“Mataron a Picuri, mataron a Picuri”, era lo que gritaban algunos testigos al ver caer al piso a Breiner David Rincón Arias, luego de recibir por lo menos tres impactos de bala.
En medio del desespero, la comunidad alertó a la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) y, a su vez, trasladó a la víctima hasta la Unidad Básica de Comuneros para que recibiera atención médica de urgencia.
Mientras las autoridades acordonaban la escena para realizar la inspección técnica, el joven era remitido a la Clínica Medical Duarte. Al cierre de esta edición, se debatía entre la vida y la muerte.
En el sitio, fueron encontradas cuatro vainillas calibre 9 milímetros, además de algunas prendas de Picuri, entre ellas, los zapatos y la gorra.
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Según las autoridades, el joven tendría varias anotaciones judiciales por el delito de tráfico de estupefacientes.
Por estupefacientes
Por la calle 11N con avenida 14 del barrio Rosal del Norte transitaba Breiner Rincón, a eso de las 3:45 de la madrugada.
El joven, conocido por ser consumidor de estupefacientes, estaría buscando el camino de regreso a su casa, que está ubicada a tan solo unas cuadras del lugar.
En ese trayecto, fue abordado por un hombre que respondería al alias de Muelas, quien le estaría haciendo un reclamo.
Al parecer, Muelas es la persona que controla el tráfico local de estupefacientes en el barrio y sectores aledaños.
Según algunos testigos, el reclamo estaba relacionado con unas dosis de droga. “Él le decía que se la entregara, que dónde la tenía o qué la había hecho. Como el muchacho le dijo que no la tenía, entonces le pedía una plata”.
Presuntamente, la suma de dinero ascendía a $200.000, que sería el valor por la cantidad de dosis que la víctima tendría.
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“Lo que pasa es que Picuri es expendedor de Muelas y eso lo sabemos todos por aquí. Pero, también es consumidor. De pronto se la consumió y no tenía con qué pagar o puede ser que la vendió y se haya ‘tragado’ la plata, quién sabe”, presumió un residente del barrio.
Ante la negativa de Breiner Rincón, el presunto agresor sacó un arma de fuego y le disparó en repetidas oportunidades, logrando propinarle tres balazos.
Mientras la víctima quedó tendida en el piso, el hombre huyó con rumbo desconocido y se perdió en medio de la oscuridad.
Residente en el barrio
Los vecinos catalogaron a Picuri como un joven criado en el barrio, pero desde que conoció las drogas se convirtió en otra persona.
“Él lleva como cinco años en ese mundo de los estupefacientes. A toda su familia la conocemos porque son de aquí y a él lo vemos desde pelado. Lástima que se haya dañado de esa manera”, comentó una vecina.
Según la comunidad, el joven llega en la madrugada a la casa en donde reside su abuela y su mamá, y se trepa por la pared para poder dormir allí en el piso.
“Uno lo ve y pareciera un ladrón, pero como ya lo conocemos, él solo entra a descansar para seguir su vida de calle”, añadió la mujer.
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