Mientras algunos campesinos prefieren botar los productos ya que gastan más llevándolos a las plazas de mercado, los equipos de un proyecto concebido como la redención del sector agropecuario en la provincia y zona del Catatumbo se encuentran arrumados en una bodega del Centro de Acopio de Ocaña.

La falta de planeación estratégica y políticas certeras de comercialización de la pulpa llevaron al traste de la planta procesadora de tomates y frutas, adquirida en 1992 durante la administración municipal del economista, Luis Eduardo Vergel Prada.

Luego de varios intentos fallidos –dicen ciudadanos- toda la maquinaria sufrió el deterioro por el paso del tiempo ante la mirada indiferente de los gobernantes de turno. Han pasado alcaldes, gobernadores, ministros de agricultura, senadores y representantes a la Cámara, “pero nadie ha sido capaz de reactivar la iniciativa encaminada a mejorar las condiciones de vida los cultivadores de la región”, señalan.

Las alternativas trazadas se han frustrado y los equipos no se pueden vender en una subasta pública ya que fueron adquiridos con recursos del fondo de Desarrollo Rural Integrado, DRI y de la Unión Europea. Tampoco se puede trasferir a la universidad Francisco de Paula Santander, seccional Ocaña, con fines académicos.

El ingeniero Emiro Cañizares Plata, exdirector ejecutivo de la Asociación de Municipios de la provincia de Ocaña, sur del Cesar y zona del Catatumbo, recordó que en el 2007 se intentó la reactivación con los laboratorios de paz de la Unión Europea, sin embargo, no fructificó el esfuerzo. 

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“Se debe hacer el mercadeo para procesar productos pico de cosecha, ya que la máquina tiene una capacidad de moler 8 toneladas hora y no se puede malograr esos equipos”, reiteró.
 

El gestor de la iniciativa 

La instalación de la planta fue sustentada en un proyecto liderado por la ONG alemana, GYZ, la comunidad campesina de Ocaña con la participación del departamento a través del secretario de Agricultura, Mario González.

“Se adquirió la maquinaria, en esa época era de última tecnología, un proyecto grande, porque había temporadas donde se acrecentaba la producción, pero fundamental era la pasta de tomates para venderla a las grandes industrias a nivel nacional”, indicó el exalcalde Vergel Prada. 
 
Luego de arrendar la procesadora a un particular el convenio no duró mayor tiempo. Posteriormente pasó a manos de la Asociación de Municipios y junto con una oenegé internacional se hicieron las actualizaciones. Posteriormente, se entregó a un empresario de Antioquia, quien la devolvió por falta de resultados.

“Ahora la maquinaria está arrumada, los equipos no están dañados, posiblemente tengan obsolescencia y no puede competir con la tecnología de punta. Se puede estudiar la alternativa pedagógica dirigida por la universidad”, aseguró el economista.

Recomendó analizar el mercado de tomate, frutas y otras verduras y propuso mayor voluntad política por parte de los gobernantes de turno. 

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El proyecto inicial reposa en el municipio donde se crea la planta con estudios de factibilidad. “En Ocaña, siempre se ha hablado de desarrollar la agroindustria, se hizo una cumbre en torno a la cebolla, la uva, el tomate y otras frutas, pero nunca se han concretado políticas claras en el Plan de Ordenamiento Territorial”, puntualizó.
 

Desocupar la bodega

El director de la territorial de la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental Corponor, ingeniero ambiental Albert Emiro Urquijo Sánchez, manifestó que los equipos se encuentran en manos de la administración municipal y la Gobernación de Norte de Santander.

La corporación, en su momento, cuando se realizó el convenio en la década de los 90 facilitó el espacio físico para el montaje. “Hace más de 20 años que se encuentra en desuso y como dirección territorial hemos oficiado a la Gobernación y a la Alcaldía la liquidación del convenio y procedan a retirar los equipos de las bodegas del centro de acopio para utilizarla en otros menesteres. En ningún momento existe un compromiso en la operación”, precisó.

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Asegura que se desconoce la etapa precontractual en la adquisición de la maquinaria y corresponde al Gobierno seccional definir si se entrega en comodato a una ONG o a la universidad Francisco de Paula Santander, seccional Ocaña para fines didácticos.
 

Que pase a manos de los campesinos 

Algunos dirigentes de la región proponen que el centro de acopio, a cargo de Corponor, pase en su totalidad al manejo de los campesinos organizados, hoy con una excelente experiencia en circuitos cortos de comercialización, compras públicas locales y en atención a la demanda de almacenes de cadena.

Los cultivadores de la región asociados a la Federación de Productores del Catatumbo y Provincia de Ocaña (Fedeprocap) desarrolla y comercializa a partir de sistemas productivos agrícolas de ciclo corto en especial frijol saragoza, maíz, cilantro, cebolla, tomate, pimentón, habichuela y pepino. Además, el ciclo largo en especial aguacate, cacao, café, caña, cítricos, plátano, yuca, apio y otros. 

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“Entregar el centro de acopio en su totalidad a este tipo de organizaciones, incorporaría la maquinaria y posiblemente su uso en procesos transversales de la transformación, almacenamiento y comercialización a consumidor final”, agregó el zootecnista José Luis Amaya Pérez.

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