Mi primer trabajo doméstico fue en Valledupar. Llegué en abril de 2019, sin rumbo porque iba perdida, robada. Fue la única opción que tenía, iba a cuidar un niño. Me iban a pagar $3.000 el día. No sabía cuánto eran $3.000… Acepté cuidar el niño, pero sin que mis hijos entraran a esa casa. Yo estaba recién llegada y no tenía quién me los cuidara”.
El anterior relato corresponde a una de las entrevistas realizadas por CARE Internacional en su ‘Estudio sobre características y condiciones de trabajo de personas migrantes y refugiadas en el trabajo doméstico remunerado en Colombia’, en el que alertó el alarmante panorama en este tipo de actividad económica.
La mujer contó que sus hijos tenían, entonces, 10, 8 y 4 años de edad y que los más grandes cuidaban al menor, mientras ella trabajaba.
“Vivíamos, literalmente, en la calle. No me daban almuerzo ni desayuno. Era no más cuidar al niño y eso fue aumentando a que tenía que limpiar, lavar. Comencé saliendo a las 4:00 de la tarde y luego salía a las 8:00 y 9:00 de la noche”, afirmó.
Estos datos de CARE Internacional revelan las condiciones a las que se someten las migrantes y nacionales en el empleo doméstico, en donde cerca del 70% de ellas gana menos del salario mínimo, cifra que aumenta al 82%, si son extranjeras.
Y solo el 18% de estas domésticas cuenta con seguridad social integral y prestaciones sociales, ese porcentaje se reduce a menos del 1% en las migrantes.
De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el 96% de quienes ejercen trabajo doméstico está en condiciones de informalidad. Eso significa que 96 de cada 100 empleados no tienen contrato ni prestaciones sociales. Además, más de la mitad de las mujeres (53%) se encuentra en la informalidad laboral.
En el área metropolitana de Cúcuta, según el último informe de mercado laboral del DANE, había 9.000 personas con ocupación doméstica. En todo el país, son alrededor de 719.000.
La secretaria general de CARE Internacional, Sofía Sprechmann, indicó que la situación de las migrantes es un reflejo de la desigualdad de género y la falta de oportunidades económicas con garantías sociales. Por esto, considera crucial que las políticas existentes sean implementadas de manera efectiva para garantizar derechos laborales y mejorar sus condiciones de vida.
La consultora en Políticas Públicas de Economía de Cuidado, Ana Teresa Vélez, integrante de CARE, resaltó que existe el Convenio 189 de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), ratificado por Colombia, pero su cumplimiento no ha sido efectivo, pues, allí se plantean los derechos laborales y humanos de los empleados domésticos, actividad en la que más del 90% son mujeres.
Afirmó que esa herramienta legal implica que también se ideen instrumentos que puedan garantizar el trabajo digno en el sector doméstico, por ejemplo, la inspección laboral, un aspecto fundamental para conocer cómo se desarrolla la labor dentro de los hogares.
“Hoy en Colombia no se hace inspección laboral, se está impulsando un proyecto de ley para que se pueda entrar a los hogares y revisar este tema”, subrayó Vélez, quien recalcó que algunos creen que el doméstico no es un trabajo, sino un favor, por lo que la mediación laboral se desdibuja, sobre todo cuando se tiene una mirada de que limpiar, lavar o cuidar a otros es una labor femenina por naturaleza.
Otros datos
El 99,1% de las domésticas tiene o ha tenido relaciones laborales de trabajo sin cumplimiento de las leyes.
El 22% de las trabajadoras domésticas migrantes encuestadas aún no cuenta con el Permiso de Protección Temporal (PPT).
El 82% tiene o ha tenido trabajos con remuneración de menos de un salario mínimo al mes
Las jornadas laborales van entre 8 a 12 horas diarias en el trabajo doméstico, que, sumado a las horas de cuidado en sus propios hogares, puede llegar a jornadas de hasta 17 horas diarias.
Por este panorama, CARE Internacional organizó, para el 1 de agosto, su primer foro relacionado con esa situación, con panelistas de instituciones nacionales e internacionales, en la Universidad Libre de Bogotá.
El evento se transmitirá en streaming, de 9:00 a.m. a 12:00 m.
¿Qué se debe hacer?
Incluir a las migrantes en las políticas de gobernanza, en los Planes Municipales de Desarrollo, para implementar líneas de empleo acorde con sus competencias, necesidades y expectativas.
Realizar estrategias de acompañamiento psicosocial y psicoterapéutico a las migrantes.
Promover iniciativas solidarias en favor de las empleadas del hogar.
Ampliar y promover el pago de las prestaciones sociales de las trabajadoras domésticas.
Asegurar el acceso a la información y a la asesoría legal para esas empleadas.
Exigir el efectivo cumplimiento del Convenio 189 y la prevención del acoso y la violencia en el trabajo doméstico, según el Convenio 190 de la OIT en Colombia.
Fomentar la asociatividad de las migrantes alrededor del trabajo doméstico.