El próximo 17 de noviembre se cumplirán cuatro años del trágico desbordamiento de la quebrada Tonchalá, que arrasó con todo a su paso en el sector Valles del Rodeo, afectando seriamente a los barrios 23 de Enero, La Isla, Canarios y Bendición de Dios, donde la crecida dejó muerte y desolación en más de 200 familias que, al día de hoy, todavía esperan por soluciones concretas de parte de las autoridades nacionales.
Justamente por el incumplimiento de los compromisos adquiridos, damnificados de aquella tragedia acudieron a las vías de hecho para llamar la atención y bloquearon la vía entre Cúcuta y El Zulia, a la altura de los Jardines de Paz, provocando una severa congestión de vehículos particulares, pero sobre todo de carga pesada.
Los reclamos de la comunidad estaban dirigidos principalmente hacia Carlos Carrillo, director general de la Unidad Nacional para la Gestión de Riesgos y Desastres, Ungrd, quien aseguró en su reciente visita a Cúcuta, el pasado mes de octubre, que los recursos para honrar los compromisos con estos ciudadanos estaban garantizados y estaban próximos a pagarse. Sin embargo, el dinero sigue sin llegar.
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El reclamo
Nubia Vargas es una de las damnificadas que dejó la crecida de la quebrada Tonchalá. Es oriunda de Pelaya, Cesar, desde donde tuvo que salir desplazada hace más de 5 años. Hoy asegura sentirse como una ‘bola de ping pong’, porque la pelotean para todos lados, de organismo en organismo, en busca de soluciones.
“Hace cuatro años quedamos con lo que traíamos puesto. Ahorita no estamos pidiendo limosna, queremos nuestras viviendas, esas que perdimos en la tragedia. Queremos una reubicación inmediata, una vivienda digna. Si ellos no quieren pagar arriendo, entonces que nos reubiquen ya”, expresó la mujer.