Hasta hace algunas horas seguía la controversia sobre la inauguración de los Juegos Olímpicos –que se realizaron en París el pasado viernes 25 de julio– por cuenta de varias escenas que se han considerado polémicas, que se han prestado para diversas interpretaciones y por las que la misma organización de esa ceremonia tuvo que hablar.
La primera escena en cuestión se llamó “Festividad” y muestra a varias drag queens sentadas a la mesa. “La escenografía evoca la última cena de Jesús con sus apóstoles, pero a continuación aparece recostado Philippe Katerine, un cantante muy popular en Francia, casi desnudo, con el cuerpo pintado de azul y con guirnaldas de hojas y frutas. Un atuendo que lo hace parecerse a Dioniso, el dios griego que los romanos llamaban Baco y simboliza el vino y los placeres carnales”, según describió AFP.
El artífice de esta ceremonia inaugural fue el dramaturgo Thomas Jolly (nombrado desde noviembre de 2022), quien a sus 42 años tuvo la responsabilidad de ser el hombre orquesta y creador de 12 escenas o cuadros artísticos, a lo largo del recorrido de seis kilómetros. Sobre esa particular, que sigue estando en boca de todos, esclareció que la última cena no fue su inspiración. “Creo que estaba bastante claro que era Dioniso quien llegaba a esa mesa. Esta ahí porque es el dios de la fiesta y el padre de Secuana”, la diosa y personificación del río que cruza París.
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En este sentido, varias cuentas de redes sociales remitían al cuadro El festín de los dioses, una obra del siglo XVII firmada por Jan Harmensz van Biljert y conservada en un museo de Dijon, en el este de Francia. “La idea era más bien hacer un gran festival pagano, conectado con los dioses del Olimpo”, aseguró el director.
El problema por esa imagen ha sido tal que este lunes, el arzobispo siriaco católico de Mosul, en Irak, instó a los cristianos de esa ciudad a orar y ayunar para que “Dios perdone el gran insulto” que supuso, según él, la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París.
Para el arzobispo esta escenas sí le recordó a la última cena, la última comida de Jesús con los apóstoles. “Nos sentimos conmocionados, siendo Francia un país de laicidad y de humanidad, un país que respeta a todas las nacionalidades y todas las religiones, por que un comportamiento así, que ofende a los símbolos religiosos, venga de ese país”, añadió.
La Iglesia católica caldea de Irak también manifestó su disgusto en un comunicado, en el que mencionaba que su patriarca, el cardenal Louis Raphaël Sako, principal dirigente cristiano de Irak, “está al lado de la Iglesia de Francia”.
“Lo que ocurrió durante la ceremonia [...] es vergonzoso”, pues atentó contra “la fe y los sentimientos [...] de los cristianos del mundo”, apuntó.
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Verlo en perspectiva
Conrado Uribe Pereira, Director de contenidos en Conexiones Creativas y curador de arte por más de 20 años, cuenta que hay varios puntos a tener en cuenta con esta escena en particular. El primero tiene que ver con lo iconográfico (un análisis de la imagen y lo representado) y ahí habría que decir que el solo hecho de que la gente lo haya identificado como La última cena –pintada por Leonardo da Vinci entre 1495 y 1498– refuerza la genialidad de Da Vinci: “Eso muestra que él sigue influyendo y marcando los imaginarios contemporáneos”.
Ahora, “cuando vos ves la imagen de El festín de los dioses, pues evidentemente encontrarás a una persona vestida de azul que es Dionisio, el protagonista de esta escena y de la cena”. Pero esto hay que mirarlo más allá.
“No hay que dejar de lado que los Olímpicos los organiza Francia, un país que está pasando por un momento político muy concreto y estamos viviendo extremos de polarizaciones ideológicas y políticas en las que nos está costando mucho encontrar puntos intermedios en medio de un estado de irritación”.
Insiste el curador que además todo esto está mediado por las redes y los algoritmos que determinan lo que consumimos: “Si a lo mejor las personas que han reaccionado de esta manera pudieran ir un poco más a fondo, conocer lo que ha hecho Thomas Jolly como creador y entender, además, unas particularidades del contexto francés, a lo mejor no reaccionarían de este modo”.
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Anne Descamps, directora de comunicaciones del comité organizador (COJO) dijo en una conferencia de prensa que “nunca hubo ninguna intención de faltarle el respeto a ningún grupo religioso en absoluto” y el propio actor pintado de azul, Philippe Katerine, le quitó también fuerza a la polémica, diciendo al canal BFMTV que “si no hubiera polémica, no sería divertido”.
El curador añade que todo este alboroto también se puede analizar desde una perspectiva filosófica citando a dos personas que son relevantes en el pensamiento contemporáneo, como el francés Michel Foucault y el israelí Yuval Noaḥ Harari porque para ambos, “la escritura de ficciones construye realidades (...) esa construcción de ficciones es supremamente importante porque se refleja en una realidad y porque determina la manera en la que nos posicionamos y nos entendemos en el mundo”.
¿Y si le sumamos la corrección política? Es un punto a tener en cuenta porque hoy por hoy se evita, a toda costa, que cualquier obra (incluso las antiguas) tenga un lenguaje o comportamiento que pueda ser percibido como excluyente o insultante con grupos desfavorecidos o discriminados.
La invitación del curador es que antes de caer en este debate hay que entender cuál era la intención del dramaturgo y que todo se da en Francia, un país que privilegia la libertad de expresión en las prácticas artísticas, “no todo es un insulto. Si anteponemos los prejuicios ante algo que estamos mirando vamos a dejar de lado muchas cosas. Esta ceremonia fue un llamado a la diversidad, a la inclusión, a pensarnos y a vernos desde la diferencia”, concluyó.
El caballo que también ha generado polémica
Aunque de lo que más se sigue hablando en redes sociales es el debate de si la imagen hacía alusión a La última cena de Leonardo da Vinci o a El festín de los dioses de Jan Harmensz van Biljert, hay otro punto que se ha movido bastante y tiene que ver con el caballo blanco que desfiló en la ceremonia.
Muchos han hecho alusión a que tiene que ver con los jinetes que se describen en la primera parte del capítulo sexto del Apocalipsis de San Juan Evangelista: “Y miré, y he aquí un caballo pálido y su jinete”, del que se dice invoca la pestilencia, o al Anticristo. Sobre este pasaje de la ceremonia no se ha pronunciado su director, del que se sabe creó esta inauguración rodeado de cuatro autores, entre ellos la novelista Leila Slimani y la guionista de la exitosa teleserie francesa Dix pour cent, Fanny Herrero, para imaginar “un gran relato” a partir del decorado en el corazón de París: el río y sus monumentos.
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