La horrible noche
Su hijo Marcel Mena implora piedad, señalando que una persona de tan avanzada edad no merece ser sometido a ese suplicio y se ofrece en un canje para el retorno de su padre al seno del hogar.
Un sentimiento de frustración embarga a todos los seres queridos al no encontrar respuestas al clamor de libertad debido a los quebrantos de salud. “La prolongada retención genera impotencia de no poder hacer nada, no nos llaman, es una incertidumbre muy grande, una pesadilla atroz que no se acaba, como dice el himno nacional: una horrible noche la que estamos viviendo que no termina, son muchos sentimientos encontrados, el tiempo pasa y nos preocupa la edad ya que es el secuestrado más longevo no solo de Colombia, sino del mundo”, agregó.
La angustia se acrecienta en el seno de su hogar al no conocer detalles sobre el cautiverio y las condiciones de salud.
“Todos estamos secuestrados por la incertidumbre, muchos no podemos conciliar el sueño, pensando en la suerte de un paciente insulinodependiente con una dieta especial, operado del corazón, además la edad nos hace pensar muchas cosas, a ratos nos deprimimos y tememos salir a la calle”, confiesa.
Confían en las acciones del grupo Gaula, La Defensoría del Pueblo y el acompañamiento de la Diócesis de Ocaña, pero no encuentran rastro alguno.
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“Queda la esperanza, aferrados a un milagro para que ablande el corazón de los captores, a él mucha fortaleza y a ellos pruebas de supervivencia”, añadió.