Disfrutar una bebida con pitillo o usar un mezclador para el café o pedir una bolsa en el supermercado para cargar la compra realizada serán prácticas prohibidas desde el próximo 7 de julio, a menos que esos productos sean biodegradables o estén fabricados con materiales reciclados.
Y es que, con la entrada en vigencia de la Ley 2232 de 2022, que prohíbe la producción de artículos de plástico de un solo uso, serán 14 productos los que saldrán del mercado, seis de ellos a partir de la fecha antes menciona y los otros ocho de forma paulatina en seis años, es decir, hasta 2030.
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¿Cómo afecta esta norma al sector empresarial del plástico? En entrevista con La Opinión, el representante de la Asociación de Industriales del Plástico de Norte de Santander (Asoplasnor), Gustavo Ruiz, precisó que en la región hay 120 organizaciones, que resultarán afectadas, sumadas a unas 80 del estado Táchira (Venezuela) que estarían operativas, de las 240 que hubo hace años, las cuales también serían perjudicas, porque hacen parte del mercado de la frontera.
“Nosotros generamos 4.500 empleos directos e indirectos en el departamento y tenemos, en promedio, un consumo de 5.000 toneladas de plástico al año, cifra que va a ser impactada en 60% -por la ley-. Eso quiere, que prácticamente, el 60% de la capacidad de generación de empleo se va a perder”, indicó Ruiz.
Recalcó que al bajar el volumen de ventas, merman los ingresos de la empresa y, automáticamente, no pueden sostener a los mismos empleados.
El presidente ejecutivo en Colombia de Acoplásticos, Daniel Mitchell, dijo a La Opinión que ese primer grupo de las prohibiciones abarca un 7% de la industria plástica, lo que equivale a alrededor de 8.000 o 10.000 puestos de trabajo directos y son los que se pudieran ver afectados.
Mitchell aseguró que las empresas están preparadas para enfrentar esta legislación. Sin embargo, la dificultad que tienen es que el Ministerio de Ambiente “se demoró mucho en reglamentar los requisitos de los productos biodegradables, de los que tienen 100% contenido de material reciclado”.
“Hasta hoy, no tenemos una reglamentación. Sacaron un proyecto a consulta pública que da algunos lineamientos, pero me parece que llegó tarde y adaptarse a esos criterios toma tiempo. Por ejemplo, en el caso de los productos 100% con materia prima reciclada, se requiere que los certifique un organismo acreditado, lo cual se demora entre 8 y 12 meses; y la entrada en vigencia es en julio, entonces los tiempos no dan para que haya laboratorios que puedan sustentarlos”.
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El líder de Acoplásticos detalló que una prueba de biodegradación se demora unos 6 meses y, hasta hora, se están conociendo las normas técnicas.
Impacto en el consumidor
Daniel Mitchell subrayó que se supone que la ley establece que el Gobierno debe crear planes de reconversión y asignar unos recursos, pero tampoco han trabajado en ese punto.
Añadió que las industrias, en lo que respecta a los biodegradables, están en capacidad de producirlos.
No obstante, el problema es que el producto biodegradable vale tres veces el costo del plástico, por lo que hay que analizar, según el presidente ejecutivo de Acoplásticos, si los consumidores pueden asumir esa diferencia, porque, en un producto, la materia prima es 60% plástico.
Al multiplicar por tres el costo de la materia prima biodegradable, pues, se triplica el precio final del artículo.
Mientras que Gustavo Ruiz sostuvo que muchos artículos de plástico que dejarán de existir son los que popularmente llaman desechables o de Icopor (que hace referencia a las siglas de la Industria Colombiana de Porosos, productos de material plástico espumado derivado del poliestireno), que hacen volumen y son de difícil manejo, porque nadie los está reciclando.
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Avances en sostenibilidad
Gustavo Ruiz explicó que una “mala idea del Estado es considerar que las materias primas se pueden sustituir por los oxobiodegradales, los cuales, se ha comprobado por estudios, que no son la solución, porque estas materias simplemente parten el plástico en partículas más pequeñas y ocasionan un problema mayor: el microplástico. Entonces, nadie lo puede controlar, ni siquiera se tiene la forma de cómo descontaminar el medio ambiente”.
“Hay que cambiar a favor del medio ambiente, eso no tiene discusión. Pero, para hacerlo, se requiere planeación, cooperación, muchas mesas de trabajo y apoyo a los empresarios. Es por ello que esta decisión no es muy bien recibida en los empresarios. No se sabe hacia dónde vamos en este momento”.
El representante de Asoplasnor aseguró que, dentro del sector, hay adelantos tecnológicos que se vienen desarrollando desde hace varios años enfocados en la sostenibilidad. Sin embargo, ha hecho falta el apoyo del Estado.
Ruiz manifestó que se han hecho intentos de sustituir el plástico por materiales de origen vegetal, que se puede hacer desde el bagazo de la palma y de la caña y de otros desechos orgánicos. Pero requiere una inversión muy grande.
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“Venimos trabajando de la mano de distintas universidades, la Francisco de Paula Santander (UFPS) en especial, así como de la Unipamplona y la UIS (Universidad Industrial de Santander), que nos ha llevado a su laboratorios. Podríamos escalar mucho más, si hubiese apoyo y es lo que esperamos, para producir nuevas materias primas”, añadió.
Gustavo Ruiz resaltó que, en conjunto con la Gobernación y la UFPS, desde la administración de Silvano Serrano y, ahora, con la de William Villamizar, han estado haciendo pruebas en el marco de un proyecto con los cultivadores de yuca, para patentar una materia prima, con la que se han fabricado cubiertos, por ejemplo, y el propósito es llegar a todos los productos de un solo uso.
Daniel Mitchell expresó que se vienen inversiones importantes en reciclaje de productos químicos y han venido trabajando en reciclaje de PET (tereftalato de polietileno), pues, la industria está encaminada hacia esa dirección.
El dato
Según Acoplásticos, alrededor del 50% de la industria plástica lo conforman los empaques, envases, bolsas y desechables, la otra mitad corresponde a tuberías, materiales para la construcción, tanques, tejas, contenedores, partes de autos, sillas, mesas, productos para invernaderos, recipientes, cepillos, entre otros.
Dentro de los primeros productos que prohíbe la ley, las bolsas y los pitillos tienen una participación del 4% y los desechables, el 3%. Así, el 7% de la industria se verá impactada con las primeras restricciones que impone le norma.
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