A pesar de los operativos adelantados por las autoridades consumidores de droga en su afán de conseguir los alucinógenos proceden a desmantelar las redes de comunicación en diferentes barrios de Ocaña.
El tramo más crítico es el puente de las Llanadas donde proceden a hurtar los cables de telefonía, sistemas de alarmas y cámaras de seguridad para quemar el caucho y extraer el bronce.
Vecinos de los sectores aledaños denuncian a los jíbaros camuflados como recicladores que llegan en las horas de la madrugada para el trueque de las piezas robadas por droga.
Los moradores de las viviendas cercanas solicitan a las autoridades acciones contundentes para llevar a las personas que pernoctan debajo del puente hacia un centro de rehabilitación y garantizar la seguridad a los transeúntes.
El secretario de Gobierno, abogado Jaime Velásquez Salamanca, ordena operativos especiales para detectar los sitios donde se compran los elementos hurtados, imponer multas y acabar con esa práctica.
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Igualmente, se avanza en la caracterización de las personas con el fin de brindar el tratamiento en los centros de rehabilitación y en la ruta de atención garantizar el retorno a los hogares. Aquellos que no tengan la residencia cercana se les ofrece los pasajes para que se vuelvan a lugares de origen.