La historia de La Laguna, uno de los barrios de la ciudadela Juan Atalaya, es algo muy curiosa, pues drenaron un embalse para construir este sector de Cúcuta.
Todo comenzó hace 47 años, cuando en la zona donde hoy está ese barrio, había una laguna que colindaba con Motilones y que era usada fines recreativos.
Durante muchos años, la laguna fue un escenario de esparcimiento ideal para los habitantes de las comunas 7 y 8, porque todos los días el sitio recibía visitas que buscaban conectar con la naturaleza.
Además, a ese lugar arribaban los cirqueros a mostrar su magia y espectáculo a los cucuteños, donde traían a grandes animales de otras partes del mundo.
Pero ese terreno boscoso y biodiverso se empezó a poblar a principios de la década del 80, cuando numerosas familias de bajos recursos invadieron el lugar por la necesidad de tener un lugar donde vivir.
Fue entonces cuando la magia de la naturaleza se interrumpió para darle paso a las construcciones de las primeras viviendas y que poco a poco se fueron multiplicando.
En un principio, el nombre de este nuevo barrio sería Juana Rangel de Cuéllar, pero las autoridades municipales no lo validaron, así que la comunidad optó por ponerle ‘La Laguna’.
Con el paso de los años, cada vez más familias llegaron a los terrenos que alguna vez fueron un centro de esparcimiento, a tal punto que se quedaron sin lugar para construir.
Por varias décadas, los habitantes de la entonces invasión, vivieron en condiciones precarias, pues al no contar con el apoyo de la administración municipal, los únicos avances que tenía La Laguna eran aquellos realizados por la comunidad.
Todo cambió para inicios de siglo, cuando a mediados de 2001, la Alcaldía les otorgó el estatus de barrio y obtuvieron la personería jurídica, hecho significativo para los habitantes.
En menos de un año, servicios públicos como el alcantarillado, la energía eléctrica, el gas y el acueducto se instalaron en las más de 800 viviendas que existen en los terrenos de La Laguna.
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Con la necesidad de construir una institución educativa, en junio de 1980 se creó el colegio Juana Rangel de Cuéllar, ubicado en la calle 19 con avenida 0, donde antes estaba el antiguo salón comunal.
El colegio se convirtió en un patrimonio de La Laguna, en vista de que alberga niños, niñas y adolescentes de ese sector y barrios aledaños como Motilones, Ospina Pérez, Camilo Daza, Comuneros, Las Américas y El Aeropuerto.
Una situación similar ocurrió con la parroquia Santa Margarita de Youville, que fue construida para satisfacer las necesidades religiosas de aquellos habitantes católicos.
Haber construido un barrio sobre un terreno húmedo y tropical, les esta pasando factura a los habitantes de La Laguna, porque una de las principales problemáticas afrontadas es la humedad que presentan sus viviendas, que además de deteriorar las infraestructuras, ha causado daños.
Lluvia, sinónimo de tragedia
La situación se agudiza cuando se presentan las fuertes lluvias, pues las casas de La Laguna quedan completamente inundadas, y por momentos el barrio vuelve a parecerse a lo que fue alguna vez.
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“Aunque la laguna fue drenada, todavía hay agua en el subsuelo que brota por el piso de las viviendas, por eso cuando llueve, no queda otra opción sino la de recoger los muebles para que no se dañen”, agregó un habitante de esa zona.
De acuerdo con lo expresado por los vecinos, pese a que el alcantarillado se instaló hace más de 20 años, no hay un buen sistema de drenaje.
Otra situación que aqueja a la comunidad es el mal estado de las calles, porque desde 1983 ninguna vía ha sido arreglada por las administraciones municipales de turno.
Según se conoció, esta fue una de las problemáticas que la Junta de Acción Comunal (JAC) puso en evidencia en el marco de los encuentros ciudadanos para el Plan de Desarrollo Municipal, durante la Alcaldía de Jorge Acevedo.
“Recorrer las calles del barrio se volvió una tarea casi que imposible, por el estado de la capa asfáltica, y muchas vías se encuentran destapadas, haciendo de esto un barrial, cuando llueve”, señaló otro habitante del sector.
Los pocos avances en cuanto a pavimentación vial, han sido gracias al aporte de la comunidad, quienes han tenido que meterse la mano al bolsillo para mejorar esta situación.
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