Fabián Camilo Arias estuvo 72 días en poder de guerrilleros del Eln, lo movilizaron 2 veces en una camioneta para luego terminar confinado entre paredes. Fue encerrado durante 3 días seguidos sin ver el sol. Se lo llevaron a las malas justo la noche del 2 de octubre del 2023, cuando salió a mover su vehículo para ubicarlo frente a la casa que visitaba por una celebración en Ocaña, Norte de Santander.
Desde esa noche, su comunicación con el exterior era por la rendija de una ventana de una habitación hostil, por donde le entregaban la comida y útiles de aseo necesarios para sobrevivir.
El secuestro de este hombre oriundo de Ocaña pero residenciado en Bucaramanga, lo planearon con antelación, luego de que la guerrilla no consiguió que la familia accediera a una extorsión.
Así lo aseguró a La Opinión, Jorge Arias, papá de Fabián Camilo, quien recordó aquella línea de tiempo, que aún se esfuerza por borrar de su vida.
“Esa noche me enterraron en vida”, dijo.
El drama de la familia Arias se ha repetido cada vez con más frecuencia en Norte de Santander, un departamento que si bien en el pasado no presentaba indicadores particularmente altos en este delito atroz, desde el 2022 los casos vienen en aumento, convirtiendo al departamento en el tercero más afectado del país en 2023, según la Defensoría del Pueblo. Las cifras oficiales evidencian que los casos de secuestro en este departamento, casi se duplicaron entre el 2018 y el 2022.
El padre de la víctima, un empresario de dotaciones hospitalarias, ya estaba dormido en el momento del secuestro de su hijo. A su teléfono insistieron repetidas veces para enterarlo pero el celular estaba en silencio.
“Me levanto temprano a trabajar y por eso mismo me acuesto temprano. Fue un tío que vive conmigo quién me tocó la puerta y nos dio la noticia. Quedé sentado en mi cama. Tenía una impotencia. Esa noche y las siguientes 71 noches fueron un calvario”.
La familia atravesó jornadas difíciles. Con el fin de encontrar consuelo y conciliar el sueño, recurrieron a remedios naturales, buscando así mantener la calma y evitar caer en desesperación.
“Fueron días de pedir a Dios para que le diera fortaleza a mi hijo”, confesó el papá de Fabián.
Están convencidos de que fueron víctimas de un secuestro perpetrado por el Eln y que aquellos que lo capturaron llegaron directamente desde la zona de El Catatumbo. “Esto fue planeado. No se dio de un día para otro; comenzó desde enero de 2023, cuando comenzaron a extorsionarme”, relató Jorge.
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Mientras Fabián Camilo, de 34 años, administrador de empresas agropecuarias y padre de dos hijos, era presa de esta guerrilla, Ana Milena de la Peña, su esposa, no paraba de pedir por redes sociales para que lo dejaran en libertad. Lo mismo hacía Jorge, el papá.
“Quien justifique un secuestro no entiende lo que dice. Debemos concientizarnos de que tener la casa de nuestros sueños, un carro y generar empleo no justifica que tengamos que enfrentar esta incertidumbre. Hoy nosotros somos las víctimas, pero mañana podría ser cualquiera”, agregó Jorge Arias.
La liberación
Las condiciones que lograron la liberación de su ser querido es algo que la familia mantiene en reserva, pero las palabras del padre de la víctima reflejan, en parte, lo que pudo suceder. “Este grupo armado es una empresa dedicada al secuestro. Si yo no hubiera movido cielo y tierra para buscarlo, por parte de ellos, aún estaría secuestrado”, afirmó con determinación.
Fabián se levantó la mañana del martes 12 de diciembre y fue notificado por los hombres que lo tenían, de que ese día volvería a su casa. Y así fue.
El hombre fue sacado por tercera vez en una camioneta, pero esta vez para reencontrarse con los suyos.
Al llegar a un punto de la zona del Catatumbo, su mirada se encontró con la de su padre, Jorge. Emocionados y entre lágrimas, ambos corrieron para abrazarse. El sacerdote católico Ramón Torrado y el defensor del Pueblo en Ocaña, Ever Pallares, fueron testigos.
Pero allí no acabó todo.
Esta familia, como otras miles que han sido víctimas del secuestro en Colombia, quedan marcadas para toda la vida.
“Después del secuestro hay noches todavía de terror, hay noches de miedo, hay días de zozobra. Mi hijo ya tiene más de un mes de haber salido del secuestro y todavía tenemos esa secuela. Solo pedimos a Dios fortaleza para poder pasar este trago amargo y borrar por completo este episodio de dolor”.
Así se ha comportado este delito en Norte de Santander
Si bien la estadística delictiva proporcionada por la Policía Nacional, revela una disminución de los secuestros en Norte de Santander entre 2018 y 2021, el panorama entre 2022 y 2023 cambió drásticamente y presentó un alarmante ascenso.
En 2018, Colombia experimentó 176 casos de secuestro, de los cuales 23, es decir un 13%, ocurrieron en esta región. En 2019, Norte de Santander aportó el 20% (18 casos) de los secuestros del país (92 casos).