Pérdidas incalculables
El presidente de la Asociación de Productores de cebolla y fríjol, Said Arcángel Sánchez Rodríguez manifestó que son grandes las pérdidas por los cambios climáticos, por lo que solicita la ayuda de los distintos estamentos locales, regionales y nacionales para conjurar la crisis agropecuaria.
“El invierno ha golpeado bastante duro a esta región y prácticamente todos los caseríos de la sabana están incomunicados con el casco urbano y lo grave del caso es que las lluvias continúan”, dijo Sánchez.
Los cálculos preliminares apuntan a unos 3 mil campesinos afectados de las veredas San José de la Sabana, Casas viejas, Algarrobo, Fátima, Chimineca, Cucurina, Laguneta, Burgama, Vista hermosa, Mesa llana, La Quina y Las Chircas.
“La situación es bastante difícil, ya que los torrenciales aguaceros afectan cultivos de yuca, plátano, tomate, cebolla, pimentón, café y cacao. Las lluvias han causado estragos, se ha llevado las mangueras para conducir el agua, los niños no pudieron ir a la escuela, las vías terciarias están deterioradas, ni para conducir motocicletas por el lodo acumulado. Mi hija fue arrastrada por un arroyo y casi pierde la vida”, dijo la vocera comunal de la vereda Burgama, María Celina Ortega García.
Los labriegos han salido a la vera de la carretera con la intención de retirar los derrumbes a pico y pala, pero señalan que es bastante difícil debido a la magnitud de lodo, piedras y árboles desprendidos desde lo alto de la montaña.
Los damnificados esperan las ayudas humanitarias para conjurar el desastre natural.
“La tempestad duró como unas 5 horas, inundó viviendas, se ahogaron pollitos y gallinas, acabó con las carreteras, desprendió las mangueras que abastecían los acueductos de la región”, agregó Ortega.
Los damnificados manifiestan que muchas familias se encuentran en zonas de alto riesgo, por lo que se han tenido que desplazar hacia viviendas de familiares y amigos para dormir, ya que temen que se presente una avalancha en horas de la noche.
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“No contamos con agua para preparar los alimentos porque baja turbia, necesitamos mercados, pues las cosechas se perdieron. Existen muchos niños y adultos mayores con problemas agudos respiratorios y no hay vía para trasladar a los pacientes o personas arrastradas por las corrientes”, precisó Ortega.
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