La educación refleja un aspecto muy importante en un territorio: el capital humano que genera un aporte mayor al crecimiento económico, dado por la productividad, los saberes, los conocimientos y capacidades que tienen los habitantes.
Esta reflexión del economista e investigador Mario Zambrano, coordinador del programa Cúcuta Cómo Vamos, refleja que un territorio sin trabajadores formados no puede evolucionar.
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En el grupo de habitantes de Norte de Santander con edades entre 15 y a 24 años, el promedio de años de educación es de 9,8, por lo que la región está en el puesto 17 entre 32 departamentos y Bogotá D.C., quedando por debajo de la tasa nacional (10,2 años).
Estos datos de la Encuesta de Calidad de Vida 2023, revelados por la directora del Departamento Admirativo Nacional de Estadística (DANE), Piedad Urdinola, muestran una falencia preocupante en la región.
Bogotá (11,3 años), San Andrés (10,8 años) y Atlántico (10,7 años) ocupan los tres primeros lugares en el aspecto de la formación educativa. Por su parte, el vecino Santander marca un promedio de 10,4 años y se ubica en la séptima casilla.
“Tenemos un grupo poblacional que debería tener una mayor inversión en formación, porque eso, en el mediano y largo plazo se traduce en mejoras en el crecimiento económico y la productividad”, asegura Zambrano, quien también es docente universitario.
¿Por qué este panorama?
Para el economista Juan Diego Peña, aunque han venido disminuyendo en los últimos años, persisten altos niveles de desempleo e informalidad, lo que pone presión para que muchos jóvenes que quisieran estudiar no puedan hacerlo, porque deben salir a buscar ingresos.
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“Aunque también se han venido haciendo esfuerzos, sigue habiendo una gran desconexión entre lo que necesitan las empresas de la región y la formación que adquieren los jóvenes. Una persona que tiene altas probabilidades de engancharse laboralmente va a hacer todo lo posible para terminar su formación. Pero eso, muchas veces, no pasa”, advierte.
El experto Mario Zambrano observa que Norte de Santander no tiene una tasa de crecimiento destacable, con aportes bastante bajos al Producto Interno Bruto (PIB) nacional, y carece de una política educativa a largo plazo que recoja las necesidades de distintos actores (empresarios, sociedad civil, academia), para construir un norte para la educación y cómo esta puede convertirse en un factor de cambio que no dependa de acciones aleatorias.
También considera que los cambios demográficos han hecho que ese nivel de cobertura o matrícula escolar, sobre todo en educación superior, no sea la que se espera, destacando que los subsidios y la ‘Matrícula Cero’ en universidades públicas han afectado el incentivo de poder pagar matrículas en las privadas.
“Los cambios sociales han hecho que las nuevas generaciones, con habilidades en temas de tecnología, sientan más interés por cursos cortos, dado que fácilmente pueden insertarse en empleos que les generan experiencia y manejo del tiempo”, precisa.
Mario Zambrano subraya que hay estudios que demuestran que la tasa de retorno en inversión en educación depende de la carrera que el estudiante escoja, porque hay unas que tienen mejor remuneración que otras.
De acuerdo con la secretaria de Educación del departamento, Laura Cáceres, uno de los problemas más serios es la culminación de las trayectorias educativas, porque los estudiantes no la completan, lo cual se evidencia en las cifras suministradas y en las tasas de cobertura.
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“Nuestra cobertura más baja se presenta en la media, cuya cobertura bruta es de 70,82%; mientras que la cobertura neta llega a tan sólo 39,90%, con una diferencia de 10% por debajo con respecto a la del país (49,74%). Esto quiere decir que sólo 4 de cada 10 adolescentes se encuentran en la media (grados 10 u 11)”.
Cáceres sostiene que, para muchos jóvenes, nos es importante terminar, no sienten atractivo el permanecer en el colegio y prefieren empezar a generar ingresos. Por otra parte, la oferta educativa no es suficiente en la zona rural porque la alta dispersión y condiciones geográficas dificultan la permanencia de los estudiantes en el sistema escolar.
A dónde apuntar
La secretaria Laura Cáceres anuncia que para facilitar que más jóvenes accedan a la educación superior se está estructurando la política de fortalecimiento de la media a través de alianzas con universidades, fundaciones, docentes, estudiantes y padres de familia, que le apuntará a cuatro objetivos:
1.- Disminuir la deserción de las aulas a través de acciones de calidad educativa que fomenten la permanencia en el sistema educativo.
2.- Reorientar la enseñanza y el aprendizaje hacia las competencias básicas y sus aplicaciones en la vida real.
3.- Enfoque integral para el fortalecimiento de mecanismos hacia una transición armónica a la educación superior.
4.- Implementar estrategias conjuntas interinstitucionales e intersectoriales para visibilizar la importancia de finalizar la educación media.
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El economista Juan Diego Peña considera que los jóvenes deben conocer más al tejido empresarial y productivo. Destaca que en sectores como las TIC, agroindustria, cerámica, energético, bluyines, calzado y gastronomía hay cientos de ejemplos de empresas que están innovando, invirtiendo, creando, exportando y en busca permanentemente de nuevos empleados, proveedores y aliados.
“Desde el sector público es necesario seguir propiciando programas como escuelas-taller para formar en habilidades específicas que requieren las empresas, rutas de empleo y, sobre todo, favorecer un ambiente en el que las empresas puedan crecer”, subraya.
Asegura que son interesantes iniciativas como Ideadores, evento que recoge muchas de estas ideas y que busca llegar a miles de jóvenes este año en Norte de Santander, para ampliar sus horizontes.
Mario Zambrano manifiesta que un ejemplo de lo que se ha venido trabajando en este ámbito es el llamado Pacto por la Educación, el cual ya debería consolidarse como un política pública, que dé luces hacia dónde se tiene que apuntar.
Recalca que un modelo de gobernanza, con una hoja de ruta a largo plazo, se puede concretar. No obstante, dependen de los compromisos y responsabilidades que asuman los actores del sistema.
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Mujeres, con más educación
Al detallar el nivel educativo por jefes de hogar que han alcanzado nivel superior o postgrado, Norte de Santander muestra: 19,8% hombres y 22,7% mujeres, con un brecha de 2,9 puntos porcentuales, por lo cual ocupa la mitad del tabla.
El economista Mario Zambrano explica que, siguiendo una tendencia desde hace algunos años a nivel nacional, claramente las mujeres han tenido mayor participación en credenciales de educación superior.
“Ahora debería esto verse reflejado en las oportunidades que las mujeres tienen, porque encontramos problemas de acceso al mercado laboral y de carga muy fuerte en ellas, porque muchas también tienen que dedicarse al cuidado del hogar. Tenemos más jefas de hogar con más capital humano, pero debería traducirse en mayores posibilidades de acceso al empleo”, concluye Zambrano.
Nivel educativo en mayores de 22 años, según el DANE
Norte de Santander
Básica primaria: 3,5%
Básica secundaria: 5,7%
Media: 20,1%
Superior: 2,5%
Bogotá D.C.
Básica primaria: 6,6%
Básica secundaria: 7,8%
Media: 38,9%
Superior: 9,7%
San Andrés
Básica primaria: 7,9%
Básica secundaria: 7,3%
Media: 32,0%
Superior: 1,8%
Atlántico
Básica primaria: 5,6%
Básica secundaria: 6,1%
Media: 34,3%
Superior: 4,2%
Santander
Básica primaria: 3,6%
Básica secundaria: 6,1%
Media: 24,2%
Superior: 4,6%
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