La red pública de salud de Cúcuta, a cargo de Imsalud, literalmente hoy ‘goza de buena salud’ en los frentes financiero, de infraestructura, cobertura y prestación de servicios a los usuarios, lo cual representa un buen síntoma de la diáfana gestión gerencial.
Por un lado están los $35.000 millones de superávit con los que cierra el presente año, que equivalen a un diagnóstico positivo del estado de las finanzas, al tiempo que se posicionó como la de mejor gestión en el departamento, de acuerdo con la medición que hizo la plataforma Formulario único de reporte de avances de la gestión.
Y también obtuvo un reconocimiento a la labor gerencial por parte del Ministerio de Salud por el mejoramiento del acceso al servicio a los migrantes y colombianos retornados.
De lo expuesto por el gerente Juan Agustín Ramírez en la entrevista concedida a La Opinión, hay un punto que debe resaltarse y que bien podría servir para darle paso a un necesario debate sobre el manejo de los recursos públicos.
Cuando el médico dio a conocer el balance que deja a un Imsalud con fortaleza de recursos y una buena calidad en los procesos para lograr su efectividad al final del periodo.
Al anunciar el millonario superávit dejó la siguiente afirmación que no puede quedarse solo en eso, sino en la cabeza para el inicio de una deliberación sobre los adecuados manejos de entidades de esa naturaleza: “(...) y ello nos lleva a preguntar, ¿qué se hacía con toda esta plata que sobraba en las anteriores administraciones, en dónde está?”.
Los órganos de control, los veedores de salud, la Procuraduría, la Fiscalía y la misma administración municipal debieran atender esa válida inquietud de Juan Agustín Ramírez, que cobra mayor importancia cuando la complementa con este argumento: “ni siquiera la alta cartera por deudas que no pagan las EPS que se han liquidado y que ascienden a unos $60.000 millones no son obstáculo para cumplirles a los más de 1.200 trabajadores con su sueldo y prestaciones sociales, todo debido al exitoso manejo de los recursos”.
Queda también una infraestructura de puestos de salud y unidades básicas mejoradas y reacondicionadas, en las zonas urbana y rural, con el propósito de darles una mejor atención de calidad a los 400.000 usuarios cucuteños que acuden en búsqueda de sus servicios.
Eso era muy importante hacerlo, como por ejemplo, mediante la inversión del presupuesto participativo por $3.600 millones en la renovación de los equipos biomédicos y de oficina del área asistencial y administrativa de las 37 IPS de Imsalud en el municipio.
Otro de los hechos destacables de la labor del actual gerente fue el mejoramiento de la infraestructura física de toda la red, dentro de las acciones para humanizar el servicio y que las personas estén en un ambiente adecuado mientras esperan la atención de los profesionales de la medicina, en la ciudad y en el sector rural.
Cabe resalta lo enunciado por el viceministro de Salud, Jaime Urrego, en torno a las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud de Barranquilla, Bogotá, Bucaramanga, Cali, Cúcuta, Medellín, Santa Marta y Soacha: “ Estas 17 IPS se convierten en un modelo a seguir para las 60.579 entidades prestadoras con que contamos hoy”.
Muy bueno para la capital de Norte de Santander que nos exalten de esa manera, pues esto equivale a indicar que tenemos profesionales comprometidos con el ético ejercicio de la función pública siempre con la mira puesta en atender a la población y sus necesidades.
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