El liderazgo juega un papel muy importante en la promoción de la creatividad y la innovación, a través del impulso a la motivación de las personas y estableciendo una visión de innovación para el futuro orientada a lograr objetivos específicos.
El estilo de liderazgo transformacional ha probado ser el más eficaz y eficiente para adaptarse al cambio en cualquier organización, e incluso para generarlo.
“Desde la alta gerencia es posible fomentar la creación de nuevos productos, procesos, propuestas o modelos de negocio para crear valor agregado para los clientes y empleados”, explica Sandra Ávila, Líder de Manpower Business Professionals, la línea de negocio de ManpowerGroup enfocada en soluciones para la búsqueda de talento humano de media y alta gerencia.
Y añadió: “la innovación incluye el desarrollo de la conceptualización, experimentación y ejecución de ideas, estrategias y procesos que otros consideran novedosos y que otorgan beneficios añadidos, ya sea en el resultado del producto final o en los procesos para elaborarlo”.
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La innovación también es una fuerza fundamental capaz de impulsar el crecimiento económico. Precisamente por eso, la mayoría de las empresas más exitosas del mundo tienen algo en común: una cultura de innovación promovida por sus líderes.
Un estudio de la Universidad de Ton Duc Thang, en Vietnam, encontró que desde el liderazgo es posible afectar positivamente el desempeño de la innovación, bajo el efecto moderador del aprendizaje interno. La práctica constante de relaciones de confianza y el fomento del aprendizaje continuo como parte de la cultura corporativa, permiten a las empresas mejorar su capacidad de innovación organizacional.
Exhortar a los empleados a experimentar y poner en práctica su creatividad, alentar el trabajo colaborativo, y cultivar una cultura de aprendizaje y crecimiento, son objetivos esenciales para el liderazgo que busca promover la innovación y la creatividad en su organización.
“En el esquema para fomentar la innovación, la primera prioridad de la alta gerencia es involucrar a las personas correctas de su organización en el momento justo en el que inicia el trabajo creativo. Es importante que el espacio de interacción acepte, e incluso abrace la posibilidad del fracaso, animando a los empleados a intentarlo de nuevo, en lugar de desalentarlos”, asegura Ávila.
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El ejecutivo agrega que este tipo de interacciones solo son posibles cuando el líder reformula el rol de los empleados, y en lugar de ejecutar una estrategia unidireccional, les permite y los incentiva a interactuar de forma bidireccional para aprovechar su creatividad e imaginación.
Apoyar la innovación a través del tiempo, los recursos y la confianza
La falta de tiempo es uno de los principales inconvenientes para promover la innovación en las empresas. Muchos trabajadores están muy ocupados con sus tareas diarias como para poder intentar aplicar nuevas ideas. Por esa razón, Ávila enfatiza que es necesario, desde el liderazgo, abrir espacios y tiempo para que nuevas ideas, conceptos y estrategias puedan surgir y ser desarrolladas.
Habilitar horas de la jornada laboral, o incluso un día de la semana, para pensar y desarrollar ideas innovadoras es una buena práctica para promover la innovación en distintas áreas como nuevas fuentes de ingreso, nuevos productos y optimización de procesos.
Alentar y permitir la colaboración integrando diferentes perspectivas
Para Sandra Ávila, el mito del inventor solitario no tiene cabida en el contexto empresarial interconectado de hoy en día. Los líderes de las organizaciones deben abrir espacios colaborativos para poder contar con el potencial e integración de distintos talentos.
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La mayoría de las innovaciones son posibles gracias a la contribución de muchas personas. Para muestra, algunas de las empresas más innovadoras del mundo, como Wikipedia o InnoCentive, están basadas en la colaboratividad y no serían posibles sin una fuerte red de colaboración.
En aquellas empresas con una jerarquía muy marcada, donde la estructura y las diferencias de estatus dificultan el intercambio fluido de ideas, es vital facilitar espacios colaborativos para que más personas puedan ser escuchadas.
“Asimismo, reconocer a aquellas personas que ayudan a otros a tener éxito, a que sus ideas sean tomadas en cuenta en beneficio del resto, con un enfoque colaborativo, es una pŕactica fundamental para impulsar la innovación en las organizaciones”, afirma Ávila.
Aceptar el fracaso y estimular la perseverancia
Una de las acciones más influyentes del liderazgo hacia los trabajadores es la reacción al fracaso. La ejecutiva de ManpowerGroup destaca la importancia de que la promoción a la innovación incluya altos niveles de comprensión y el patrocinio de la experimentación y aprendizaje a través del fracaso. “Una cultura organizacional en la que exista aversión a la derrota, difícilmente podrá ser suelo fértil para la innovación”, asegura.
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El miedo al fracaso es más común en aquellas empresas que han aumentado en tamaño. Las compañías no solo se vuelven más conservadoras a medida que crecen, sino que el miedo también puede hacer que los gerentes sean más propensos a negar cualquier fracaso y estén más ansiosos por borrar todo recuerdo del mismo.
No obstante, el potencial de crecimiento, éxito y bienestar que provee la innovación debe ser priorizado por encima de la aversión al fracaso. Cualquier negocio que busque innovar vigorosamente tendrá que experimentar el fracaso en algún momento, y cuando suceda, la organización tendrá la oportunidad de aprender, mejorar procesos, fortalecer el trabajo en equipo e intentarlo de nuevo.
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