La Hidalga Villa de Caro, amurallada de cerros y con un clima agradable, encierra un embrujo especial en cada uno de los patrimonios históricos como epicentro del turismo en la zona del Catatumbo, afirma el promotor cultural Mario Castellanos Chinchilla quien trabaja en una propuesta para impulsar los atractivos.
El líder cívico logró incluir en el Plan de Ordenamiento Territorial de Ocaña, la creación de dos recorridos y la comuna histórica para conservar los sitios más emblemáticos de la ciudad.
“El objetivo es materializarlo en los planes de desarrollo tanto del orden municipal como departamental para canalizar recursos encaminados a la preservación. Ocaña, epicentro de la dinámica cultural, social y económica del Catatumbo tiene muchas reliquias arquitectónicas y se debe mostrar a propios y visitantes”, recalcó.
La iniciativa es el punto de partida de ese recorrido donde la gente disfrute de los paisajes naturales, las calles empedradas, templos antiguos, museos, mitos y leyendas del imaginario popular, reitera Castellanos.
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“Una vez conozcan la ciudad por dentro, podrán viajar al Santuario del Agua de la Virgen donde se venera la imagen de la patrona de Ocaña, bajo la advocación de La Torcoroma. Luego un paseo por el Área Natural Única de Los Estoraques en La Playa de Belén y Piedras negras en el vecino municipio de Ábrego.
Una mirada a la historia
El primer recorrido integra la hacienda Villa Barbosa de la vereda La Pradera, donde Bárbara Vicenta Lemus, la mujer que se vistió de hombre para asistir a la Gran Convención de Ocaña, departía a manteles con Francisco de Paula Santander y Simón Bolívar sobre las gestas independentistas.
Luego la vieja casona Calderón de la Barca como testigo muda de las andanzas de los conquistadores. También la fábrica de gaseosas Calle, a principios del siglo pasado, templo de Jesús Cautivo, complejo histórico de San Francisco, calle empedrada del Embudo donde se teje la leyenda del personaje mítico Antón García de Bonilla y la promesa incumplida a Santa Rita.
Los turistas podrán admirar los murales de los arrieros, la arepa ocañera, personajes típicos, capillas y monumentos en las paredes de las viviendas en los barrios La Costa, La Favorita y El Molino donde empieza el viacrucis ecológico hacia el cerro de la Santa Cruz.
El segundo eje turístico urbano principia en el colegio José Eusebio Caro Ibáñez, donde se meció la cuna del insigne poeta, pasando por la capilla de patrona la virgen de la Torcoroma y la catedral de Santa Ana.
Acto seguido se llegará al club Ocaña donde se hospedó Bolívar luego del paso glorioso de la campaña libertadora. En el museo Antón García de Bonilla conocerán el proceso histórico desde los indígenas, conquistadores, las gestas de la independencia hasta nuestros días, reitera el promotor cultural.
También se integra el templo de San Agustín y finaliza con las escalinatas hacia el cerro tutelar de Cristo Rey, un mirador turístico que cumple 90 años del monumento fundido en Barcelona, España, puntualizó.
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“Con la unión de voluntades se puede fortalecer la identidad cultural con las riquezas patrimoniales. Más que unas rutas, es ilustrar a la gente sobre la huella dejada por los antepasados para revivir la historia a través de los murales”, señala el artista plástico Alexander Motta.
Fervor religioso brota por los poros
Según el presidente de la Academia de Historia, Luis Eduardo Páez García, la tradición católica se remonta a la época de la Colonia y es desde allí cuando comienza a configurarse el cúmulo de sentimientos cristianos que culminan, hoy en día, con las visitas habituales a los centros de devoción referidos a Jesucristo, María o los santos.
Miles de feligreses suben la montaña hacia el santuario del Agua de la Virgen donde se venera la imagen de la Torcoroma, patrona de los ocañeros.
Se puede llegar por el camino peatonal o por la carretera a diez kilómetros del casco urbano. En ese sitio, según la tradición, apareció la imagen de la virgen María el 16 de agosto de 1711. La capilla data de 1875. Fue sometida a restauración, la cual se concluyó en 1974, siendo ministro de Obras Públicas, Argelino Durán Quintero.
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El 26 de noviembre de 1984, por medio del Decreto 2861, emanado de la Presidencia de la República, se declaró el conjunto como Monumento Nacional.
Templos tatuados en el corazón de fieles
En el casco urbano de Ocaña se encuentra un gran número de templos que conservan el estilo colonial.
Jesús Cautivo: Localizado hacia el sur de la ciudad, en el barrio El Carretero. Su construcción se inició en 1895 y fue bendecida solemnemente hacia 1903, una vez terminada la Guerra de los Mil Días. Se venera en esta iglesia una imagen en piedra de Jesús, aparecida según las crónicas, en 1846. Fue declarada como Bien de Interés Cultural de Carácter Departamental, por Decreto 1144 de 31 de diciembre de 2003, de la Gobernación de Norte de Santander. Los militares encomendaron la operación Jaque a Jesús Cautivo de Ocaña.
Iglesia urbana de la virgen de La Torcoroma: Localizada sobre la Calle Real (calle 11) con carrera 11, esquina. Construcción arquitectónica religiosa de estilo colonial. Data de 1749, muros de cal y canto y teja española; su arquitecto fue el español Manuel de Alba. Fue declarada como Bien de Interés Cultural de carácter Departamental, mediante Decreto 1144 de 31 de diciembre de 2003, expedido por la Gobernación de Norte de Santander.
Histórico templo de San Francisco: iniciado en 1584 por el séptimo provincial de la orden franciscana radicada en Ocaña, fray Francisco Gaviria. Terminada en 1633 y dedicada al adoctrinamiento de los indígenas de la zona, a la par que servía también como centro para el culto católico de blancos y mestizos.
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La edificación del templo de San Francisco se atribuye a don Francisco Fernández de Rojas, hijo del capitán Francisco Fernández de Contreras, fundador de Ocaña. El convento de San Francisco sufrió en algunas épocas los avatares de las reformas políticas y las angustias económicas que estuvieron a punto de clausurar sus actividades. Allí se desarrolló en 1928 la Gran Convención de Ocaña.
Iglesia de Santa Rita: arquitectura religiosa tradicional. Data del siglo XVII. Funcionó allí la Santa Inquisición. Su nombre está vinculado, junto con la llamada calle del Embudo, a la leyenda del encomendero Antón García de Bonilla. Bien de Interés Cultural de Carácter Departamental, Decreto 1144 de 31 de diciembre de 2003, de la Gobernación de Norte de Santander.
Iglesia de San Agustín: Fue erigida en 1596 con la colaboración de don Juan Quintero Príncipe, teniendo como nombre inicial la Ermita de San Sebastián. Operó como sede del Convento de la orden agustina a partir de 1634, tomando entonces el nombre de iglesia de San Agustín. Fue iglesia doctrinera de la cual partió la colonización de lo que hoy es sur del Cesar. Ha tenido varias intervenciones, la última en 2007. Es Bien de Interés Cultural de carácter departamental, por Decreto 1144 de la Gobernación de Norte de Santander.
Catedral de Santa Ana: construida frente al costado sur del parque del 29 de mayo. Comenzó a ser levantada en 1576, pero sólo fue hasta el siglo XVII cuando culminó la obra. En 1875 el sismo que destruyó la ciudad de Cúcuta, echó por tierra la torre y lesionó gravemente la estructura de la edificación. Es la iglesia matriz de Ocaña, dedicada a la advocación de Santa Ana. En su costado derecho se levanta el Palacio Episcopal, sede de la diócesis. Bien de Interés Cultural de Carácter Departamental, según Decreto 1144 de 31 de diciembre de 2003, de la Gobernación de Norte de Santander.
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Iglesia San Antonio de Padua: la construcción se inició el 28 de febrero de 1904, gracias a la iniciativa del Presbítero Guillermo Fajardo Castañeda. Fue declarado Bien de Interés Cultural de Carácter Departamental mediante Decreto 1144 de 31 de diciembre de 2003, expedido por la Gobernación de Norte de Santander.
Monumento a Cristo Rey: estatua de bronce con baño de cobre, fabricada por la Casa Bochaca, de Barcelona (España). Tiene 6 metros de altura; diámetro completo del cráneo, 1.82 m, espesor del dedo pulgar, 0.21 m; ancho completo del busto, 3.96 m. Pedestal construido en ladrillo y cemento, con una altura de 12 metros; base en forma octogonal con un perímetro de 31.75 m. Total de la altura del monumento: 18 metros.
La bendición se llevó a cabo el 17 de agosto de 1935. Representa a Cristo con los brazos extendidos. Se encuentra localizado sobre el antiguo Alto del Hatillo o Cerro de la Horca, al nororiente de la ciudad. Bien de Interés Cultural de Carácter Departamental, Decreto 1144 de 31 de diciembre de 2003, expedido por la Gobernación de Norte de Santander.
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Monumento a la Santa Cruz: se encuentra localizado en el antiguo cerro de El Molino, al suroccidente de Ocaña. Su construcción se inició hacia finales de 1944 por iniciativa de don Rafael Pineda. El 6 de mayo de 1945 se efectuó su bendición solemne. El monumento consta de una base de material sobre la cual reposa una esfera que simboliza el mundo, y sobre esta, una cruz de cemento y hierro.
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