Entre colores, trazos casi perfectos y creatividad, 50 mujeres de la Fundación Frida Kahlo se autorretrataron, dejando ver su cambio luego de ser víctimas de trata de personas y prostitución.
Sus muestras artísticas fueron expuestas en la galería ‘El arte de sanar’, ubicada en el Centro Cultural Quinta Teresa, tras finalizar su proceso de arte terapia.
Con sonrisas, dejando ver el brillo en sus ojos y hasta con una que otra lágrima tocando sus mejillas, muchas de ellas agradecían a la fundación por ser su espacio seguro; el que durante años buscaron y al que finalmente llegaron.
Magaly Castañeda Rincón, directora y fundadora de la Fundación Frida Kahlo, restaurando vidas – ONG, le contó a La Opinión el origen y su motivación para abrirles las puertas de un espacio a las mujeres que han sido víctimas de Violencias Basadas en Género (VBG) y trata de personas.
Su iniciativa por crear este centro de atención se hizo realidad el 17 de enero de 2020, luego de que por meses su celular no dejara de sonar.
Muchas mujeres la llamaban y le pedían que no las dejaran solas. Algunas con hambre, otras queriendo salir de su tormentoso mundo, pero sin conocer qué ruta seguir, le pedían a Magaly que las guiara.
Fue así que inició la fundación, a la que además nombró Frida Kahlo porque una mujer artista como esta autora, es inspiración para muchas. Ella al igual que todas las mujeres que han llegado a la fundación, también fue víctima de violencia.
Sin embargo, su luz no se apagó y finalmente su refugio fue la pintura, donde se retrataba ella misma porque era quien más se conocía.
Precisamente es eso lo que en la institución promueven, “primero me conozco, me amo y después así puedo amar a los demás con empoderamiento para no permitir que alguien vulnere mi cuerpo”, sostuvo la directora.
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Desde que iniciaron han atendido a más de 3.500 mujeres que han sido víctimas de violencia, entre esas el 66% migrantes y el otro 34% de origen colombiano.
Para darse a conocer y salvar a más mujeres, la fundación ha llegado a prostíbulos, bares, hoteles y zonas de tolerancia. “Hacemos recorridos y ellas nos llegan ahí, pero en algunos casos llegan por otras mujeres que las remiten”, dijo Magaly Castañeda.
Dependiendo de la necesidad de cada una, se activa la ruta de atención para mujeres víctimas. En el espacio hay profesionales en trabajo social, psicología, derecho y artistas, listos para apoyar, salvar, restaurar y reincorporarlas a la vida.
Con 80 víctimas inició el grupo y ahora se siguen sumando más, las cuales a través del arte han logrado cambiar sus rutinas.
La fundación se encuentra ubicada en la avenida 0A #3 – 51, del barrio Lleras Restrepo.
Según su fundadora Magaly Castañeda, el año pasado 44 mujeres denunciaron ser víctimas de trata de personas y para este año, hasta el mes de abril, se habrían reportado 40 casos. Cifras alarmantes.
“Es un subregistro porque desde la fundación solo un 5% de las mujeres atendidas deciden denunciar, esto se debe al miedo a sus proxenetas o a la falta de confianza en la institucionalidad”, manifestó Castañeda Rincón.
Historias en colores
Con la piel erizada y señalando con orgullo su retrato vivo, ahora en colores, pese a que una vez lo vieron gris, 50 mujeres de la Fundación Frida Kahlo contaron con orgullo que transformaron sus vidas y aunque una vez les sembraron miedo, ahora les han crecido alas y esperanza.
Con su proceso, algunas de años y otras de meses, se han convertido en mujeres soñadoras, empoderadas y valientes. El arte ha sido su forma de sanar.
Las integrantes de la fundación fueron víctimas de explotación sexual y Violencias Basadas en Género (VBG). Entre ellas, hay mujeres migrantes, retornadas y colombianas.
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Isabela*, con 27 años, en 2018 salió de su casa en Venezuela. Al llegar a Cúcuta con su título de docente en la maleta para buscar trabajo, se encontró de frente con la desgracia; la robaron y sin un solo peso, su única opción fue dormir en la calle.
Sin dinero y sin conocer la ciudad, inició en la prostitución, pero nunca le contó a su familia. La vergüenza nunca la dejó.
Hoy tiene 33 años, y su vida cambió, con una sonrisa contó que ahora es emprendedora, soñadora, con alas de muchos colores y que va sin frenos. “Lo que veo en mi retrato es que, como dijo Frida Kahlo: ‘Nos sembraron miedo, nos crecieron alas’, alas de mujer soñadora, emprendedora, guerrera y de que nada me va a quedar difícil”, añadió.
Camila* una mujer trans, también migrante, fue víctima de trata de personas. Un día, mientras iba y venía por la frontera de Colombia con Venezuela, por Villa del Rosario, siendo peluquera, le ofrecieron otro trabajo, al que ella ciegamente accedió sin saber que se trataba de una red de trata de personas.
Allí tuvo que prostituirse por seis meses, hasta que finalmente pudo escapar con un amigo.
Hoy en día, se dedica a las manualidades, con sus manos ahora hace arte y abraza su vida con su creatividad.
‘No queremos cerrar’
Pese a que han sido cuatro años de acogida y recorrido por las calles de Cúcuta, para que varias mujeres se liberen de la sombra de la prostitución y la violencia, la fundación hoy se enfrenta a una situación complicada, donde sus puertas podrían cerrarse.
Lo que con tiempo armaron con sus uñas, está a punto de acabar, porque los ingresos han disminuido.
El año pasado, terminaron con el espacio que establecieron de niñez, creado para las mujeres que llevaban a sus hijos a la fundación, y no quieren que suceda lo mismo.
Es por eso que, para intentar mantenerse, a través de sus redes sociales lanzaron la campaña Donando Alas, donde esperan que más personas puedan seguir apoyándolas.
*Los nombres son ficticios.
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