En la carta de los siete potajes
Una de las tradiciones que aún se conservan en el oriente colombiano con inmenso fervor religioso es la preparación de los siete potajes, el Jueves Santo.
La flor del barbatusco, utilizada por los indígenas para sazonar los platos de la región y declarado como árbol insigne del municipio de Ocaña, fue incorporada en las recetas de las bendiciones alimenticias de la Semana Mayor.
El propietario de un restaurante en el sector de Jesús Cautivo, Rafael García Rondón, manifestó que ya incorporó esa base a un filete de tilapia con verduras para dar un sabor agridulce. “Es un ingrediente especial que hace parte de la gastronomía y sirve para adornar el plato”, precisó.
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La Vigía del Patrimonio Cultural, Martha Pacheco García, manifestó que aún se mantiene viva esa costumbre que perdura a pesar de los embates de la tecnología. “Es muy hermoso apreciar ese ritual, alrededor de un fogón de familias unidas preparando los productos como Dios manda”, exclamó la historiadora.