El ejercicio ambiental del día sin carros y motocicletas dejó en evidencia que Ocaña nunca ha cumplido la norma nacional para regular la emisión del ruido como lo establece la Resolución 0627 del 7 de abril de 2006.
Y es que los mapas de ruido ambiental son una herramienta importante para visualizar y comprender la situación de la contaminación auditiva en un determinado territorio, pero los ecologistas de la región señalan que Ocaña está en mora de elaborar esos esquemas para los próximos 4 años de acuerdo con la normatividad vigente en los municipios con más de 100.000 habitantes.
Los miembros del Comité de Control y Vigilancia de Ocaña en asocio con la Unidad Técnica Ambiental, Policía Nacional y la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), seccional Ocaña, durante los últimos años han adelantado la sonometría para establecer qué tanto se bajan o aumentan los decibeles en algunos sitios de mayor concentración de las fuentes móviles y fijas.
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“Esas estadísticas son esenciales para suscribir un convenio entre la academia, la administración municipal y la autoridad ambiental para elaborar el mapa”, dijo Juan Carlos Rodríguez Osorio, ingeniero de la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor).
Ciudad en crecimiento
La autoridad ambiental trabaja de la mano con la UFPS para determinar los niveles del ruido ocasionado por el aumento del tráfico automotor de los últimos años.
“Estamos midiendo el ruido ambiental en las calles y avenidas donde se reporta un promedio de 70 a 75 decibeles y se nota la reducción con el día sin carros y motocicletas”, recalcó Rodríguez.
Esa contaminación es producida por las fuentes móviles, ya que el tráfico oscila entre 40 a 60 mil motocicletas y 25 mil automotores diarios rondando por las calles de la ciudad.
El Comité de Control y Vigilancia ambiental coordina con el Laboratorio de la Calidad del aire de la UFPS el análisis para adoptar planes encaminados a mitigar la creciente contaminación.
“El objetivo es que esos datos sean analizados y discutidos por expertos, y no que se queden engavetados, ya que es el resultado de un trabajo arduo con los parámetros y variables de la movilidad para adoptar alternativas”, agregó Rodríguez.
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Aseguró que los puntos críticos son notorios en las plazas de mercado, calles céntricas y avenidas especialmente en las horas pico.
Urge suscribir el convenio
El coordinador del Laboratorio de la Calidad del Aire, magíster en gestión ambiental, Alexander Armesto Arenas lidera el proceso para analizar el comportamiento de las ondas sonoras en los distintos entornos de la ciudad.
Corresponde a las autoridades locales implementar políticas ambientales en el Plan de Ordenamiento Territorial.
Los ambientalistas recuerdan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud donde establece que después de los 65 decibeles el sonido ya se convierte en ruido.
“De ahí en adelante es algo perjudicial, hay que cuidar ese órgano vital de nuestro cuerpo como son los oídos que ayuda al equilibrio. Muchas personas sufren problemas de audición en nuestra comunidad porque nos exponemos a esa presión sonora”, señala el funcionario de Corponor.
Asegura que la ciudad está en evolución y la gente tiene que tratar de convivir con la contaminación auditiva ocasionada por el aumento del parque automotor.
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Asimismo, las mediciones a las fuentes fijas como bares y discotecas para analizar los datos que servirán de insumos para el componente ambiental.
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