José Alcibíades Cárdenas es un emprendedor de 57 años quien, debido a la situación económica de su familia, en su infancia no pudo acceder a la educación y por tal razón creció sin saber leer ni escribir. A lo largo de su vida se dedicó a trabajar como jornalero en diferentes fincas de Puerto Boyacá (de donde es oriundo).
En el campo aprendió a elaborar embutidos de carne de cerdo y de res y, además, desarrolló un gusto especial por la preparación de chorizos. Pero en 2017, él y su familia fueron desplazados por la violencia y se vieron obligados a migrar a San Vicente del Caguán (Caquetá).
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Allí, dotado de una habilidad natural para preparar deliciosos chorizos, se aventuró en el mundo del comercio y adquirió un carro ambulante. Ahí arrancó su emprendimiento ‘Chorizos el gordo’.
Cinco años después, José se unió a Emprendimientos Productivos para la Paz (Empropaz), un programa transformador de Bancamía que ha marcado la diferencia en la vida de emprendedores que se encuentran en zonas afectadas por la violencia y la pobreza.
A pesar de no haber tenido la oportunidad de estudiar y de no tener habilidades lectoescritoras, este emprendedor inició con entusiasmo su formación, la cual realizó bajo una metodología adaptativa que fue desarrollada especialmente por su asesora empresarial para facilitarle el proceso de aprendizaje por medio ejemplos y ejercicios en los que se usaron dibujos y referentes cercanos que le ayudaran a comprender los temas.
“El proceso con José significó adaptar nuestro método de enseñanza al estilo de aprendizaje que él necesitaba. Implementamos muchas metodologías didácticas como estrategias con dibujos, actividades de imitación, mapas mentales para crear conexiones”, afirmó Ximena Herrera, oficial de Productividad de Empropaz para Caquetá, quien se encargó de acompañar al emprendedor durante su proceso formativo.
Sin embargo, las finanzas siempre fueron un terreno conocido para él. Empropaz lo guió hacia un manejo más eficiente del dinero. Actualmente, y gracias al programa, él está pensando en la posibilidad de validar su bachillerato, ya que tiene claro que la educación continua es la clave para el crecimiento sostenible de su negocio.
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Uno de los cambios más grandes que tuvo su emprendimiento fue en la imagen que proyectaba. Además, José identificó a sus competidores, forjó alianzas estratégicas y definió metas claras con el apoyo integral de Empropaz.
“Gracias a Empropaz pude adquirir un triciclo con un parasol, comprar materia prima e impulsar mi negocio”, sostuvo José Alcibíades. Y es que, debido a este proceso pedagógico, va por su segundo crédito otorgado por Bancamía para seguir invirtiendo en su negocio.
Ximena Herrera aún recuerda con agrado cómo el día en el que le desembolsaron el primer crédito semilla se fue a negociar y a comprar su carro propio, demostrando independencia y, también, que los objetivos del programa se estaban cumpliendo.
“Para lograr este proceso de alfabetización empresarial son fundamentales dos cosas: la primera, adentrarnos en el sistema cultural de la persona y, la segunda, tener mucha disponibilidad de escucha”, concluyó Herrera para quien su pupilo es un ejemplo a seguir para otros emprendedores de San Vicente del Caguán.
Los resultados de Empropaz
Bancamía -entidad de la Fundación Microfinanzas BBVA- en alianza con USAID, la Corporación Mundial de la Mujer Colombia y la Corporación Mundial de la Mujer Medellín/De Mis Manos, han venido trabajando con su programa Empropaz por medio de la formación empresarial personalizada y de procesos de inclusión financiera en condiciones especiales para llevar oportunidades de desarrollo sostenible a microempresarios vulnerables en zonas afectadas por la violencia y la pobreza.
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Algunos de ellos no cuentan con habilidades de lectoescritura, lo que ha llevado a implementar innovadoras estrategias de enseñanza.
El programa ha atendido a más de 10.400 personas de las cuales un 35,5% solo ha cursado hasta secundaria y el 45% corresponde a mujeres cabeza de hogar. Así mismo, un 29% manifiesta pertenecer a alguna comunidad étnica (pueblo indígena, comunidad afrocolombiana, entre otros).
Adicionalmente, Empropaz reporta que, al ingresar al programa, un 39% de los participantes se encontraba en pobreza extrema. Así mismo, quienes ya finalizaron su ruta, han logrado un incremento del 84% en ventas, del 70% en utilidades y de un 164% en los activos de sus negocios.
Para Empropaz, la flexibilidad metodológica es fundamental para un correcto ejercicio pedagógico de acuerdo con el perfil de cada participante. Es por esto que, a través de su modalidad virtual Empropaz en Línea se han atendido a más de 1.500 personas, 76% mujeres y 12% con primaria a lo sumo.
Así mismo, la adaptación del sistema de enseñanza ha permitido que personas como José Alcibíades Cárdenas, quien es una de las personas sin habilidades de lectoescritura que atiende el programa, puedan capacitarse en temas como contabilidad, marketing digital, innovación de productos y desarrollo organizacional, entre otros, para así obtener los beneficios de poseer conocimientos y herramientas para desarrollar una sólida estrategia de negocio.
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