a Colombia
La antioqueña y el chocoano ganaron medalla de plata en las pesas de los Juegos en París.
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Colprensa
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Sábado, 10 de Agosto de 2024

Un viernes de gloria tuvo el deporte colombiano en los Juegos Olímpicos de París-2024 tras la obtención de dos medallas de plata, esta vez por cuenta de los pesistas Mari Leivis Sánchez, nacida en Turbo, Antioquia, y Yeison López, natural de Istmina, Chocó, pero formado como atleta en el Valle de Cauca.

Dos figuras forjadas con esfuerzo y sacrificio en medio de carencias y dificultades, que demuestran la riqueza de talentos que hay en todas las regiones del país, y que se unen al cucuteño Ángel Barajas que también obtuvo plata en la gimnasia artística.

La halterofilia se ratificó como la disciplina que más alegrías le ha dado a Colombia en la historia de los Juegos Olímpicos, con 11 preseas (2 oros, 6 platas, 3 bronces), por encima del ciclismo (incluye BMX) que tiene 8 (2-2-4) y el atletismo con 5 (1-3-1), gracias al tesón de 9 deportistas, de los cuales dos (Figueroa y Mosquera) repitieron podio.


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María Isabel Urrutia fue la primera pesista nacional en subir a un podio olímpico. Fue en la edición de Sydney en el 2000, donde se colgó un oro en los 75 kilogramos. La otra presea dorada la obtuvo el antioqueño Óscar Figueroa en Río de Janeiro 2016, compitiendo en los 62 kilogramos.

 

 

Los metales de plata fueron logrados en Beijing 2008 por Diego Salazar (62 kilogramos) y Leidy Solís (69 kilogramos), Óscar Figueroa en Londres 2012 (62 kg) y Luis Mosquera (67 kg) en Tokio 2021. Más los de ayer en París-2024 con Yeison López (89 kg) y Mari Leivis Sánchez (71 kg).

Mientras que los bronces se alcanzaron en Atenas 2004 con la chocoana Mabel Mosquera (53 kg), en Londres 2012 con su paisana Ubaldina Valoyes (69 kg) y en Río-2016 con Luis Javier Mosquera (69 kg).

*Acreditada por el Comité Olímpico Colombiano, viajando a París gracias a Iberia

 

Mari Leivis, la mamá medallista de Turbo

mocionada y casi sin palabras quedó la antioqueña Mari Leivis Sánchez tras ganar la presea de plata en los Juegos Olímpicos de París-2024. Ella, que no pudo asistir a Tokio-2021 porque quedó embarazada, había aplazado el sueño de ser medallista, el mismo que hizo realidad este viernes en Francia.

Nacida en Turbo hace 32 años y dedicada a las pesas desde hace 13, superó sus propias marcas y con un total de 257 kilos (112 en arranque y 145 en envión) se quedó con la medalla de plata en la división de los 71 kilogramos. Tercera fue la ecuatoriana Angie Paola Palacios (116-140-256).

La ganadora fue la estadounidense Olivia Reeves, quien impuso récord mundial en arranque con 117, y logró 145 en envión para un total de 262.


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La definición de la plata fue emocionante, ya que la colombiana, que había sido cuarta en el arranque, debía superar a sus rivales en envión y por eso solicitó, para su último movimiento, el peso de 145 kilos, algo que no había hecho en entrenamientos. Pero gracias a su fortaleza pudo levantarlo para ser segunda en la prueba.

Mari Leivis es de tez morena, mide 1,59 metros de estatura, y se define como una mujer de mucho ánimo, valiente, a quien pocas veces ven triste, pues “siempre busco soluciones para salir adelante”.

La haltera urabaense se radicó en Medellín desde los 16 años para pulirse en la actividad de los hierros. No cae en lamentos en los momentos difíciles y se mantiene fuerte como le sucedió en febrero pasado cuando sufrió un desgarro en la pierna izquierda que puso en riesgo su participación en la Copa Mundo en Tailandia, último certamen clasificatorio a los Olímpicos.

Cuatro años antes, cuando nació su hijo Ismael Elías, estuvo a punto de retirarse del deporte de alto rendimiento. Preocupada por él, sobre todo por el tiempo que le podría ofrecer, a Mari Leivis se le pasó por la mente trabajar en un restaurante gracias a sus dotes para cocinar, pues dice que prepara un sancocho de gallina y un guisado de pescado exquisitos.

Pero sus entrenadores en Antioquia, Mónica Picón y Juan Ruiz, la convencieron para que continuara en la pesas y tras encontrar el respaldo del padre de su hijo, Luis Carlos Palacios, y de su abuela, María Janeth Castro, siguió entrenando.

“Gracias a Dios no abandoné las pesas. Es mi hijo el que me impulsa a no desfallecer, pero también el deseo de demostrar que sí se pueden alcanzar las metas desde que haya disciplina y amor por lo que se hace”, indicó Sánchez, única pesista paisa en la delegación, antes de la última concentración de un mes de cara a la Olimpiada y luego de haber sido campeona en los Juegos Bolivarianos en Valledupar-2022, Centroamericanos en El Salvador y Panamericanos en Chile-2023.


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¿Qué siente ahora que es medallistas olímpica?

“Estoy feliz con el resultado, con la medalla. Se hizo muy bien el trabajo y gracias a Dios logramos la presea, algo que luché día tras día y acá con la ayuda de todo el equipo, y creyendo siempre en que íbamos a cumplir bien la misión. Esto es un premio a ese día a día de superar momentos difíciles, de angustias de jornadas no tan buenas, pero siempre con la convicción del trabajo que se estaba haciendo para buscar este resultado”.

¿Cómo vivió esa final y esos últimos movimientos para confirmar la medalla?

“Viví cada segundo confiada, siendo positiva, segura de lo que estaba haciendo, y eso es algo que debo agradecerle al trabajo sicológico que hicieron porque era una situación que me costaba. En otras ocasione me daba miedo, susto, empezaba a temblar, pero acá con todo lo que hemos hecho me sentía segura, porque además el trabajo de preparación fue fuerte, entonces estaba convencida de que podía lograrlo. Solo pensaba en los movimientos que debía hacer y ya, ni siquiera vi cuanto iba a levantar, por eso al final le pregunté al profe cuánto había sido... risas”.

¿Se imaginaba ser medallista?

“La verdad sí, cuando me acostaba pensaba en eso, visualizaba tocando mi medalla. Yo estaba segura de que iba a luchar y a dejarlo todo por lograrlo, por eso siempre me imaginaba en el podio, con la medalla y por eso me siento muy feliz y orgullosa de haber dejado todo en la plataforma y darle este logro a mi país, a mi gente en Turbo que sé que están muy alegres por esto que hemos logrado”.

¿Qué le dice a su hijo Ismael Elías que está en Turbo con sus padres esperándola?, ¿cuánto tiempo lleva sin verlo?

“No es fácil dejar la familia, llevo cuatro meses sin verlos, estar lejos tanto tiempo es duro, pero gracias a mis padres, hermanos y entrenadores estamos acá. No tengo palabras para expresar la felicidad que tengo, Dios cumplió su promesa porque ni una hoja de un árbol se mueve sin su voluntad y por eso le agradezco poder lograr esto que tanto he anhelado. Fue mucho tiempo el que estuve lejos de mi casa. Lejos de mi niño. Él me decía, mamá cuándo viene. Y ya voy a poder ir mañana, me imagino que todos están muy felices, lo mismo que mis profesores en Medellín y en Turbo porque esto también es de ellos que siempre han estado ahí para respaldarme”.

¿Nunca dudó de que podría estar bien para la competencia a pesar de las lesiones?

“Vivo agradecida con Dios, creí sus promesas y recibí por intermedio de mi madre ese apoyo y esa fe en Él. Gracias al apoyo y las oraciones de mi familia estoy acá. También gracias a los fisioterapeutas y el grupo médico que siempre trabajaron fuerte para que pudiera recuperarme bien y estar en la competencia; por eso esta medalla tiene mucho trabajo, sacrificio y dedicación de mucha gente”.

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