La Cámara de Comercio conjuntamente con la Alcaldía de Ocaña, en cabeza de su alcalde, Emiro Cañizares Plata exaltó el papel desarrollado por la Hermandad de Jesús Nazareno en la organización de la Semana Santa.
El presidente ejecutivo, Fabio Rincón Ortiz reconoce la entrega y dedicación a través de la historia para mantener vivas las tradiciones durante más de 300 años y la reorganización en 1873 por el presbítero José Antonio Acosta a quien se debe también la traída a Ocaña de varias de las imágenes utilizadas durante los actos litúrgicos.
Familias enteras se han vinculado a la congregación para engrandecer las procesiones que conmemoran la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Profesionales de las distintas ramas del conocimiento humano y diferentes oficios se conjugan en la misma fe para perpetuar la memoria con el paso de los tiempos. De manera ininterrumpida asisten incluso ciegos y sordomudos para pagar una promesa o acatar los principios católicos de los antecesores.
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No escatiman esfuerzos para mostrar con inmenso orgullo y colorido los pasos de una Semana Mayor declarada como Patrimonio y Bien de Interés Cultural de carácter departamental.
La fe brota por los poros
Cronistas de la provincia de Ocaña han descrito en los libros la manera como esas costumbres se propagan de generación en generación para conservar las tradiciones.
El escritor Felipe Antonio Molina, recuerda la Semana Santa como “la procesión de ´Los Pasos` que sale de la iglesia principal, recorriendo algunas calles, hasta dar la vuelta y regresar a su punto de partida, al compás de marchas fúnebres. ´La Dolorosa` ha de encontrarse con el Cristo, precisamente, en la esquina de la plaza. Tras de hacerle una respetuosa reverencia, sigue adelante, y así van pasando todos los santos. ´La Magdalena`, ´San Juan`, etc. Los otros pasos representan diversas escenas de la pasión del señor, y por último viene la Cruz, sostenida por un Cirineo ´de verdad`. Entonces la población corre hacia el templo en busca de un sitio adecuado para oír el sermón de las ´Siete Palabras`.
…Hay momentos de gran expectativa: es que llega el Santo Sepulcro, artística obra de madera y cristal, que construyó hace muchísimos años un tal maestro Marín, cuyo nombre se pierde en la noche de los tiempos”.
Las procesiones de Semana Santa y toda la conmemoración religiosa en sí, constituyen una de las manifestaciones religiosas más antiguas de Ocaña, estando a la par en solemnidad con las de Pamplona y Popayán, con la diferencia de que estas ciudades han sabido promoverlas más desde el punto de vista del atractivo turístico, según indica el veterano nazareno Ciro Alfonso Areniz Guerrero.
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El Plan Básico de Ordenamiento Territorial de Ocaña (2002– 2011), reconoce la Semana Santa como uno de los certámenes culturales relevantes. Así mismo, el Decreto 1144 de 31 de diciembre de 2003, expedido por la Gobernación de Norte de Santander, declara a la Semana Mayor como Bien de Interés Cultural de carácter departamental, reivindicando con ello el sitial de honor que merece esta conmemoración tradicional del pueblo ocañero.
Profunda devoción
La devoción para pertenecer a la Hermandad de Jesús Nazareno comienza en casa, ya que la ilusión de los padres es que sus hijos sigan sus pasos.
Es así como familias enteras se preparan con antelación para asistir a los distintos actos litúrgicos programados por la iglesia católica.
Más de 450 personas entre hombres, mujeres y niños conforman el conglomerado para dar testimonio firme y categórico de la profunda devoción.
Creada la Diócesis de Ocaña en 1962, su primer obispo, monseñor Rafael Sarmiento Peralta abrió su corazón a los nazarenos y se convirtió en el gran consejero, al igual que el padre José Francisco Rodríguez Salazar, cura párroco de la Catedral de Santa Ana.
A pesar de las dificultades económicas, la hermandad sigue más viva que nunca promoviendo la fe católica en esta zona del país.
Desde el inicio de la semana mayor son los encargados de llevar sobre sus hombros las imágenes que representan la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
“El objetivo fundamental es difundir y mantener la fe en las tradiciones propias de la Semana Santa, propagando permanentemente los dones de la humildad, sencillez y obediencia de cualquier grupo católico”, señaló Areniz Guerrero.
El atuendo consta de hábito, capirote, pañoleta, cinturón y sandalias. Llevan dos hábitos, uno blanco y otro azul, los cuales representan la uniformidad y el compromiso que adquieren al vincularse a la hermandad. El capirote es la prenda ubicada en la cabeza y que cubre igualmente el rostro en señal de humildad, entrega, dedicación, sacrificio e igualdad del hombre.
Utilizan además cinturones, uno blanco y otro negro y por medio de ellos se representan los pecados del mundo y divulgan que Jesús murió crucificado para salvar al mundo. Cada cinturón tiene tres nudos, lo que simboliza los tres clavos de Cristo. En cada extremo cuelgan hasta la altura de los tobillos, dos borlas que representan las heridas de Jesús.
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La pañoleta es la prenda que llevan sobre los hombros y son de color blanco y negro. Recuerda la pesada cruz que Jesús llevó por la humanidad. Y las sandalias significan la humildad que los nazarenos deben profesar.
Vivas tradiciones en Ocaña
Miles de fieles procedentes de distintos rincones del país acuden a los templos para renovar los votos de fe y trazar planes encaminados a la prosperidad en el interior de sus hogares.
“Es una tradición heredada desde la península ibérica, traída a territorio americano por los monjes durante la época de la colonia, quienes eran los encargados de evangelizar a las comunidades indígenas”, señala el presidente de la Academia de Historia de Ocaña, Luis Eduardo Páez García.
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El canciller de la Catedral de Santa Ana, presbítero David Uzcátegui indica que estos episodios son representados por el pueblo católico para simbolizar el misterio de Cristo que busca salvar al hombre del pecado, resaltando que “es el momento propicio para que los padres de familia inculquen valores a sus hijos, especialmente el amor, promovido por el papa Francisco”.
Semana Santa en familia
Autoridades civiles, militares y eclesiásticas implementan un Plan Integral de seguridad en Semana Santa para brindar protección a propios y visitantes.
El alcalde de Ocaña, Emiro Cañizares Plata, conjuntamente con los secretarios del despacho, la Fuerza Pública y organismos de socorro despliegan las acciones a través del Puesto de Mando Unificado en aras de mantener la tranquilidad en la región.
El mandatario dispuso de todos los elementos para garantizar la movilidad, seguridad y participación en los distintos eventos organizados por la Diócesis de Ocaña y Hermandad de Jesús Nazareno.
Tanto el Ejército colombiano como la Policía Nacional desarrollarán retenes sobre los corredores viales y estarán pendientes de las disposiciones como el pico y placa y cierre de las calles para el paso de las procesiones sin contratiempo alguno.
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Los organismos de socorro harán lo propio para atender cualquier eventualidad y brindar los primeros auxilios en los diferentes actos litúrgicos.
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