Pese a los anuncios del Gobierno nacional encaminados a salvaguardar los cultivos de cebolla en pico de cosecha, el producto procedente de Perú sigue llegando a la plaza de mercado del municipio de Ocaña.
Unas 7 mil familias de la zona del Catatumbo atraviesan por una difícil situación económica ante la competencia que repercute en los precios en esta región del país.
Los labriegos esperan controles efectivos en la frontera para mitigar el descalabro, ya que las entidades bancarias no dan espera.
La crisis es tan profunda que han llegado a los extremos de arrojar grades cantidades del producto al río, ya que es más costoso pagar fletes desde el campo hacia la ciudad.
“No es rentable, estamos trabajando a pérdida, los insumos están por las nubes, no alcanza ni para pagar la mano de obra de los obreros y el combustible cada vez más caro”, afirmó el gerente de la Cooperativa de Productores de Cebolla de la provincia de Ocaña, Miguel Humberto García Bayona.
Instan a los gobernantes de turno a establecer estrategias especiales para proteger el producto insignia en vía de extinción a raíz de la comercialización sin control alguno.
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El presidente de la junta directiva de la Federación de Productores del Catatumbo, (Fedeprocat), Wilmar Rangel manifestó que la situación es bastante difícil y hace un llamado al Gobierno nacional, para revisar los acuerdos y controles efectivos para mitigar los efectos de la importación.
Ajustes a la salvaguarda
Los integrantes de la Asociación de Cebolleros manifiestan que los asesores de los ministerios de Agricultura y Comercio estructuraron el decreto, pero los topes quedaron muy altos. “Se permite la importación hasta 4 mil toneladas y entonces inundan los mercados. Para cumplir con los acuerdos internacionales se debió bajar a mil toneladas con el fin de proteger a ese renglón de la economía”, explica el líder campesino Miguel García.
Indicó que en la actualidad hay represadas 90 mil cargas en los municipios de La Playa de Belén, Ábrego, El Carmen, Ocaña, San Calixto y Bucarasica a la espera de un buen precio, pero es imposible, ya que los funcionarios del alto Gobierno no se percataron del volumen.
Los representantes de los cebolleros proponen revisar detalladamente y hacer los ajustes correspondientes para frenar el ingreso del producto, afectando la alicaída economía regional.
“Por el afán de firmar la salvaguarda no hubo el suficiente análisis de expertos, ni mucho menos consenso entre los agricultores. Fue una decisión unilateral sin tener en cuenta los criterios de peso y lo pactado en las mesas técnicas”, recalcó.
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Asegura que la mayoría de los cultivadores están endeudados con los bancos, a punto de perder las parcelas, ya que están hipotecadas. “Es una de las peores crisis de todos los tiempos, la carga la pagan hasta 120 mil pesos cuando los costos de producción superan los 200 mil pesos”, agrega.
Prefieren botar el producto
Los campesinos de la provincia de Ocaña y zona del Catatumbo no encuentran más caminos coger ante la profunda crisis alimentaria debido a la importación de los productos.
El presidente de la Asociación de cebolleros de Mesa Llana, San Calixto, Said Arcángel Sánchez Rodríguez, manifiesta que las pérdidas superan los 5 mil millones de pesos y clamó al Gobierno nacional medidas contundentes para frenar la importación.
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Muchos de los campesinos en el Catatumbo han decidido dejar que la cebolla se pierda en sus fincas o terminar arrojándola al río antes que incrementar los costos con el transporte y desplazamiento a los mercados regionales. De no encontrar una solución, han dicho que entrarán en paro y se tomarán las vías de Norte de Santander para que el gobierno les preste atención.
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