En medio de una pertinaz lluvia se desarrolló el día sin carro y moto en Ocaña, donde las empresas transportadoras del servicio público de pasajeros colapsaron ante la gran demanda de los usuarios. Un torrencial aguacero, en las horas del mediodía, puso a prueba la capacidad en esa dinámica y los vehículos fueron insuficientes.
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El secretario de Movilidad y Tránsito, Leonardo Moreno Bonilla, dijo que se cumplieron las tareas trazadas, sin embargo, la ola invernal ocasionó el traumatismo en las horas pico. “Las empresas cumplieron con las frecuencias de las rutas preestablecidas y son imprevistos”, dijo.
Asegura que los motores de unos 60.000 vehículos se apagaron generando ese ambiente de tranquilidad y disminuyendo los niveles de contaminación ambiental.
“La gente acató la disposición a excepción de unos cuantos que fueron sancionados. La mayoría se unió a un día diferente empleando medios de transportes alternativos y públicos para movilizarse”, agregó.
Las autoridades inmovilizaron 17 motocicletas y tres automóviles por incumplimiento a la medida establecida.
Los transeúntes manifestaron que la jornada mostró un aspecto diferente del paisaje cotidiano, regalando espacios de tranquilidad donde se pudo transitar con comodidad por las calles que, a su vez, se vieron más limpias y confortables.
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“Es un ejercicio que se debe repetir unas cuatro veces al año, porque existe mucha congestión vehicular especialmente durante las horas pico”, señaló Alonso Navarro Pacheco del barrio Las Llanadas.